Marcos de Quinto (Madrid, 1958) revisa la prensa cuando llegamos a la cita concertada en la sede central de Ciudadanos. Sin parar de bromear posa para la cámara de David Alonso antes de someterse a las preguntas de Libertad Digital. Repite de número dos por Madrid para las elecciones del 10-N, como lugarteniente de Albert Rivera, y asegura, sin perder el sentido del humor, que la experiencia de esta mini legislatura desde el 28-A, "me permite entrar en la nueva legislatura sin la L detrás, en la espalda".
El ex vicepresidente mundial de Coca-Cola defiende el levantamiento del veto al PSOE con el que su partido ha arrancado la precampaña, matizando que no gobernarán con los socialistas; dice que Pablo Iglesias sabe "perfectamente" que él "nunca" ha hecho un ERE; se pronuncia sobre la creciente conciencia anti plástico tirando de su experiencia en Ecoembes y explica por qué dijo que algunos en el Open Arms eran "bien comidos". Si esperan una entrevista con un político al uso, abran otra pestaña.
La política
¿Cómo se puede explicar el giro de Ciudadanos, que ahora se abre a pactar con el PSOE?
Yo no creo que haya habido tanto cambio. Nosotros no hemos hecho ningún tipo de acuerdo para entrar a formar gobierno con el PSOE. Es lo que se dijo en las pasadas elecciones y eso ha quedado reiterado por parte de Rivera. Hemos asistido durante todo este tiempo al folletín entre el PSOE y su socio preferente [Podemos]. Cuando se ha roto definitivamente esa negociación, cuando ya se ha certificado la defunción de ese acuerdo, es cuando una semana antes, simplemente por el tema de la gobernabilidad, Rivera ha dicho que podíamos, junto con el PP, abstenernos, en caso de que se cumplieran esas tres condiciones [aplicar el 155 en Cataluña, deshacer el Gobierno de Navarra y comprometerse a no subir los impuestos], como un acto en el último momento de responsabilidad.
Ciudadanos es un partido coherente, que está dispuesto a negociar con la derecha moderada y con la izquierda moderada. Así lo hemos demostrado. Con izquierda moderada me refiero a ese PSOE que existía antes de la moción de censura. Antes de 2018 nosotros hicimos un acuerdo de 150 puntos con Rajoy [Mariano] muy parecidos a los que en su momento ofrecimos a Sánchez, al Sánchez, muy importante, anterior a la moción de censura, que decía que nunca en la vida gobernaría con Podemos y que se situaba en contra del independentismo. Reflejaba una izquierda moderada, pero a raíz de la moción de censura hace todo lo contrario de lo que había dicho. Él sí que ha sido un veleta.
Pero Sánchez, finalmente, no ha pactado con Podemos. De hecho se repiten las elecciones porque no se ha realizado ese pacto que, según Rivera decía en abril, estaba "hecho".
Sánchez ha pactado con Podemos, en muchas comunidades autónomas y ayuntamientos….
Hablamos de España.
Insisto, ha pactado y no sólo con Podemos. También con los que habían dado un golpe de Estado. Ha pactado con todos los que le apoyaron en la moción de censura. Lo que pasa es que cuando llega al Gobierno de la nación se asusta, o le da vértigo. Pero él ha pactado con todos ellos y con Podemos llegó a un acuerdo programático, no se pusieron de acuerdo en los sillones. También se han puesto de acuerdo con ellos en los decretos ley.
El ciudadano español en general, y el votante de Ciudadanos en particular, ha escuchado todos estos meses que el "sanchismo" es algo "irreformable" e incluso "incorregible", que Sánchez se "tira en plancha" a pactar con populistas y secesionistas, etc. Ahora escucha que hay que moderarse, que hay que hablar "menos de Torra" en la misma semana en que se ha debatido en el Parlament una moción de censura en contra del presidente catalán y, en definitiva, que Sánchez sí es alguien con quien se puede contar para trabajar por el bien de España porque todo depende, como dijo Rivera, de lo que digan los españoles el 10-N. ¿No se puede hablar, al menos, de rectificación?
