El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) estará dirigido por primera vez por una mujer. Será de forma interina, hasta que haya un Gobierno que no esté en funciones y pueda nombrar al que será el futuro director de los servicios secretos españoles. Y es que la ley establece que los máximos responsables del centro, que tienen rango de secretario de Estado, no pueden permanecer de forma interina en el puesto entre el final de su mandato y el nombramiento de su sustituto.
El hasta ahora número uno, el general de Ejército Félix Sanz Roldán, deja su cargo este viernes 5 de julio. Exjefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) entre 2004 y 2008, llegó a la dirección del CNI en el año 2009, con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno. Renovó el cargo en 2014, con Mariano Rajoy en el Palacio de La Moncloa. A sus 74 cesa este viernes y el mando pasa a la secretaria general del centro, Paz Esteban, que llegó a ese cargo en junio de 2017.
Esteban es licenciada en Filosofía y Letras e ingresó en los servicios secretos en 1983, cuando todavía tenían el nombre de Centro Superior de Información de la Defensa (CESID). Lo hizo en un momento en el que no había mujeres en las Fuerzas Armadas y las futuras agentes femeninas eran reclutadas en el sector civil. En la actualidad, ambos sexos pueden incorporarse desde las FAS o el sector civil, indistintamente.
Pasó casi dos décadas desempeñando puestos en el ámbito de la inteligencia exterior, aunque nunca estuvo destinada como agente de campo fuera de territorio nacional. En 2004 dio un salto en su carrera y empezó a desarrollar funciones de planeamiento y estrategia en los órganos de dirección del centro, hasta que en 2010 fue designada como directora del Gabinete Técnico del Director del CNI. Siete años después, Sanz Roldán la nombró número 2 del centro.
Desde este viernes será la máxima responsable del espionaje, aunque no se sabe por cuánto tiempo permanecerá en el cargo. En las quinielas de los mentideros militares y políticos no aparece entre los nombres que se barajan para ocupar la dirección del CNI. Y es el director del centro en el que tiene la potestad de nombrar al secretario general —debe ser parte de la plantilla del CNI, no puede ser exterior—, por lo que tampoco tiene asegurado que en unos meses continúe como número dos.
Son tres los nombres que suenan con más fuerzas para convertirse en el futuro director del centro, pero dos lo hacen con muchísima más fuerza. Para más inri, los dos son femeninos, por lo que el hecho de que una mujer sea la máxima responsable de los servicios secretos podría no ser un hecho casual fruto de la interinidad, como va a suceder con Paz Esteban, sino que sea solo el inicio de nuevos tiempos en el espionaje español.
El primero de esos nombres es el de Esperanza Casteleiro. Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación, ingresó en el CNI en 1983. Estuvo destinada en Cuba y Portugal, entre otros destinos en el exterior, y volvió al centro para dirigir la sección de Recursos Humanos. Entre 2004 y 2008 fue la número dos del centro. Con posterioridad fue jefa de la Unidad de Inteligencia en el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), hasta que en 2018 la reclutó Margarita Robles para ser su jefa de gabinete en el Ministerio de Defensa.
El segundo de los nombres es el de Elena Sánchez Blanco. Hija y nieta de militares, nació en El Aioun cuando esta ciudad todavía era española. Licenciada en Filología Inglesa, ingresó en el CNI en el año 1988, y es considerada una experta en el mundo árabe. En 2008 sustituyó a Casteleiro como número dos del centro y tras cuatro años en el cargo fue enviada como jefa del espionaje español a Washington (EEUU), donde fue la punta de lanza de las relaciones con la CIA. Desde abril de 2018 es jefa de Seguridad en Inteligencia del Banco de Santander.
El tercer nombre en discordia es el del general de brigada Miguel Ángel Ballesteros. Experto en geoestrategia, inteligencia y yihadismo, desempeña desde junio de 2018 el puesto de director del Departamento de Seguridad Nacional. Con anterioridad, fue director del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), el think tank del Ministerio de Defensa. Su nombramiento significaría la apuesta por mantener el centro en manos de un veterano militar de expediente impecable.