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El CDR de los Torra al completo y la familia Boye Elbal montan su show en el TSJC

El presidente de la Generalidad sale por la puerta grande del separatismo con una petición de 20 meses de inhabilitación y 30.000 euros de multa.

El Comité de Defensa de la República (CDR) de la familia Torra Miró ha comparecido al completo en las puertas del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). El presidente de la Generalidad, Quim Torra, presume de familia y ha hecho el paseíllo hasta la sede judicial con ellos.

El coche de una de sus hijas, Carola, fue localizado en el escenario de un intento de sabotaje contra el AVE en la provincia de Gerona. Los Mossos sospechan que lo conducía su hijo Guillem. Como no pudieron interceptar al vehículo, el nombre del conductor y la identidad de sus ocupantes son meros supuestos, aunque el president no ha tenido nunca inconveniente en reconocer que toda su familia milita en los CDR. Es más, para él supone un orgullo y una muestra de compromiso con la república bajo la divisa de que la familia que lucha unida permanece unida. De momento, sólo dos de sus sobrinos han sido denunciados, uno de ellos dos veces, por la Policía Nacional.

Más familias. Los abogados defensores. Gonzalo Boye e Isabel Elbal son pareja y tienen una hija en común. A ella le toca el trabajo duro, todas las tareas de peso. A él, el lucimiento. Elbal se ocupa de las cuestiones previas, recusa a diestra y siniestra y asegura al tribuna que está ante una "oportunidad histórica de salvar el sistema democrático". Ahí es nada. Luego pide la nulidad del juicio. Después es Boye quien se ocupa de hacer las preguntas a Torra, para quien exige el tratamiento de molt honorable después de que el presidente del TSJC, Jesús María Barrientos se dirigiera al presidente de los CDR como "señor".

Boye y Esbal se reparten los interrogatorios a los policías que levantaron acta de la propaganda separatista que lucía en las fachadas de los edificios de la Generalidad. Se muestran agresivos, ásperos, desabridos. Quieren saber si los testigos consideran símbolos partidos los lazos amarillos y las pancartas que piden la libertad de los presos políticos. Los agentes se mantienen impasibles. Ellos tenían orden de fotografiar lo que había en las fachadas, fueran lazos o churros. Si eran símbolos partidistas o no es algo que no les incumbe.

Los lazos de todos, según Torra

En la realidad paralela de los Torra y las familias separatistas, los lazos amarillos son la plasmación de las más elevadas virtudes ciudadanas, emblemas de concordia, paz y libertad que datan, ojo, de la Guerra de Sucesión, toda vez que los austracistas decoraban sus sombreros con escarapelas de ese color. Torra dice hablar en nombre de todos los catalanes porque todos los catalanes, dice, creen que los políticos presos son presos políticos y los lazos amarillos representan el anhelo de justicia.

El juicio es un mitin de Torra y una exhibición de las "artes" de Boye, el tipo que se sacó el título de abogado mientras cumplía condena por su implicación en el secuestro del empresario Emiliano Revilla a cargo de ETA.

Además de letrados de los dirigentes separatistas, Boye y Elbal forman parte de la dirección del Observatorio Desc (en alusión a los derechos económicos, sociales y culturales), la entidad de la que surgieron Ada Colau, Gerardo Pisarello y Jaume Asens, entre otros dirigentes de la facción catalana de Podemos. Es la misma entidad con el chileno Boye a la cabeza que salió en defensa de su compatriota Rodrigo Lanza, el asesino de Víctor Laínez y el que años antes, en 2006, dejó tetrapléjico al guardia urbano Juan José Salas de una pedrada en un desalojo.

La condena de Torra está cantada. Admite que se pasó las órdenes de la Junta Electoral Central por el arco del triunfo, que retiró las pancartas separatistas cuando le dio la gana. Son las mismas pancartas que vuelven a lucir en los edificios públicos de la Generalidad. Le caerán 20 meses de inhabilitación y treinta mil euros. Está encantado. A diferencia de Junqueras y Puigdemont, saldrá de rositas, por la puerta grande del separatismo, como un héroe sin necesidad de huir o de dormir en una prisión de la Generalidad.

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