No. Nosotros lo único que hemos dicho es que este país, independientemente de los políticos y de los partidos, necesita serias reformas en diez puntos, que nosotros vamos a intentar empujar. Si es en un gobierno con gente que tenga la misma idea de España que nosotros, como puede ser, en estos momentos, el PP. Pero si es desde la oposición, en lo que se refiere a esas diez reformas, siempre estaremos abiertos a un pacto de Estado, no a un gobierno con Sánchez. Yo creo que eso es un ejercicio de responsabilidad y que eso está bastante claro, porque además nuestros votantes lo van a valorar muy positivamente.
En septiembre, una de las tres condiciones para la abstención era que los socialistas deshicieran el Gobierno de Navarra. Es algo que se puede hacer expulsando a los consejeros nacionalistas y buscando la alianza parlamentaria con Navarra Suma, sin que suponga el fin de la presidencia de María Chivite. ¿Eso debería plantearse después del 10-N como condición sine qua non?
Yo creo que hay tres comunidades autónomas, Baleares y Valencia ademas de Navarra, donde se está jugando con fuego. Se está jugando a generar cierta idea de secesionismo, en un situación que podría ser muy similar a la Cataluña de hace ocho años. Se necesita en España unir a los ciudadanos y no separarlos, creando conflictos y rivalidades. Creo que, por un mínimo sentido de estado, los partidos constitucionalistas se deberían poner de acuerdo en esos lugares.
La economía
¿Marcos de Quinto es el máximo responsable económico de Ciudadanos?
Yo he sido, hasta ahora que se han disuelto las Cortes, el portavoz de Economía y Empresa, así como de Industria, Comercio y Turismo…
Pero más allá de los cargos del Grupo Parlamentario, ¿es usted el gurú económico?
Nosotros somos un equipo.
¿Luis Garicano forma parte de ese equipo?
Sí, precisamente voy a quedar con él ahora. Es un referente y una persona con la que me mantengo bastante en contacto. Pero ya le digo, hay un equipo amplio, con gente como Soraya Mayo, Vicente Ten, María Muñoz o Sergio del Campo.
Dos personas que obviamente ya no están en ese equipo, ni en el partido, son Toni Roldán y Francisco de la Torre. Roldán, por ejemplo, ha dicho que no fue correcto plantear la derogación de Madrid Central.
Begoña Villacís no está planteando eso, no ha pedido la reversión de Madrid Central. No entiendo esa crítica.
De la Torre ha señalado que así como hay un populismo fiscal de izquierdas, consistente en plantear tipos cuasi confiscatorios, hay otro populismo fiscal de derechas, que plantea que siempre, en cualquier circunstancia, hay que bajar todos los impuestos, sin tener en cuenta el impacto recaudatorio. ¿Se da por aludido?
No. No creo que esté criticando las políticas que él mismo, como en el caso de Roldán, diseñó. Debe ser complicado tener esos problemas con uno mismo.
Usted es muy activo, por ejemplo en sus mensajes en Twitter, en la crítica de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI).
Yo no he criticado esa subida, sino cómo se ha hecho. Yo no he entrado, como hizo el PP, en la cuantía, lo que he dicho es que es un tema muy serio que requiere el consenso social. Cuando los protagonistas del dialogo social, que son los empresarios y los sindicatos, después de un año de negociaciones, llegan a un acuerdo, libremente las partes, lo que no puede suceder es que por electoralismo Pablo Iglesias se junte en Moncloa con Pedro Sánchez y digan: ‘Ah, ¿que han llegado los sindicatos y los empresarios a un acuerdo? Pues como yo soy más chulo que nadie, voy a decir que ese acuerdo no vale y vamos a poner una cantidad mayor, así los trabajadores me lo deben a mí’. Eso es básicamente lo que sucedió. De manera que dinamitaron el consenso social. Si esto va a ser la norma en el futuro, igual los empresarios se preguntan que para qué se van a sentar con los sindicatos, que mejor se sienten con Pablo Iglesias y fije él el SMI.
