El tiempo empieza a apremiar y los números no salen. Por ello, Pedro Sánchez ha llamado nuevamente a Pablo Iglesias a Moncloa después de su última reunión hace un mes con el objetivo de desencallar unas negociaciones que se encuentran en punto muerto en torno a la negativa del presidente a darle ministerios al líder de Podemos. Según fuentes socialistas, en este nuevo encuentro "se analizará la propuesta del Gobierno de cooperación y se espera respuesta" del líder de Podemos.
Era el único hueco en su ajetreada agenda internacional que tenía para un nuevo encuentro hasta dentro de una semana ya que el presidente del Gobierno en funciones viaja este miércoles por la mañana a Japón para participar en la cumbre del G-20 hasta el martes 2 de julio, una semana antes de la primera de las fechas que se había barajado para la investidura: el 9 de julio.
Sin embargo, el atasco en el relevo de las instituciones comunitarias, y la cumbre extraordinaria de la UE que se celebrará previsiblemente el miércoles 10 de julio hará que se posponga la fecha de la investidura a la tercera semana de julio, del 15 al 19, "casi con toda probabilidad".
Un escenario que deja a Pedro Sánchez con apenas diez días de negociación in extremis en la que fuentes de Moncloa no descartan que el candidato acuda sin los apoyos necesarios y con posibilidades de salir derrotado si Podemos no recula de sus exigencias iniciales sobre la entrada en el Gobierno.
Éste será precisamente el tema central de la conversación de esta tarde tras los "mensajes contradictorios" de Gobierno y PSOE en la versión de Podemos cuyo líder, Pablo Iglesias, pedirá "una aclaración" a Pedro Sánchez. Sin embargo, las fuentes socialistas consultadas aseguran que la posición de Sánchez es "inamovible" y que ni siquiera se trata de una línea roja política, susceptible de ir destiñéndose a medida que avance la negociación, sino que es una posición "personal" del presidente Sánchez que es consciente de que su entrada en el Gobierno provocaría recelos en otras instancias económicas y políticas, también a nivel internacional.
De ahí, que el mensaje del Gobierno en las últimas horas haya sido una apelación a Podemos a la sensatez insistiendo en la idea de que "no hay alternativa". "Seamos razonables", ha pedido la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, a Podemos al ser preguntada por su entrada en el Gobierno. "No dan las cifras para otro gobierno que no sea el del Partido Socialista, por lo tanto seamos todos razonables para darle a los ciudadanos lo que han pedido en las urnas y es que le demos la responsabilidad principal al PSOE" pero "compartiendo con Unidas Podemos objetivos importantes".