Desde el despacho de la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís (Madrid, 1977) se divisa la calle Alcalá, justo en el tramo entre la Puerta del mismo nombre y La Cibeles. En una de sus paredes hay un cuadro pintado al alimón, como presume, con el pintor Ciria y en un rincón un carrito de bebé que revela su maternidad reciente. Viene de una reunión y se marcha a otra tras la entrevista, en una agenda matutina análoga a la de su partido, que viene de la etapa de Albert Rivera y comienza a cimentar la de Inés Arrimadas.
Villacís seguirá siendo una dirigente importante en el nuevo Ciudadanos, enfrentado al reto de reavivar un centro político en horas bajas, como también ocurre en el Reino Unido. Por ahí, precisamente, empieza la conversación, en la mañana posterior al rotundo veredicto de las urnas sobre el Brexit dado por los británicos.
A usted es evidente que no le agrada la gran victoria de Boris Johnson, ni por supuesto el mal resultado de los Liberal Demócratas, cuya líder, Jo Swinson, ha perdido además su escaño. Pero, dados estos resultados: ¿Hay que resignarse al Brexit?
Yo en la vida no soy muy fan de la palabra resignación. Hay que ser inconformista, la democracia es así. Tenemos que aprender una lección muy clara todos, que los referéndums los carga el diablo. El Brexit no era un Topic hace cinco o seis años, se empezó a introducir de una manera totalmente evitable, en mi opinión. Somos más vulnerables que nunca, en política, a las tendencias, y también a las mentiras. La campaña del Brexit tuvo mucho de todo eso. Otra lección es que cuando se llega a situaciones de hartazgo social, y eso vale para el bloqueo en España, los dogmas prevalecen frente los matices.
Lo cierto es que tampoco le ha ido nada bien al UKIP, el partido que empezó a plantear el Brexit, arrastrando a los tories hasta la convocatoria del referéndum en 2016, que hizo David Cameron.
La apuesta populista es siempre por el corto plazo. Son muy efectistas en su manera de comunicar hasta que la gente amortiza ese efectismo y su credibilidad se resiente.
¿Quién representa el populismo en España?
El populismo, más que una política en sí misma, es una manera de hacer política. Creo que populismo es plantear recetas sencillas para problemas complejos. Creo que cuando tratas de venderte a través del dogma, simplemente sentenciando, y sin abrirte a los posibles matices que tiene cada asunto, te comportas de manera populista. Puede ser populista hasta alguien de centro. Yo he convivido durante mucho tiempo con el populismo, haciéndole oposición, por eso a Podemos le declaro claramente populista. Creo que Vox se comporta de manera populista en determinados temas, y además creo que ni les viene bien.
Los presupuestos municipales
¿Hay tantos "chiringuitos ideológicos" en el Ayuntamiento de Madrid como dice Vox?
Había muchos y nosotros estamos haciendo la labor de desmantelarlos. Pero que me los señalen, que estudien los presupuestos partida a partida, que es lo que yo llevo haciendo cuatro años desde la oposición. Yo no presentaba seis enmiendas, yo por cada presupuesto que llegaba presentaba doscientas enmiendas mínimo, todas y cada una de ellas contabilizada. Hay que hacer un trabajo muy exhaustivo. Los grandes titulares están muy bien pero me lo tienes que bajar a la tierra. Pídeme [no le cita en ningún momento, pero se refiere al portavoz municipal de Vox, Javier Ortega Smith] que te justifique tal inversión y yo lo hago encantada, porque trabajamos con mucho rigor. Desde luego, si hay tantos chiringuitos seis enmiendas me parece poco.
El Ayuntamiento de Manuela Carmena batió el récord histórico de subvenciones a dedo y de contratos a dedo. Eso se ha revertido absolutamente desde mi área. Yo he conseguido bajar el presupuesto prescindiendo de gastos que eran totalmente superfluos y aproximadamente el 80% de la subvenciones directas que había se van a pasar a concurrencia competitiva. Eso es una manera de desmontar chiringuitos ideológicos. Se puede criticar afinando más y poniéndole nombre y apellidos a las cosas.
¿Vox está envalentonado después del 10-N?