Pero vayamos al fondo de la cuestión. ¿Hay que subirlo?
Pues depende. Yo no digo si es perjudicial o no. Por ejemplo, si se aumenta a 5.000 euros, muy probablemente lo será.
Las fábricas de botellas, los plásticos, los "bien comidos"
Hablando de Pablo Iglesias, ya que usted lleva unos meses cohabitando en el mismo espacio físico, el del Congreso de los Diputados ¿Le ha aclarado ya que usted nunca ha hecho un ERE?
Me lo encuentro en el ascensor [risas]. Sabe de sobra que nunca he hecho un ERE, otro tema es si le interesa reconocerlo.
Explique sintéticamente lo que cuenta al respecto en su libro "Notas desde la Trinchera".
Yo he sido presidente de The Coca-Cola Company en España durante quince años. Es una empresa de capital 100% norteamericano que tenía doscientos trabajadores.
En España.
Sí, los que sigue teniendo. ¿Cómo yo puedo hacer un ERE con esa pequeña empresa? Otro tema son los embotelladores españoles, que son empresas de capital 100% español. No tenían nada que ver con Coca-Cola. Son empresas intensivas que hicieron una fusión entre ellas, para salvar el sistema español. De hecho, gracias a que hicieron esa fusión, en estos momentos la presidenta de los embotelladores europeos es Sol Daurella y los accionistas de los embotelladores españoles controlan Europa. En esa fusión hubo unas condiciones, que ellos hicieron, espectaculares para hacer ese ERE.
Ponga algún ejemplo.
Pues mire, con la reforma laboral ya vigente, en vez de pagar 20 días pagaban 45. Ofrecían trabajo a todo el que quisiera, en las nuevas plantas. Había veintiún centros fabriles, incluyendo manantiales y cerraron tres plantas. Y de esas, los que no quisieran acogerse a las condiciones tenían asegurado un trabajo. Es decir, si se cierra la planta de Alicante podían trabajar en Valencia, y trabajando en Valencia les pagaban creo que era 15.000 euros lineales y el alquiler de un piso durante dos años. Lo curioso es que sólo un pequeño grupo -porque no fueron los trabajadores de Coca-Cola- de Fuenlabrada [Madrid] fueron los que hicieron, creo que por causas políticas, toda esta performance. Insisto, el embotellador no se había acogido a la reforma laboral, como sí han hecho, a la hora de despedir a gente, CCOO, UGT o el propio Podemos, que han despedido con 20 días. Resumiendo: no tenía que ver con mi empresa, lo veía desde fuera, pero obviamente utilizaban la marca de mi empresa y por eso lo sufrimos. Ellos creyeron que era más interesante meterse con la compañía desde un punto de vista publicitario. La gente de CCOO y de Podemos lo saben perfectamente.
¿Sigue pensando que algunos de quienes iban en el Open Arms eran "bien comidos"?
Yo estaba haciendo un comentario en Twitter sobre otro comentario de Rallo [Juan Ramón] que hablaba de la situación del éxodo venezolano, donde la gente no comía, estaba hablando del nivel de calorías que injerían los venezolanos. Entonces, me referí a algunos "bien comidos" del Open Arms. Probablemente, si yo hubiera dicho ‘algunos que comen tres veces al día’ la izquierda hubiera aplaudido, porque cuando se dice de comer tres veces al día parece que eso sí que es aceptable por parte de esa izquierda que luego se escandaliza de otras cosas. A lo que sí me estaba refiriendo es a ese humanitarismo selectivo de la izquierda, donde depende de qué cosas son más sensibles que en otras.
Usted conoce bien África. Con esa experiencia, ¿cuál puede ser el periplo tipo de uno de los pasajeros del Open Arms?
