Es el nuevo as bajo la manga. En el tiempo de descuento, tras un verano sin negociación, y a veinte días de que se disuelvan las Cortes, y desde la Estación de tren de Chamartín, el presidente del Gobierno en funciones ha protagonizado el acto de presentación de sus 370 medidas para un "programa común progresista", con marcado carácter electoral, y en el que ha lanzado su última oferta a Podemos:
"Proponemos la activa y reforzada participación de Unidas Podemos en la gobernanza de nuestro país ejerciendo altas responsabilidades en instituciones que complementan la labor del Consejo de Ministros". Una nueva oferta que deja muy atrás las otras dos realizadas antes del verano: la entrada en los segundos niveles de la administración que se hizo en junio (de secretarías de estado para abajo), y el gobierno de coalición de julio.
Se trata de una fórmula de cooperación con Podemos que contaría con una "triple garantía", según ha explicado el líder socialista: "la primera crear una oficina de cumplimiento del acuerdo dependiente del ministerio de Hacienda; dos, crear una comisión en el Congreso y Senado para verificar y actualizar el cumplimiento del acuerdo; y tres, crear un mecanismo reforzado de garantía en el que participe la sociedad civil".
Una rebaja que ha justificado Pedro Sánchez en la desconfianza mutua entre ambas formaciones: "es inviable porque con el rechazo a nuestra propuesta confirmamos que la voluntad de coalición de Podemos se basa en el recelo y la desconfianza y con esos mimbres sólo hay un previsible que es un desgobierno basado en la desunión y con compartimentos estancos. Dos gobiernos en uno. Y esto no es lo que votaron los españoles el pasado 28 de abril".
Según Sánchez, "las dos fuerzas políticas deberíamos aceptar lo obvio y es que de poco sirve insistir en un argumento cuando la otra parte lo rechaza de plano. El PSOE ni impone ni humilla a nadie defendiendo su visión sobre lo que entiende que es un gobierno eficaz y cohesionado".
Un movimiento con el que Sánchez confía en que Podemos rectifique y apoye un gobierno en solitario del PSOE sin entrar en el Gobierno y que debatirán este jueves en Ferraz en la reunión de los equipos negociadores PSOE/Podemos. Aunque Sánchez ha dejado claro que "no queremos votos gratis en nuestra investidura" y ha dejado entrever que no se presentará a la investidura si no tiene la certeza de ganarla y de tener estabilidad. "No estoy dispuesto a presidir un gobierno si, en su acción ni desempeño, no es útil al interés general. Ése es mi deber como presidente del Gobierno: si no puedo actuar con eficacia para ofrecer la estabilidad que necesita nuestra sociedad, creo que no merece la pena intentarlo".
Recado sobre Cataluña
Un fuego de artificio más con el que aparenta tender la mano a Podemos por un lado mientras, por el otro, se garantiza el fracaso a una investidura cegando la vía a ERC. Es la novedad en este documento programático: por primera vez, el psoe rechaza expresamente en un documento interno la celebración de un referéndum de autodeterminación. De hecho en el anterior programa electoral, el PSOE pasó de puntillas por el tema catalán como también ocurrió en la primera sesión de investidura el pasado 22 y 23 de julio, cuando aún había visos de que avanzara la negociación.
Como muestra de la imposibilidad de alcanzar un acuerdo, el PSOE desentierra nuevamente el hacha de guerra de Cataluña. Un asunto en el que se explaya ahora en el documento con 370 medidas para la configuración de un "programa progresista". En el texto de 76 páginas se incluye un epígrafe en materia de "Estructura Territorial" en el que manda una advertencia clara a Podemos: "En nuestro modelo no tiene cabida un referéndum de autodeterminación que el Tribunal Constitucional ha declarado contrario a la Constitución y que, desde una perspectiva política, provoca la quiebra de la sociedad".
Una forma de tomar distancia con la formación morada pero también con ERC que defienden la celebración de un referéndum y el derecho a decidir en Cataluña. A ambas formaciones parece referirse para limitar la solución al conflicto territorial en el ámbito de "la financiación autonómica adecuada".
En su discurso en público, Sánchez no sólo criticó la "unilateralidad y ruptura" de "un referéndum de autodeterminación que quiebra las bases de la convivencia y sitúa a las sociedades en un callejón sin salida" sino que se anticipaba ya a la "crisis territorial que podremos tener en los próximos meses" y que pesó en la ruptura con Podemos, cuyo gobierno de coalición con el PSOE podría "no sobrevivir" al otoño caliente que se espera tras el El aniversario del 1-O, la Diada y la sentencia del juicio de los golpistas catalanes. Un escenario en el que la inclusión del rechazo a un referéndum en el ‘pre-programa’ del PSOE deja claras cuáles son sus intenciones.