El pesimismo avanza a pasos agigantados en Moncloa y Ferraz. La decepción aumenta por segundos y el baño de realidad hace que muchos de los gurús que pregonaban las bondades del pacto de gobierno progresista se hayan sumido, ahora, en el más escrupuloso silencio, en parte motivado por la voluntad de no frustrar un posible acuerdo con ERC, en parte por la desorientación de un PSOE que no sabe en estos momentos qué está por venir.
Como telón de fondo, la constatación de que ERC "no es de fiar", como decía el propio Pedro Sánchez hace un año cuando en el mes de febrero anunció la convocatoria de elecciones justo antes de romper el pacto presupuestario con ERC. Éste es el contexto en el cual el Gobierno ha empezado a contemplar un escenario descartado tajantemente hasta la fecha: las terceras elecciones.
El descarte era tal que ni siquiera previeron que la fecha elegida para la investidura de Pedro Sánchez, el 16 y 18 de diciembre, supondría convocar elecciones generales el 5 de abril, Domingo de Ramos, en plena Semana Santa, con la mayoría de los españoles de vacaciones primaverales. Un hecho del que se han percatado en el Gobierno una vez que han empezado a echar cuentas sobre la posibilidad de acudir a unas terceras elecciones y que ha motivado que se busquen fechas alternativas.
"Se ha reservado la semana anterior, la del 9/11 de diciembre", explican a Libertad Digital fuentes parlamentarias", lo cual supondría que la repetición electoral podría ser el 29 de marzo, tras los dos meses desde el fracaso de la investidura hasta la disolución de las Cortes y los 48 días que fija la LOREG hasta la convocatoria electoral, siete días menos de campaña electoral gracias a la modificación legislativa de la Ley Electoral de 2016. Una fecha que estuvo este martes en las mesas de mando de Moncloa y Ferraz.
Última esperanza: el PP
Éste no es, sin embargo, el único escenario que se contempla en Moncloa y Ferraz. El otro sería la abstención del PP que ven difícil en el PSOE pero no imposible. Pese a que el PSOE no ha querido priorizar al PP en las negociaciones, algunos como José Luis Ábalos, predican en el desierto reclamando virar hacia la llamada abstención patriótica de los populares: "si al final es ERC quien lo tiene que facilitar, procuraría que los demás hicieran una reflexión, y es por qué lo tiene que hacer esta función ERC cuando lo pueden hacer otras formaciones con mayor responsabilidad, experiencia y más conocimiento de la situación también".
Una posición que pide al menos intentarlo porque "si vamos a elecciones, Casado será el responsable de votar en contra", responsabilidad que hacen extensible a Ciudadanos y a Esquerra Republicana porque "nosotros podremos sacar pecho de haber llegado a un acuerdo de gobierno con Podemos", es decir, haber intentado al menos desbloquear la gobernabilidad,. Sin embargo, el temor a que la tendencia bajista del PSOE se acentúe por encima de los 750.000 votos y tres escaños que se dejó Pedro Sánchez el 10 de noviembre no se verbaliza pero se palpa con los dedos.