Es ahora cuando empieza en serio el juego de presión en este periodo de reflexión que le ha dado Pedro Sánchez a Pablo Iglesias hasta el 2 de julio, día en que se reúne con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, para fijar la fecha de la investidura, previsiblemente la tercera semana de julio. Y la encargada de poner hoy voz a la estrategia gubernamental es la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que ha descartado una "segunda vuelta" de la investidura en septiembre: o Pedro Sánchez sale investido en julio, o elecciones.
"No hay segundas vueltas", zanjó Montero en un acto en Barcelona. "Los partidos se tienen que concentrar en dejar clara cuál es la posición que van a adoptar en el mes de julio cuando se le ponga fecha a la investidura pero, insisto, no va a haber segundas vueltas" y pidió a los representantes políticos que "no se confíen". La titular de Hacienda dejó clara la voluntad de "seguir avanzado y trabajando" desde el Gobierno.
Una nueva amenaza que constituye un órdago para Podemos pero, al mismo tiempo, un farol. Fuentes de Moncloa consultadas por Libertad Digital aseguran que se trata de una estrategia que sólo persigue elevar la presión para forzar la rectificación de Pablo Iglesias en este mes de julio. "Estamos centrados y concentrados en una investidura exitosa en quince días", dicen estas fuentes de máxima solvencia.
Sin embargo, también reconocen que si esto no ocurriera, y los números salieran en setiembre, no habría elecciones. "Iremos a septiembre si hay una mayoría. Si no, julio y elecciones", reconocen estas fuentes gubernamentales. Los socialistas siguen confiando en la marcha atrás del líder de Podemos y creen que toda ayuda es poca para darle un "empujón".
Por ello, desde el Ejecutivo, la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, recuperó el fantasma del ‘No a Sánchez’ en 2015 tras el que Podemos perdió un millón de votos en la repetición electoral de 2016 y bromeó con que podría haber un Gobierno de PP, Ciudadanos, VOX y Podemos. "Lo que le estamos pidiendo a Unidas Podemos es un acuerdo de objetivos y de política. En absoluto es verdad (que pretendan un gobierno con la derecha) porque lo único que le estamos pidiendo a la derecha es que no obstaculice".
Calvo negó que haya un "juego estratégico de cara a la investidura" sino un "sentido democrático" de no renunciar al mandato que le ha otorgado el rey Felipe VI al presidente en funciones y líder del PSOE. Y confió en que el Gobierno pueda estar "trabajando en agosto a pleno rendimiento como Gobierno que tiene que afrontar retos importantes en la política nacional y en Europa".
Una confianza en el triunfo de la investidura en julio que se expresa también en privado donde recuerdan que si en 2016 Iglesias perdió un millón de votos tras votar contra la investidura de Sánchez en 2015, y en las recientes elecciones del 28 de abril al 26 de mayo ha perdido otro millón de votos más; se preguntan ahora en Moncloa: ¿está dispuesto Iglesias a perder el tercer millón de votos en cuatro años?