Al día siguiente de que Vox tensara las negociaciones del centroderecha, anunciando que rompía los acuerdos implementados ya en diversos ayuntamientos de España, singularmente el de Madrid, este miércoles era Ciudadanos el que rompía la baraja en la Comunidad de Madrid, uno de los lugares donde la formación naranja, junto al PP y los de Santiago Abascal, suman mayoría para gobernar.
En un tono inusualmente duro, el líder madrileño naranja, Ignacio Aguado, aseguraba que "no habrá un Gobierno bajo esas condiciones. Mis principios y los de mi partido están por encima de un Gobierno". Lo hacía tras advertir, siempre de manera velada hacia Vox, que los planteamientos de la formación derechista supondrían un "retroceso" para los madrileños.
En concreto, Aguado acusaba a Vox de "frivolizar con la violencia machista", de estigmatizar a los inmigrantes o de "atacar al colectivo LGTBI". Una respuesta verbal al documento que horas antes hacía público el partido que en Madrid lidera Rocío Monasterio, en el que se fijaban como "condiciones mínimas" la "identificación de todos los inmigrantes que se encuentren en la Comunidad de forma ilegal, con especial atención a la identificación y repatriación de los MENAS [menores no acompañados]" así como la supresión de las "subvenciones destinadas a financiar chiringuitos" con "carácter ideológico".
En síntesis, Aguado insistía en la vía andaluza, es decir, una coalición con el PP, que sería, una vez más, el encargado de negociar el apoyo de Vox sin permitirle la entrada en el Gobierno. "Yo no quiero una Comunidad de Madrid que tenga como reflejo los años cincuenta del siglo pasado. Yo no quiero una Comunidad de Madrid en blanco y negro" sentenciaba el portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, quien añadía que la pregunta ahora es "qué quiere hacer el PP".