Albert Rivera terminó su campaña más difícil, marcada en todo momento por unas encuestas a la baja, apelando a la épica, en clara analogía deportiva. "Hay partido", afirmó gráficamente el viernes por la mañana enfundado en ropa deportiva en un polideportivo del sur de Madrid, donde se relajó jugando al fútbol con varios cargos y militantes del partido. Por la noche cerró la campaña en Barcelona, teloneado por la líder del partido naranja en Cataluña, Lorena Roldán, y por la candidata por Barcelona, Inés Arrimadas.
Con carteles pidiendo "remontada", el auténtico leitmotiv de una campaña en la que las siglas de Ciudadanos estuvieron menos presentes que nunca, los dirigentes naranja apelaron al ejemplo de lo ocurrido hace un año en Andalucía. "La señora Susana Díaz se pasó toda la campaña diciendo ¿Quién me va a dejar gobernar?" afirmaba Arrimadas refiriéndose a esos comicios, que supusieron la primera derrota en la historia del PSOE andaluz, a lo que añadía el vaticinio de que "a Pedro Sánchez la repetición electoral le va a salir muy mal". Sin embargo, las encuestas internas del partido coinciden desde hace tiempo en que parece difícil que las elecciones se salden con una mayoría del centroderecha alternativa a Sánchez.
Albert Rivera juega al fútbol en Madrid en el último día de campaña por "la remontada" @libertaddigital pic.twitter.com/iCL3eq5UFW
— Mariano Alonso (@mariano_alonsof) November 8, 2019
Rivera terminó ondeando una bandera española entre los acordes de "Simply The Best" la canción que popularizó Tina Turner, tras haber dicho, delante de sus padres, que "mi forma de ser español es ser barcelonés y catalán". La imagen de su madre, fuertemente emocionada en todo momento, puso el voltaje sentimental a un mitin en el que Rivera apeló a los orígenes de su partido, fundado en 2006 por intelectuales no nacionalistas, y en el que arremetió contra Pedro Sánchez, que también eligió Barcelona como lugar de cierre de su campaña, por hacer visitas relámpago a Cataluña en las que, a su juicio, no se puede calibrar adecuadamente la "dura" situación que viven los constitucionalistas.
"Hay que ir a los lugares donde es difícil defender la libertad. Es muy bonito venir a Barcelona como el presidente del Gobierno en funciones, con sus escoltas, con un subfusil de asalto y a las dos horas irse. Pero hay que vivir aquí, señor Sánchez, hay que sufrir aquí cada día ser español, hay que defender aquí la Constitución cada día como lo hacéis vosotros" señalaba mientras el público le ovacionaba y entonaba el clásico "yo soy español, español".
Apelando a los orígenes
En ese contexto, apeló con rabia a sus orígenes andaluces y reivindicó las oleadas migratorias que llegaron a Cataluña tanto en la posguerra como en los años sesenta para "levantar esta tierra maravillosa". Afinando el tiro, aseguró que "vinieron a trabajar, no a robar como Pujol" una afirmación que recibió la ovación del millar de personas que llegaron al Palacio de Congresos de Cataluña.
Rivera, cuya opción preferente a partir del domingo, si la aritmética lo permite, es pactar un Gobierno con el PP, pidió un Ejecutivo "valiente" para España, dejando claro que ese calificativo no lo merece el actual inquilino de La Moncloa. "Lo más valiente que ha hecho [Sánchez] es sacar los restos de Franco. ¿Y por qué no saca a Torra de la Generalitat? Eso sí sería valiente y yo lo voy a hacer" prometió.
Los sondeos internos sitúan a Ciudadanos en torno al 10% del voto. Si mantienen ese umbral, aun cosechando un mal resultado, se evitará una catástrofe mayúscula e incluso se podrá validar la "remontada". Por debajo de esa cifra el cataclismo sería histórico y ello cuestionaría el rumbo del partido, e incluso puede que su liderazgo.