El golpista preso y líder de ERC Oriol Junqueras no acostumbra a perder los papeles en públicos. Sin embargo, lejos de su pose tranquila y apacible, del perfil religioso que le caracteriza en sus cartas a la militancia, utiliza el más puro estilo carcelario para responder a una de las preguntas de una entrevista que concede a El País. A Junqueras le saca de quicio que se le cuestione por los errores cometidos durante el proceso separatista, no soporta la autocrítica y menos aún la crítica, de ahí que conteste con cajas destempladas a la siguiente pregunta que le formulan los periodistas del diario de Prisa: "¿No engañaron ustedes a los catalanes prometiendo una independencia imposible?"
La respuesta es tan impropia como insólita: "Y una mierda. Y una puta mierda. Dijimos la verdad: que el procés tenía que acabar en la independencia. Eso se impidió con palizas, cárcel, destituyendo Gobiernos y cerrando Parlamentos", contesta un Junqueras fuera de sí a tenor de la naturaleza del exabrupto.
El dirigente separatista, que es uno de los políticos más entrevistados de España, intenta siempre componer una imagen casi espiritual de tipo calmado y tolerante, pero la mención a las mentiras del proceso, al timo de la independencia a la vuelta de la esquina con el que engañaron a una parte de la población catalana le desquicia hasta el punto de expresarse con cajas destempladas.
En la entrevista, Junqueras se ratifica en que volverá a intentar el golpe de Estado y afirma al respecto que "desde los más estrictos principios democráticos, lo que hicimos en otoño de 2017 estuvo bien hecho. En un país normal no hubiera habido ningún problema. Pero España no puede ser un país normal si se dan palizas a los que van a votar, se mete en prisión a inocentes, se destituyen Gobiernos y se cierran Parlamentos por poner las urnas".
Junqueras asegura también que la Fiscalía lanza "acusaciones falsas", que el Ministerio de Interior "se inventa pruebas falsas" y que los tribunales condenan a inocentes y dice además no esperar nada de la nueva fiscal general del Estado, la exministra de Justicia Dolores Delgado. Sin embargo, apoya la investidura "porque la alternativa, un Gobierno del PP y Vox, era mucho peor". También se muestra partidario de negociar los Presupuestos Generales del Estado y sostiene que su aprobación dependerá de los avances de la mesa de negociación entre el Gobierno y la Generalidad.