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La comisión sobre pederastia en Montserrat exonera al abad Soler a pesar de que conocía los abusos

El abad solo informó a Roma cuando el principal acusado ya había fallecido y una de sus víctimas amenazó con acudir a los medios.

El abad de Montserrat, Josep Maria Soler | EFE

El abad del cenobio benedictino de Montserrat, Josep Maria Soler, sigue en su cargo a pesar de las conclusiones de la comisión establecida para investigar de manera interna los casos de abusos a menores en el monasterio. Dicha comisión, formada por el médico y exconsejero de la Generalidad, Xavier Pomés; la abogada, Cristina Vallejo; la psicóloga, Begoña Elizalde; y el monje, Bernat Juliol, reconoce que al menos dos religiosos, uno casado en la actualidad y el otro fallecido, abusaron de niños y adolescentes entre los muros del monasterio.

También admite la comisión que el abad Soler, nombrado en el año 2000, conoció de primera mano y como mínimo uno de los casos, puesto que la víctima y su madre lo pusieron en su conocimiento, pero considera que no es necesaria más reparación por parte de Soler que una petición pública de perdón.

Según el informe hecho público por la abadía, "el P. Abad Josep M. Soler tuvo conocimiento de esta denuncia de abuso seis meses después de su elección y tomó las siguientes decisiones para hacerle frente: apartó al H. Andreu M. Soler de los "escoltas" y lo envió al Monasterio del Miracle, donde no tenía contacto con menores, a la vez que se puso a disposición de la víctima manteniendo contacto con él y su madre. El P. Abad Josep M. Soler relata que actuó siempre intentando ayudar a la víctima de acuerdo con los criterios y la sensibilidad existentes hace veinte años".

Los pagos del abad a una víctima

La ayuda a la víctima consistió en comprar su silencio, según informó la web religiosa Germinans Germinabit en una información publicada en enero de este año: "En el año 2003 se pagaron 8.600 euros. 7.200 para el joven y 1.400 para su abogado. No eran unas tarifas ciertamente elevadas. Y además se las pagan en efectivo, por medio de los letrados del monasterio. No se vaya a ensuciar las manos el Abad con el vil metal. Y para que no quede rastro, se lo entregan en tres ocasiones, en billetes de 500. Pero la víctima les salió respondona y en un gesto que le honra, en el año 2015 les anuncia que va a denunciar el caso y les devuelve el dinero. Personalmente al Abad. Sin intermediarios".

Según esta información, el abad evitó emprender un proceso canónico contra el monje contraviniendo las instrucciones promulgadas por el Vaticano en 2001. "Se trataba de un caso del año 1998, no de los años 70. Un caso bien reciente. Se limitó a trasladarlo a El Miracle (una residencia para monjes ancianos), pero siguió velando por su honra, hasta el punto de que la editorial de la Abadía le publicó en 2007 un libro titulado L’escoltisme i Montserrat, ¡prologado por Jordi Pujol!", se afirma en Germinans Germinabit.

En el año 2000, Soler concedió una entrevista a La Vanguardia en la que decía que "nos sentimos heridos como personas y ciudadanos" y que las acusaciones sobre el peso de un lobby gay en el monasterio le sonaban a "montaje". "Yo veo en los hechos de estos días la voluntad de desprestigiar los valores evangélicos, la propia Iglesia como institución, Cataluña e incluso las bases éticas de la sociedad", añadía en aquella conversación con el diario del conde de Godó.

No fue hasta 2016 cuando el abad decidió poner el caso en conocimiento de la Congregación para la Fe, pero el "depredador sexual" (según lo califica el informe) había muerto ocho antes. Del asunto se dio traslado a Roma porque la víctima devolvió el dinero en aquel 2016 y manifiestó que acudiría a los medios, algo que finalmente hizo a principios de este año.

Palabra de Josep Maria Soler

No obstante, en el informe emitido este viernes por la comisión sobre la pederastia se asegura que "en la entrevista mantenida por parte de la comisión con el P. Abad Josep M. Soler, éste manifiesta que actualmente actuaría de manera diferente de acuerdo con la nueva normativa civil y canónica. De ahora en adelante, reconociendo que los abusos son una lacra social muy grave, el P. Abad Josep M. Soler, como máxima autoridad del Monasterio, se compromete a actuar de manera firme y contundente contra los abusos sexuales a menores".

El documento recomienda el reconocimiento de los hechos y que se pida perdón, pero afirma que el abad "ya cumplió públicamente parte de esta recomendación en la homilía de la misa del día 3 de febrero de 2019. Sin embargo, una vez constatados los abusos, creemos necesario un acto público de reconocimiento y de petición de perdón, situando los hechos en relación con sus circunstancias".

El informe pasa por alto los tejemanejes económicos del abad para tapar la denuncia, su tardanza en reaccionar y que informara del caso a Roma cuando tenía la certeza de que el asunto saldría a la luz pública porque una de las víctimas de los abusos así se lo manifestó.

El abad de Montserrat es una figurada muy venerada por parte del nacionalismo. Josep Maria Soler es además un firme defensor del proceso separatista.

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