El Mundo dice que "Casado planea relevar a la portavoz de Génova que propuso Feijóo". Santiago González mira con nostalgia hacia el pasado. "Muchos vimos en Ciudadanos, como antes en UPYD, la oportunidad de contar con una bisagra ilustrada, capaz de dar sentido político nacional al bipartidismo. No ha habido manera". ¿Ciudadanos? Ciudadanos ya no existe, lo mató el viernes Rivera escupiendo a buena parte de sus votantes y señalándoles la puerta de salida. Que no quiere sus votos, dice, que sólo quiere los votos de PP y de Vox. Ha nacido el partido de Albert Rivera. Dice Santiago que "el gran error de Albert Rivera es haber cambiado la vocación de bisagra por la voluntad de mando, sustituir al califa de la oposición como califa de la oposición, empeño en el que parece haber cosechado notorios fracasos". Algunos hemos perdido ya la cuenta de lo errores de Rivera. Hasta Sosa Wagner intenta hacer entrar en razón al nuevo caudillito que nos ha salido. Dice que qué le impide a Rivera a ser él "quien tome la iniciativa política" con Sánchez. "Si Sánchez rechazara tal oferta, entonces la posición de Rivera consistente en negarse a cualquier colaboración estará sólidamente justificada". Déjalo, Sosa, es inútil, Hasta pide "que se pronuncien los diputados". ¿Pero no has oído al nuevo Amado Líder? Que como alguien le rechiste se va a la puta calle. "Si la responsabilidad se puede imputar a Cs, sus votantes, enojados, le darán la espalda". Que le vaya bonito, tan bonito como a Rosa Díez.
El País anuncia purgas en el partido de Rivera. "Rivera reforzará su control de la cúpula de Ciudadanos". "El líder de Cs no quiere más problemas y planea una remodelación del partido en la que estudia sacar a los críticos", al estilo Pablo Iglesias. "Rivera sale de la crisis interna reafirmado en su estrategia, aseguran en la cúpula, aunque se deja pelos en la gatera. Lo que ha ocurrido tiene costes para la imagen del partido", analiza el politólogo José Fernández Albertos. "A la gente no le gustan los partidos divididos ni los líderes autoritarios. Rivera tiene que valorar el posible coste de imagen". Los que le conocen dicen que "no va a quebrarse con esto. Hay que entender la psicología del personaje y su capacidad de resistencia. Este ruido no va a intimidarle". ¿Y quién trata de intimidar a nadie? A ver si alguien le aclara en su corte de aclamadores que él, como persona, importa una higa. Lo mismo se cree que él va a tener la potra de Pedro Sánchez y que este es el camino de llegar a Moncloa.
ABC: "Sánchez, sin control". Se queja el periódico de que "el gobierno en funciones lleva prácticamente cuatro meses sin comparecer en las sesiones de control en el Congreso". ¿Y lo dicen ahora, en pleno julio? Los columnistas están mucho más tranquilos desde que tienen claro que Sánchez se va a tener que apoyar en comunistas y separatistas y hacen como que se echan las manos a la cabeza. "¿Cómo pueden Rivera y Casado dar luz verde a un candidato al que le vale todo, incluido los enemigos más encarnizados de España y su democracia?", dice Luis Ventoso con mucha teatralidad. Pues oye, Aznar se apoyó en Pujol y Rajoy en el PNV. Pero la que está como unas pascuas es Isabel San Sebastián, antaño gran defensora del interés del Estado, la estabilidad, la nación y tal y pascual y ahora incondicional del no es no, y arremete contra "quienes se empecinan en seguir presionando a Rivera por tierra, mar y aire para que se desdiga de sus promesas de campaña y acuda en socorro del vencedor a fin de salvaguardar sus intereses (los de los que presionan, se entiende, no los de Ciudadanos ni los de España). Aquí sólo importan los intereses de Rivera.
La Razón dice que "la investidura de Ayuso avanza pese a los vetos". Perfecto, nos alegramos por Ayuso. Por cierto que "Moncloa maneja encuestas que dan al PSOE 145 diputados si repite elecciones", así que "gana la opción de volver a las unas". Hurra, cuanto antes, muchos quieren que les devuelvan el voto. Ademas, parece que Podemos se lo va a poner fácil. "El pulso de Iglesias: un ‘no’ de las bases en vísperas de la investidura". Julián Cabrera, sin embargo, no lo ve. "La investidura saldrá con toda probabilidad en segunda votación este mes de julio o puede quedar pendiente para septiembre, pero salir saldrá por mucho que se agite el espantajo de una vuelta a las urnas que, eso sí, al menos abriría de par en par las puertas al regreso triunfal del bipartidismo. No será necesario; el cocinero Sánchez tiene tiempo de seguir recociendo a adversarios, a futuros socios y a opinión pública a fuego muy lento". Se lo han puesto fácil.