Conozco perfectamente África. Niger, Mali, Nigeria. Yo creo que los periodistas, y lo digo porque por ejemplo Radio Televisión española [RTVE] tenía a una enviada en el barco. Yo creo que esta periodista, en lugar de significar historias muy dramáticas, podría haber preguntado a la gente cuánto dinero habían pagado, a quién se lo habían pagado, si el dinero lo llevaban en el calcetín, desde que salieron desde un país centroafricano, y cómo fue que no se lo quitaron durante todo un determinado trayecto. O cómo lo consiguieron. Es muy posible que en el Open Arms hubiera prófugos, algún militar…
¿Mercenarios?
Lo que digo es que ese tipo de preguntas son las que los periodistas tendrían que hacer. Porque una cosa es que, al final esta gente que entra en Europa no son las que han decidido los departamentos de inmigración europeos, son los que han decidido los traficantes. Y esa gente, no todos, algunos, hay que preguntarse, insisto, de dónde sacaron el dinero. ¿Es de sus ahorros? ¿Se lo quitaron a alguien en el camino? Todo eso es lo que una periodista, cuando está en un barco tanto tiempo, debería hacer, porque creo que son las que interesan a la gente.
¿Cree posible la connivencia, activa o pasiva, entre la ONG y las mafias que trafican con personas?
No se trata de lo que yo lo crea o no. Yo lo que sí creo, insisto, es que eso también es un trabajo de investigación periodística muy interesante. Es lo que habría que hacer, en vez de tanta propaganda.
Me gustaría plantearle una cuestión muy candente en todo el mundo, como es la creciente conciencia medioambiental. Muy en concreto hay una campaña contra la utilización del plástico, que aquí mismo tenemos [el equipo de prensa nos sirve durante la entrevista agua en vasos de plástico]. Usted conoce bien esta materia porque durante muchos años ha presidido Ecoembes (organización sin ánimo de lucro dedicaba al reciclaje de envases). ¿Cómo lo ve?
He estado en Ecoembalajes prácticamente desde su fundación. Es un caso de éxito, porque se forma, precisamente, para todo tipo de reciclado, no solamente de plásticos, en lo que se refiere a envases comerciales. Se funda con mucho retraso con respecto a iniciativas similares en Alemania o en Francia, y sin embargo la buena gestión de los dos directores que hemos tenido y la responsabilidad de todas las empresas que colocaban envases ha hecho que cumplamos con todas las directivas europeas, excediendo a lo que se nos exigía incluso, haciéndolo, además, de una manera económicamente razonable.
Todas las empresas están absolutamente concienciadas de la eliminación paulatina de plásticos, la reducción de su peso y su eliminación. La cuestión estriba en saber cómo se encajan todas las cosas. Porque por otra parte, todos sabemos que hay una gran sensibilidad a través del desperdicio alimentario. Donde se tira un montón de cantidad de comida no consumida. Cuando vemos que el plástico ejerce, también, una protección, lo que hay que hacer es encontrar sistemas alternativos. Por poner un ejemplo: el bacon va envasado en plástico porque protege el producto y puede extender la vida de ese producto comparado con, por ejemplo, si fuese envasado en papel. Son, por tanto, las dos funciones básicas de los envases: proteger y extender la vida del producto, al mismo tiempo que poder tener esos productos a un coste razonable. El problema de los consumidores es que quieren todo: un coste razonable, quieren que el producto pueda tener una vida extendida para no hacer desperdicio alimentario, y encima que no haya plástico. Cuadrar todo esto es lo que hay que hacer paulatinamente con conocimiento de la gente. Pero es facilísimo ahora mismo tratar de hacer con esto populismo. Pensemos, por ejemplo, en cómo haríamos con el pescado congelado. La gente tiene que entender cuáles son las prioridades.
Hemos empezado con lo particular, pero vayamos a lo general. Si hablamos de cambio climático, hasta qué punto todo debe centrarse en una reducción global de las emisiones, cuando esto puede afectar al crecimiento económico, tan anhelado.