Tienen la misma fuerza y representatividad que tenían…
En autonomías y ayuntamientos tienen la misma, obviamente, pero han crecido exponencialmente en las generales y eso parece otorgarles una posición de fuerza mayor en aquellos lugares donde los gobiernos de PP y Ciudadanos dependen de su respaldo.
Yo reivindico la ciudad. Creo que nos debemos a los madrileños, los que estamos aquí. Por eso no estoy en el Congreso [Javier Ortega Smith es diputado por Madrid, ademas de concejal] estoy sólo en Madrid, porque dedico el 100% de mi tiempo a los madrileños. Los presupuestos que hemos presentado son los mejores para los madrileños, porque se desploman las subvenciones a dedo, bajamos los impuestos después de años de subidas y hacemos inversiones necesarias, como los aparcamientos disuasorios, con una apuesta clara por la mejora de las vías. El anterior equipo se preocupaba mucho por la paz en el mundo pero poco por la limpieza de las calles. Ante eso, Vox tiene dos opciones, o apoya los presupuestos de Carmena o los nuestros.
En 2023 usted tendrá que defender la gestión del Ayuntamiento pero diciéndole a los madrileños que voten por Ciudadanos y no por el alcalde, José Luis Martínez-Almeida.
[Sonrisa] Se puede hacer. Somos partidos distintos, hemos sido capaces de llegar a un acuerdo pero a nadie se le escapa que tenemos posiciones distintas con respecto a muchos asuntos. Yo no entro en cuestiones personales, y además Almeida me cae bien, pero nuestro proyecto es distinto. Coincidimos en bajar los impuestos o en eliminar la burocracia, pero ellos son conservadores y nosotros liberales. Y eso implica que defendemos que el individuo tenga fuerza con respecto al Estado. Por eso defiendo la bajada de impuestos, pero también que la eutanasia, con garantías, es algo que tiene que ser viable en este país.
Pero esto último no forma parte de las competencias municipales.
También hemos tenido diferencias, siempre con mucho respeto, sobre Valdemingómez, sobre cambio climático, sobre Madrid Central, que ellos llevaban la derogación, nosotros no y conseguimos en el pacto que se impusiese nuestra postura. Ellos impusieron la suya en otros puntos del documento. Habrá más diferencias, y no pasa nada.
De Greta a Madrid Central
Hablando de cambio climático, usted es madre de tres niñas, de edades muy diferentes. ¿Qué opina de Greta Thunberg y de las opiniones encontradas sobre su figura?
Yo no me atrevo a juzgar a la gente que no conozco directamente. Me parece que está bien que se hable del medio ambiente. Me quedo con el fenómeno, que tiene que ver con la conciencia creciente sobre el cambio climático.
¿Esa conciencia podría estar enmascarando posturas anticapitalistas, que vendrían a utilizar este asunto como una suerte de señuelo para plantear una agenda contraria a las economías de mercado que conocemos?
Por supuesto que eso también existe. A nadie se le escapa que hay planteamientos extremistas en todos los temas. Ciudadanos no es así, y por eso se necesitan planteamientos centrados como el nuestro. Somos conscientes de que hay cambio climático y estamos estudiando lo que hacen otras ciudades del mundo. Lo que tenemos que ser es evolutivos. Madrid tiene que ir un paso por delante y no un paso por detrás de otras grandes ciudades. No se puede atacar una manera de vida, sino conciliarla. Y así ha sido nuestro planteamiento sobre Madrid Central, donde hemos hablado con los comerciantes, para que sea un asunto de consenso. También hemos mirado a la gente que vive más allá de la M-30, que son la mayoría de los madrileños.
Carmena eligió Madrid Central porque es lo más icónico, pero por ahí pasa el 1,5% del tráfico de la ciudad. Con eso, que es muy poco, enmascararon que no habían hecho inversiones necesarias, ni en el nudo de Manoteras, ni en el nudo Norte, ni la escuela de Hostelería de Barajas, ni el mercado de Legazpi, cosas que se quedaron sin hacer.
Ciudadanos, pasado, presente y futuro
Desde el 28 de abril al 10 de noviembre, ¿en qué se equivocó Albert Rivera?
