La ciudad y el territorio que dicen defender está en llamas. Ellos han sido los responsables de que Barcelona se queme y se sienten orgullosos de su hazaña. Son los CDR, pero, ¿quiénes son si no pueden demostrar sus obras de fuego y destrucción?
Las nuevas generaciones intoxicadas hasta la médula del totalitarismo independentista y sus mentiras históricas, también se caracterizan por ser los jóvenes más ególatras jamás vistos en anteriores épocas. Las redes sociales han alimentado los trastornos narcisistas de miles de jóvenes nacidos en Cataluña. Por un lado, llevan en sus venas el odio hacia todo lo español fruto del adoctrinamiento que penetra como una lluvia fina en sus neuronas; y por otro, la locura por ser reconocidos, mirados y observados. Bien es cierto que no han encontrado ninguna oposición de los Mossos, cuerpo policial presuntamente encargado de mantener el orden público en Cataluña.
En las fotos se refleja el comportamiento psicológicamente desequilibrado de los CDR. Siguiendo el criterio diagnóstico del manual DSM-5, el patrón mental es perfectamente atribuible a estos precoces terroristas callejeros: "Personas que tienen un sentido desmesurado de su propia importancia, una necesidad profunda de atención excesiva y admiración, relaciones conflictivas y una carencia de empatía por los demás". ¿Quién lo dudaría viendo lo que suben a sus redes?
Cantan el Bella Ciao en masa creyendo que son los ladrones justicieros de la serie de Netflix, La Casa de Papel. Adoptan actitudes de ficción llevando sus películas a la realidad. En sus mentes, se ha juntado el hambre con las ganas de comer, la maldad y la adicción enfermiza de ser alguien. Una generación que se fotografía a sí misma miles de veces enorgulleciéndose de sus delitos.
Las imágenes infernales han conmocionado a la opinión pública que no da crédito al alcance de la frivolidad y el cinismo de los CDR. Adolescentes y universitarios posturean en Instagram bajo el hashtag #TsunamiDemocratic #Catalunya o #Barcelona.
'Postureo' de la delincuencia
En sus cuentas en internet se aprecia cómo se cruzan de brazos de forma chulesca o adoptan poses estudiadas en cada una de sus caras, gestos o movimientos. Es el sentir de una juventud que no trabaja y apenas conoce los avatares de la vida real. Seguidores de Greta Thunberg que un día se rebelan contra el cambio climático y otro contaminan la ciudad en la que viven con gasolina y neumáticos para transformarla en Gotham.
Ensoñaciones ficticias que vienen a cubrir necesidades propias de una búsqueda de identidad que no encuentran. Entre secuencia y secuencia está el vacío que deja hacer el mal. Se buscan a través de las imágenes que les permiten subir las redes y no se encuentran.