Afecta de manera desigual. Yo soy un convencido, me acuerdo hace décadas que con Juan Carlos del Olmo de WWF o con Juancho López Uralde [fundador de Equo, hoy diputado de Unidas Podemos] cuando estaba en Greenpeace, en Coca-Cola estábamos siempre en contacto con ellos. De hecho fuimos pioneros en España, antes de que la multinacional, en Atlanta, empezase a moverse en la dirección de la sensibilidad hacia el medio ambiente.
Personalmente yo soy poco urbanita, soy absolutamente de campo y creo que es importantísimo que, entre todos, preservemos este plantea. Dicho esto, hay un problema ético, en el sentido de que exigimos a veces a un mundo que está en despegue que no cometan los errores que nosotros cometimos en el primer mundo, los cuales nos han otorgado este nivel de vida que tenemos. Y estamos negándoles a ellos pasar por el mismo proceso. Esto conviene entenderlo a nivel global. La situación pasa porque unos vivan mejor de lo que están viviendo actualmente, pero tiene que ser a cambio de que otros renunciemos a vivir como estamos viviendo, y por eso el tema no es tan sencillo.
Usted ha cruzado el charco, como se dice coloquialmente. ¿Qué experiencia se lleva de haber vivido en EEUU? Ahora se habla, no sin polémica, del "estilo de vida europeo". ¿Cómo ve la contraposición? ¿Se trabaja más agotadamente allí? ¿Se vive mejor a este lado del Atlántico?
Yo llevo desde los veintitrés años trabajando en una empresa americana, y trabajando mucho. La empresa americana, sus prácticas, son las mismas en cualquier sitio. He trabajado en Bangkok, he sido director de Coca-Cola en Singapur y en Malasia, he estado dirigiendo Alemania, durante unos años, también en Atlanta, y el ritmo es muy fuerte. Son elecciones personales. A mí me encantaría haber sido alto ejecutivo de Coca-Cola a tiempo parcial, o solo los días impares y poder tener una reducción de jornada. El problema es que, a determinados niveles, es imposible. A determinados niveles estás veinticuatro horas, porque si hay un problema mientras te estás acostando y está amaneciendo en Japón, si tú eres responsable tienes que estar en ese problema. Estás veinticuatro horas enganchado con el teléfono, porque es una multinacional donde está continuamente siendo de día en cualquier parte del plantea. Y si no lo estuvieras estarías engañando a tu propia empresa. Ser alto ejecutivo no lo puedes ser un poquito, o lo eres o si no lo vas a ser hablarlo, como yo hice con la empresa, cuando después de treinta y seis años les dije que quería bajarme, para no bajarme un día en el que ya no pueda hacer las cosas que me gustan porque prácticamente no esté ya en condiciones físicas.
El diario El Economista asegura esta semana que usted se acogió en Portugal a un "sistema de beneficios fiscales para millonarios". Usted ya habló en su día para Libertad Digital sobre su patrimonio. ¿Qué dice sobre esto?
Es una información que ya salió en marzo, cuando se anunció que me presentaba con Ciudadanos, y di mis explicaciones. Casualmente El Economista lo desentierra ahora, cuando hay otras elecciones. Ellos sabrán por qué... pero a eso no se le puede llamar "periodismo" (no hay noticia) sino pura propaganda al servicio de yo qué sé qué intereses. Como le comentaba antes, he vivido en Bangkok, Singapur, Dusseldorf, Atlanta, Nueva York y Lisboa. Siempre he pagado los impuestos del país en el que residía, fuesen estos altos, bajos o mediopensionistas. También los impuestos en España como no residente.
El director de El Economista es de Cuenca y jamás se me ocurriría aventurar que reside en Madrid simplemente porque en esta comunidad no hay Impuesto sobre el Patrimonio. De igual manera me gustaría que él no aventurara las razones por las cuales yo decido residir en aquellos lugares en los que poseo un inmueble.