Cada semana que pasa crecen las dificultades para Albert Rivera, pero el líder de Ciudadanos, lejos de arredrarse, pasa cada vez más a la ofensiva, y lo hace en varios frentes. Enrocado en el ‘no es no’ a Pedro Sánchez -cuya investidura se niega a facilitar por activa o pasiva, con una abstención- el líder naranja y sus más próximos echan mano de argumentos políticos ligados a la coyuntura.
Aluden así al acuerdo del PSOE con los nacionalistas, Bildu incluido, en Navarra; al "blanqueamiento" de Arnaldo Otegi en RTVE; a las declaraciones de José Luis Rodriguez Zapatero sobre posibles indultos a los responsables del golpe secesionista en Cataluña ("me da vergüenza Zapatero" llegaba a decir Rivera) o a lo ocurrido esta misma semana durante el homenaje anual a las víctimas del terrorismo en el Congreso, que no contó con el aplauso de los socios potenciales de Sánchez.
Pero este viernes, en un Consejo General diseñado al detalle como un cierre de filas del partido con su presidente, comenzaron a aparecer argumentos algo más inéditos en boca de los dirigentes naranjas, cada vez más dispuestos a identificar al sujeto que estaría detrás de las "presiones" que desde fuera de la formación estarían recibiendo para ser un partido "bisagra" y "pequeño" como denunciaba en ese Consejo, en una breve intervención previa a la de Rivera, el líder en Madrid, Ignacio Aguado.
El más que probable futuro vicepresidente de la Comunidad de Madrid iba más allá, defendiendo a su jefe de filas como el único que "es capaz de mantener firme el timón" frente, decía "a una tempestad y una tormenta que está ahí fuera". Aguado, incluso, se atrevía a lanzar un aviso a navegantes que ni siquiera Rivera secundaba luego expresamente, dirigido directamente al poder financiero: "Somos una alternativa real de Gobierno, por mucho que les pese a algunos: partidos políticos, medios de comunicación, poderes…da igual, si no debemos nada a nadie. Por no deber no debemos ni a los bancos, tenemos la libertad de hacer lo que queramos". Una afirmación que arrancaba una de las mayores ovaciones del máximo órgano entre congresos de Ciudadanos.
Bancos que le dicen a Rivera "lo que tiene que hacer"
De viva voz sí, pero no era la única alusión de Ciudadanos a los bancos este viernes. El equipo de Rivera, alarmado por titulares que aseguraban que habría sugerido a los críticos internos formar un nuevo partido, desmentía ese extremo aclarando que, en realidad, se habría referido a la patronal, los sindicatos y "bancos que le dicen lo que tiene que hacer". No se especificaba entidad alguna.
Precisamente en la reunión del Consejo General se aprobaban las cuentas de 2018 y en la nota de prensa correspondiente se informaba tanto del "superávit por cuarto año consecutivo" como de las palabras a puerta cerrada ante los consejeros del secretario de Finanzas, Carlos Cuadrado, acerca de que no existe "ninguna deuda ni compromiso financiero con entidades bancarias a fecha de 31 de diciembre de 2018".
Ya poco después de las elecciones generales del 28 de abril Rivera avisó a los poderes económicos que, si querían, se "presentasen a las elecciones". El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, se ha manifestado públicamente a favor de un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos, que suman 180 escaños, cuatro más que la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados.
Todo ello en un partido al que sus enemigos más acérrimos, singularmente Podemos, le han colgado desde 2015 el sambenito de "partido del IBEX". Rivera trataba de zanjar el asunto aludiendo, en su discurso ante el Consejo General, precisamente a su liberalismo: "Como soy liberal, siempre respetaré la opinión de una patronal, de un sindicato, de un medio de comunicación o de cualquier español. Pero como soy liberal, siempre pediré la libertad para tomar decisiones libremente, sin tutelas ni presiones".
Un paso más en su ‘no es no’ que, insisten sus más próximos, llevará hasta el final, hasta las últimas y aún inciertas consecuencias.