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Arrimadas trata de mantener la estructura centralista de Rivera e Igea anuncia batalla

El vicepresidente de Castilla y León reclama mayor autonomía para los territorios en Cs, que seguirían controlados por la Ejecutiva.

El vicepresidente de Castilla y León reclama mayor autonomía para los territorios en Cs, que seguirían controlados por la Ejecutiva.
Inés Arrimadas. | EFE

Albert Rivera lo tuvo siempre muy claro, tanto que presumía de ello en público. "Aquí no queremos un PSC" repetía incansablemente el expresidente de Ciudadanos cuando se le preguntaba por la estructura del partido naranja, insólitamente centralista en comparación con sus competidores. Al margen del caso extremo de los socialistas catalanes –en puridad un partido autónomo e independiente del PSOE, aunque siempre aliado a él– tanto socialistas como PP, y no digamos Podemos con sus confluencias, tienen direcciones autonómicas fuertes, que celebran sus propios congresos regionales y con autonomía con respecto a la dirección nacional.

No es así en Ciudadanos, y tampoco lo será después del V Congreso extraordinario que tendrá lugar el 15 de marzo, salvo que se modifique sustancialmente la ponencia de estatutos que, junto con la de estrategia, recibían este fin de semana los afiliados. En el texto, elaborado formalmente por la Gestora, un órgano controlado por dos hombres fuertes del riverismo, Manuel García Bofill y José Manuel Villegas, y en el que tiene indudable influencia Inés Arrimadas, sucesora in pectore de Rivera, se mantiene la preeminencia de la Ejecutiva nacional sobre las direcciones territoriales, si bien concediendo a éstas un órgano de nueva creación, el "Consejo de coordinación territorial". Se trataría de una suerte de ‘conferencia de presidentes’ cuya convocatoria sería prerrogativa del presidente del partido.

Nada que convenza al cabecilla del sector crítico, Francisco Igea. En un artículo publicado este lunes en El Confidencial, el vicepresidente de Castilla y León asegura que "no existe, pues, participación alguna de los militantes, ni a nivel provincial ni autonómico, en la designación de sus órganos de gobierno. Desaparece, por tanto, el concepto de rendición de cuentas". Precisamente este domingo, en un mensaje como candidata a las primarias publicado en su cuenta de Facebook, Arrimadas lanzaba la primera de sus propuestas para, en sus propias palabras, "establecer una nueva dinámica que eleve el protagonismo de los afiliados". Para ello, "si una propuesta cuenta con un porcentaje de apoyo significativo entre la militancia, me comprometo a que sea obligatorio debatirla en la dirección".

Ni Arrimadas ni su equipo especifican cómo se vehicularía ese instrumento de participación, si se haría, por ejemplo, con consultas a la militancia como las que existen en otras formaciones como Podemos.

Igea, quien no descarta presentarse a las primarias para liderar el partido, a celebrar en febrero antes del cónclave de marzo, y que en el citado artículo insiste en definir a Arrimadas como "la mejor líder posible", anuncia, sin embargo, batalla en ese V Congreso. "En mi opinión, esta propuesta de estatutos está más cerca del modelo de centralismo democrático que de lo que debería ser la vida de un partido liberal del siglo XXI. Por tanto, es nuestra intención, la intención de un buen número de militantes y cargos públicos del partido, presentar enmiendas a estos documentos. Unas enmiendas que consigan el objetivo que todos deseamos: un partido liberal, fuerte por dentro y creíble por fuera. Un partido cohesionado, con unos militantes respetados y comprometidos".

Su artículo está siendo compartido en las redes sociales con entusiasmo por cargos del partido y militantes, entre ellos el recientemente purgado por la Gestora Ignacio Prendes, antiguo portavoz en Asturias y exvicepresidente del Congreso de los Diputados. Precisamente esos recientes ceses arbitrarios de la Gestora, contra los que Igea protestó renunciando a su cargo orgánico en Castilla y León, demuestran para muchos lo peligroso de dejar en manos de la dirección todo el funcionamiento de un partido que gobierna con el PP en cuatro comunidades autónomas y en muchos ayuntamientos, sin ir más lejos el de la capital de España.

El propio Igea alerta de que la ponencia de estatutos contempla que sea la Ejecutiva quien nombre al comité disciplinario para aplicar, subraya, un duro régimen de sanciones "que incluye un extenso catálogo de faltas graves y muy graves (curiosamente, no existen prácticamente faltas leves). Entre el catálogo de faltas, hay múltiples referencias a delitos de opinión. Cualquier manifestación grave de discrepancia con el partido, o que sea entendida como tal por el comité disciplinario, es constitutiva de falta grave o muy grave".

Hervías, señalado por los barones

De fondo está la aversión de Igea al secretario de Organización, Fran Hervías, quien ya anunció que no seguiría en su cargo después del congreso de marzo, pero quien de momento sigue manejando con mano férrea su área, a pesar de estar señalado no solo por Igea, sino por el resto de barones territoriales, singularmente el vicepresidente andaluz Juan Marín, y por otros importantes dirigentes del partido, que ya le han hecho saber a Arrimadas la necesidad de relevarlo.

Hervías, apodado señor Lobo en referencia al célebre personaje de Tarantino, contó siempre con el escudo protector de Rivera, pero ahora su situación parece complicarse. En noviembre no pudo revalidar su escaño por Granada, debido al batacazo del partido, y a diferencia de otros riveristas como Fernando de Páramo, quien se ha retirado de la vida política en línea con su antiguo jefe, renunciando incluso a su escaño por Barcelona, aspira a seguir en el partido en algún puesto de responsabilidad, como él mismo dijo al anunciar que renunciaba a su actual cargo.

Así las cosas, la duda es si la batalla de Igea y el sector crítico, al que recientemente ha hecho guiños el jefe de la delegación europea, Luis Garicano, se limitará a intentar sacar adelante otros estatutos o si el vicepresidente castellanoleonés irá más allá, buscando ganar de nuevo unas primarias. Lo hizo hace un año con éxito, frente al aparato del partido, derrotando en su región a la expopular Silvia Clemente. Desde entonces su figura política ha crecido exponencialmente, pero enfrentarse a Arrimadas son palabras mayores.

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