La polémica campaña antivapeo del Ministerio de Sanidad sigue trayendo cola. Bajo el eslogan "el tabaco ata y te mata en todas sus formas", el Gobierno asemeja los cigarrillos eléctricos al tabaco, al considerarlos, erróneamente, iguales.
La principal diferencia entre vapear y fumar es que los vapeadores pueden llevar o no nicotina pero nunca llevan tabaco ni los más de 700 productos químicos que contienen los cigarrillos comunes, que matan cada año a más de 52.000 personas sólo en España. Además, los cigarrillos eléctricos son un 95% menos dañinos que el tabaco común, según ha comprobado una investigación del Ministerio de Sanidad británico y el Real Colegio de Médicos del Reino Unido.
A pesar de estas tremendas diferencias, el Ministerio de Sanidad asegura en su campaña que los cigarrillos electrónicos o vapeadores son nocivos para la salud, algo que contradicen numerosos estudios y que finalmente ha tenido que reconocer el mismo Gobierno ante las denuncias de algunas compañías del sector.
El ministerio reconoce su error
Una de las empresas que ha denunciado ha sido MyBly Spain. La compañía presentó el pasado 20 de septiembre la acusación ante la Comisión de Publicidad y Comunicación Institucional dependiente de Presidencia del Gobierno por la difusión de esa campaña, al considerar que la campaña es engañosa, ya que presenta el vapeo como un acto de consumo de tabaco.
Tras la resolución del caso, la Comisión de Publicidad ha decidido no suspender ni rectificar la campaña, a pesar de que el propio Ministerio de Sanidad ha reconocido en el informe de la propia resolución que "a través de los vapeadores no se consume tabaco".
El ministerio afirma que estos dispositivos son productos "relacionados" con el tabaco por contener ambos nicotina y justifica la falsa equiparación por las "necesidades propias de lenguaje" y "su carácter limitado", llegando a afirmar que es la "manera sintética y única posible" de hacer referencia a "las diferentes variedades de productos del tabaco y relacionados".
El despropósito del Gobierno es tal que no sólo reconoce que la campaña no es verídica sino que antepone la comodidad del publicista a informar verazmente de un tema tan sensible.
MyBlu califica de "lamentable" lo sucedido, ya que el Ministerio de Sanidad conoce "perfectamente" lo que son los vaporizadores, que sabe cuál es la composición del producto y que supervisa y controla los ingredientes, haya lanzado esta campaña con el "único fin" de perjudicarles y asociarles al tabaco, "algo que es totalmente distinto a un vaporizador".
Esta compañía, de la gigante tabacalera Imperial, no ha sido la única en el sector en protestar ante la declaración de guerra del Gobierno. El pasado mes de septiembre, la Asociación de Usuarios de Vaporizadores Personales (Anesvap) se manifestó frente al Ministerio de Sanidad para exigir también una rectificación de la campaña y mostrar su "indignación" por la "manipulación" que están realizando con los vapeadores.
Por qué vapear no es fumar
La campaña del Ministerio y la desinformación que hay sobre los cigarrillos eléctricos está causando una gran confusión, así que te resumimos las principales diferencias entre vapear y fumar:
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Los vapeadores no tienen tabaco. El tabaco es una planta y contiene nicotina; el vapeo, en cambio, puede tener o no nicotina, pero nunca contiene tabaco.
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El humo es cancerígeno y el vapor no. El humo del tabaco contiene más de 700 productos químicos que se han asociado con el cáncer, mientras que el vapor de los cigarrillos electrónicos solo contiene agua, glicerina vegetal (que se utiliza en la industria de la alimentación), acetato de nicotina y saborizantes.
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Vapear es un 95% más sano que fumar. Las investigaciones previamente mencionadas han comprobado que el posible daño que pueden hacer los cigarrillos eléctricos sería, como mucho, el 5% del que hace el tabaco con sus centenares de sustancias cancerígenas.
Además de todo esto, los vapeadores pueden ayudar al fumador a dejar el tabaco del todo. De hecho, el departamento de Salud Pública Inglés publicó un informe que detallaba que al menos unas 20.000 personas al año en Reino Unido logran dejar de fumar gracias a los cigarrillos electrónicos.
Como vemos, la semejanza entre un vapeador y un cigarro sólo está en el imaginativo del Gobierno y en su propósito, intuimos, de pretender que los fumadores sigan consumiendo tabaco, el mismo que comercializa el Estado.