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Lo que Bildu no quiere ver en la campaña

Casado, Rivera y Abascal no han rehuido acudir a los lugares copados por los batasunos, algo que incluso el PSOE ha considerado una "provocación".

Casado, Rivera y Abascal no han rehuido acudir a los lugares copados por los batasunos, algo que incluso el PSOE ha considerado una "provocación".
Albert Rivera y Maite Pagazaurtundua, escoltados el pasado mayo en el pueblo vizcaíno de Josu Ternera. | EFE

Lo que Bildu llevó este viernes al Parlamento Vasco, una Proposición para vetar la presencia de PP, Ciudadanos y Vox en esa comunidad autónoma durante la campaña electoral de noviembre, no es más que lo siempre ha defendido la antigua Batasuna, el brazo político de ETA. La llamada izquierda abertzale, cuya aspiración política, por la que los terroristas mataron a mil personas, es un futuro Estado independiente, Euskal Herria, deja muy claro que en ese hipotético país soberano no todos serían iguales, ni disfrutarían de los mismos derechos, incluidos algunos tan fundamentales como el de reunión o manifestación política.

La mera presencia de Pablo Casado, Albert Rivera o Santiago Abascal, un vasco de Bilbao, se considera una "provocación" y por eso cada vez que ocurre se organizan contramanifestaciones, en ocasiones con actos de coacción y violencia contra los representantes constitucionalistas. Así ha ocurrido en los últimos años en Alsasua (Navarra) Rentería o Miravalles, la localidad natal de Josu Ternera.

En la primera de esas localidades los líderes del centroderecha han vivido en primera persona el acoso de los cachorros batasunos, los mismos que ridiculizó hasta el extremo la exitosa comedia de Emilio Martínez Lázaro, Ocho Apellidos Vascos. Abascal, hijo de un dirigente del PP amenazado desde siempre por ETA, conoce bien esos procedimientos desde que en 2003 tuvo que sufrir el acoso batasuno, en plena actividad criminal de los etarras, cuando fue a tomar posesión de su acta de concejal en la localidad alavesa de Llodio.

Pero lo cierto es que la acusación de provocar no ha estado, únicamente, en boca de Batasuna. El PNV se ha manifestado muchas veces en parecidos términos e incluso el PSOE. El portavoz de los socialistas en el Senado, Ander Gil, llegó a decir, con motivo del acto en noviembre de 2018 de Rivera en Alsasua, donde le acompañaron el filósofo donostiarra Fernando Savater y varias víctimas de ETA, que habían ido a provocar quienes, aseveró sin reparo, "nunca habían tenido que mirar debajo de su coche" en alusión a la medida de seguridad que los amenazados por el terrorismo adoptaban rutinariamente en los años más duros.

Estas han sido algunas de esas "provocaciones".

Alsasua

El domingo 4 de noviembre, las campanas de la Iglesias de Alsasua, una localidad de 7.000 habitantes a 50 kilómetros de Pamplona, repicaron con insistencia durante buena parte de la mañana. No era una llamada rutinaria a los fieles, sino una de las maneras que los cachorros batasunos utilizaron para tratar de boicoterar, sin éxito, el acto que la Plataforma España Ciudadana, impulsada por Ciudadanos, realizó en la plaza del pueblo, el mismo en el que dos guardias civiles y sus parejas fueron brutalmente agredidos en un bar en 2016.

Albert Rivera pronunció un discurso en la Plaza de los Fueros, precedido por Fernando Savater y Beatriz Sánchez Seco, víctima del atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza de 1987. Entre el público, una importante delegación de Vox, entonces una formación extraparlamentaria, con Santiago Abascal y José Antonio Ortega Lara, el funcionario de prisiones secuestrado por ETA en los noventa, a la cabeza, y también varios dirigentes del PP, como la líder navarra de los populares, Ana Beltrán.

Todos asediados por centenares de batasunos que además de hacer sonar las campanas, algo que el párroco de la localidad llegó a justificar en una entrevista en esRadio, arrojaron piedras y todo tipo de insultos, además de tratar de hacer inaudibles los discursos con un grupo de rock que se iba moviendo por los alrededores en un escenario móvil. El carnicero de Mondrágon, Jesús María Zabarte, se sumó con entusiasmo, como desveló entonces Libertad Digital. Sólo la fuerte presencia de la Guardia Civil garantizó que el acto pudiera celebrarse, aunque en un ambiente de gran intimidación para los convocantes.

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El carnicero de Mondragón en Alsasua.| M. Muro

Rentería

El domingo 14 de abril, en plena campaña de las elecciones generales, Rivera elegía esta vez Rentería (Gipúzcoa) para realizar un acto, acompañado de nuevo por Savater y esta vez por la eurodiputada Maite Pagazaurtundua, quien en perfecto euskera contestaba airada las invectivas de los cachorros batasunos, que desde el primer momento acosaron a la delegación naranja, con gritos desde los balcones para tratar de impedir el mitin.

Días después, Rivera y Pagazaurtundua llevaban el asunto ante la Fiscalía por posibles delitos de odio, denunciando que todo estuvo organizado en las redes sociales por Ernai, una organización juvenil heredera de Jarrai y Segi.

Miravalles

El 23 de mayo, en la última semana de la campaña de las elecciones municipales, autonómicas y europeas, de nuevo Rivera y Pagazaurtundua pisaban ‘territorio comanche’. Ambos realizaban un acto de campaña en Miravalles (Vizcaya) el pueblo natal de Josu Ternera, detenido una semana antes en Francia. El Ayuntamiento de esta localidad de 7.000 habitantes, muy cerca de Bilbao, compuesto únicamente por PNV y Bildu, llamaba previamente al boicot y desde primera hora se veían octavillas contra el líder de Ciudadanos y también contra el PP y Vox. Al mismo tiempo, las pancartas en favor de Ternera eran visibles por todo el pueblo.

A falta de campanas, los batasunos tiraban esta vez de sirenas y, en un pretendido acto de contrición, recibían a la comitiva naranja de espaldas en la plaza del pueblo, pero apenas recibir los buenos días de Rivera se desataban los insultos y amenazas contra el líder de Ciudadanos, fuertemente escoltado. Durante su discurso, Rivera enfatizaba una de sus propuestas estrella, la de que se actúe para prohibir por ley los homenajes a etarras que proliferan en los pueblos del País Vasco.

Casado, acosado en San Fermín y en Alsasua

El líder del PP también ha visitado recientemente esos lugares. Lo hizo incluso antes de ser elegido presidente de los populares en las primarias del partido celebradas en julio de 2018. En los sanfermines de aquel año, ataviado con el tradicional pañuelo rojo, recibió insultos y abucheos junto a Ana Beltrán, la líder del PP en la Comunidad Foral.

Este mismo año, y tras firmar con Unión del Pueblo Navarro (UPN) la coalición de Navarra Suma, en la que también se integró Ciudadanos, visitó Alsasua, donde se acercó al bar en el que resultaron agredidos los dos guardias civiles y sus parejas en 2016.

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