En qué nos [enfatiza la pronunciación] equivocamos, no solo Albert Rivera. Nos equivocamos todos, porque si no, no pierdes tantos votos. Comunicativamente no nos supimos explicar cuando cambiamos de postura, y tampoco encontramos los espacios para explicar bien por qué estábamos manteniendo una determinada postura. También nos penalizó, en la repetición electoral, el hartazgo de la ciudadanía con los políticos, que no me extraña, claro. En ese escenario, como digo con poco espacio para explicarse, los dogmas entran mucho mejor, y el centro se resiente. Si hubiésemos explicado mejor que éramos los únicos que ofrecían un desbloqueo, si hubiésemos explicado mejor que Sánchez con quien quería pactar, como estamos viendo ahora, es con Podemos y con ERC…
Pero Rivera rechazó acudir a reuniones con Sánchez…
Eso no es verdad.
A algunas sí se negó, y luego rectificó. Pero por centrar la cuestión, planteó tres exigencias entre las que figuraba la disolución de un gobierno autonómico, como es el de Navarra. Inés Arrimadas, en cambio, ha enviado una carta al presidente del Gobierno en funciones sin plantear exigencias y al mismo tiempo que se está llevando a cabo la negociación con Podemos, y con ERC. De hecho se va a reunir con Sánchez el lunes, justo después de que lo haga Pablo Casado. Son dos actitudes distintas.
Albert fue en dos ocasiones a Moncloa. Una reunión puede servir para algo en concreto o para darte cuenta de que el señor Sánchez te está utilizando de atrezzo. Nuestra última oferta fue de desbloqueo, incorporando a PP y PSOE, y con esa oferta, la que hizo Rivera, nos hemos quedado. Sánchez parece que estuviera obligado a pactar con ERC, y no es así y no es lo que desean la mayoría de los españoles. Sánchez propone que afrontemos la crisis económica de la mano de Podemos y la crisis territorial de la mano de ERC, y eso para nosotros es inaceptable. Si Sánchez y Casado escuchasen lo que dicen la mayoría de sus votantes, igual no de sus militantes, pero sí de sus votantes, estos tres partidos nos pondríamos de acuerdo y le evitaríamos a España un gobierno que no queremos ninguno.
Le insisto, Rivera explicaba su posición, a posteriori, asegurando que él no se podía haber metido en medio de una negociación entre PSOE y Podemos. Ahora mismo hay una negociación entre PSOE y Podemos, que ultiman los flecos de una coalición y Arrimadas se va a reunir con Sánchez, para hablar de la gobernabilidad. ¿No es eso asumir que Rivera se equivocó?
Lo que pasó el 10-N es una acumulación de muchos fallos. Pero también de un contexto, porque si no, no se explica. Nuestro votante es particular, viene de votar a otros partidos, y es enormemente crítico. Ahora mismo, nuestro planteamiento es de futuro, sin regodearnos en el pasado. Me he cansado de escuchar al PP con lo de España Suma. Yo les diría: sumemos por España y el momento es ahora. Estamos asumiendo la más alta responsabilidad con menos escaños que nunca.
Arrimadas va a suceder a Rivera, algo que se confirmará en el congreso de Ciudadanos en marzo, y ahora tiene que configurar su equipo. ¿Debe diseñar una Ejecutiva menos centrada en dirigentes catalanes?
El día que empecemos a contar con gente según de dónde vengan, dejaremos de ser Ciudadanos. Nosotros no somos de barones, creemos en un partido fuerte a nivel nacional. Creemos en la pluralidad de talentos, no en la pluralidad de territorios.
¿Debe estar Luis Garicano en esa Ejecutiva?
Lo importante ahora es la gestora [de la que forma parte Garicano] Dependerá del proyecto futuro, será una decisión de Inés.
¿Usted sintió "bochorno" en el Consejo General del 30 de noviembre, como manifestó de puertas adentro el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea?
Yo no, no lo vi como él. Es amigo y le tengo el máximo de los respetos, pero planteó que el voto tenía que ser en urna, algo que permiten los estatutos, pero lo tenía que haber pedido. Por ser liberal no te puedes saltar las normas. Yo estoy muy orgullosa de este partido, y también del legado de Albert.