Solo una lista ha comparecido en las elecciones internas de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), la liderada por Oriol Junqueras como presidente y Marta Rovira al frente de la secretaría general. Ambos tendrán como principales apoyos a Pere Aragonès, que pasa de adjunto a la presidencia a "coordinador nacional", cargo de nuevo cuño en ERC, y Marta Vilalta, que de vicesecretaria de estrategia se convierte en adjunta a la secretaría general. Se ratifican, por tanto, las actuales funciones de Aragonès y Vilalta como manos derechas del preso y la prófuga.
A los algo más de 9.500 militantes del partido republicano no les quedaba más opción que votar por la lista oficial o en blanco. No hay alternativa consistente al liderazgo de Oriol Junqueras, a pesar de las críticas en los sectores más duros de ERC a su aparente apuesta por el diálogo y el apoyo a un Gobierno de Pedro Sánchez. El ascenso formal de Aragonès es el apunte más destacado de la jornada electoral del partido, pues viene a zanjar de momento la disputa sobre quién será el próximo candidato republicano a la presidencia de la Generalidad. Optaba Roger Torrent, pero el presidente del parlamento autonómico queda por debajo del vicepresidente de la Generalidad en el escalafón interno del partido.
Como ha venido sucediendo hasta ahora, el día a día del partido queda en manos del tándem formado por Aragonès y Vilalta, correas de transmisión de Junqueras y Rovira, quien en las últimas semanas parece haber retomado la actividad política desde Ginebra con apariciones en medios, declaraciones públicas y reuniones con el también prófugo Carles Puigdemont.
Puestos intermedios
También forma parte de la reelegida dirección Lluís Salvadó como vicesecretario de coordinación interna. Salvadó es uno de los investigados por el juzgado de instrucción número 13 de Barcelona y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en relación a su participación en el golpe de Estado separatista, así como Josep Maria Jové, que también permanece en el "consejo nacional" de la formación separatista.
La continuidad de Junqueras y Rovira supone también el respaldo a su estrategia de aparcar formalmente la unilateralidad y optar por un cierto pragmatismo negociador a fin de suavizar el horizonte penal de su líder. Ese giro "posibilista" ha llevado a ERC a un enfrentamiento frontal con la facción separatista posconvergente y parte de las entidades sociales partidarias de la confrontación con el Estado y la unilateralidad.
Cambio de estrategia
Como se recordará, Oriol Junqueras y Marta Rovira fueron con quien más fuerza empujaron a Carles Puigdemont a proclamar la república en lugar de convocar elecciones autonómicas, hecho que precipitó la fuga del presidente autonómico, el encarcelamiento de los dirigentes separatistas que no acompañaron a Puigdemont y la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Casi dos años después de esos hechos, las posiciones de Junqueras y Rovira habrían virado 180 grados, aunque en ninguna de sus declaraciones públicas han renunciado a "implementar" la república aunque sea pasando por encima de más de la mitad de la población de Cataluña.
Tampoco Pere Aragonès, el delegado de Junqueras en la calle, ha bajado el tono en sus declaraciones de cara a la galería, si bien en su caso concurre la circunstancia de que se mantuvo en el cargo de secretario de economía de la Generalidad en plena vigencia del 155 a plena satisfacción de los enviados del Gobierno para hacerse cargo de la administración autonómica catalana, quienes subrayaron el servilismo del actual hombre fuerte de Junqueras.