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El Gobierno baraja ahora la investidura el 23 de julio pero se ve en septiembre: "Aquí no hay ni agosto ni nada"

El presidente del Gobierno no podrá reunirse de forma presencial este martes por las negociaciones en Bruselas. Conversarán vía telefónica.

El presidente del Gobierno no podrá reunirse de forma presencial este martes por las negociaciones en Bruselas. Conversarán vía telefónica.
Carmen Calvo. | EFE

El viernes lo negaba el Gobierno en los corrillos del palacio de la Moncloa pero el Ejecutivo ha vuelto a cambiar de opinión: la fecha de la investidura será el martes 23 de julio "casi con toda probabilidad", según anticipan fuentes socialistas a Libertad Digital y que será confirmada este martes por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet.

La tercera autoridad del Estado no podrá finalmente verse con el Presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, porque "se encuentra negociando en Bruselas" la renovación de los cargos comunitarios, informan Moncloa y Ferraz. Motivo por el que Batet y Sánchez mantendrán una conversación telefónica este martes por la mañana tras la cual comparecerá ante los medios la presidenta del Congreso.

Una comparecencia en la que oficializará el 23 de julio, la cuarta semana del mes, desbancando a las otras dos fechas barajadas, 9 y 16 de julio. Según las fuentes de este periódico, los motivos son los siguientes: primero, que la falta de acuerdo en Bruselas podría prolongarse hasta el próximo 10 de julio, día en que se podría convocar una Cumbre Extraordinaria en Bruselas, como la de este domingo, que haría imposible la investidura el 9 porque la segunda votación se tendría que producir a las 48 horas conforme rige el artículo 99 de la Constitución, obligando al candidato a viajar nuevamente a España sin tener garantías de que se haya cerrado la renovación de las instituciones comunitarias.

Y segundo porque, de ser el 16 de julio, la posible repetición electoral sería en el puente de todos los Santos, el primero de noviembre, el peor escenario posible si el temor es la desmovilización del electorado. Pero hay un tercer y más fundamental motivo que es la necesidad de más tiempo para que Podemos rectifique y acepte apoyar a Sánchez sin entrar en el Gobierno.

Algo en lo que el Gobierno confía pero, pese a los mensajes vertidos en público, no en el mes de julio, cuando parece inexorable la consecución de una investidura fallida, sino en el mes de septiembre. Una idea que ha parecido alimentar la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, al afirmar este lunes "aquí no hay ni agosto ni nada. Lo único que hay es responsabilidad y así se lo vamos a trasladar". Un 'verano largo' de negociaciones que comenzará el mismo miércoles con la próxima ronda de contactos de Pedro Sánchez con los grupos de la oposición.

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