Muchos prefieren engañarse, pero la realidad es que en 2011 el PP ganó las elecciones municipales andaluzas y que las ocho alcaldías de las capitales estuvieron en sus manos.
En 2015, fue superado por el PSOE en los comicios locales y perdió las alcaldías de Sevilla, Huelva, Granada y Córdoba. En 2019, sólo conserva tres capitales: Almería, Málaga y Córdoba, todas ellas con la ayuda de Ciudadanos y de Vox.
El regalo inesperado de la presidencia de la Junta ha salvado al PP andaluz de una catástrofe, pero está por ver que logre superar su tendencia al deterioro continuo desde 2011 debido, entre otros factores, a la presencia creciente de Ciudadanos y, desde finales de 2018, de Vox.
Por el contrario, el PSOE recuperó posiciones en 2015 y en 2019 se ha llevado casi el 60 por ciento de todas las alcaldías andaluzas, nada menos que 458, nueve más, de 786 posibles por sólo 185 del PP, una menos. Dicho de otro modo, el PSOE ha resistido la presencia de Podemos -si es gracias a Pedro Sánchez o a Susana Díaz es motivo de debate interno-, pero ha perdido la Junta y su poder.
En cuanto a las diputaciones provinciales, el PSOE sigue dominando el panorama con gobiernos seguros en seis provincias -Huelva, Sevilla, Córdoba, Cádiz, Granada y Jaén- y con presencia del PP en dos de ellas, Málaga y Almería, con el apoyo necesario de Ciudadanos y tal vez de Vox en el último caso.
Si atendemos a las poblaciones mayores de 20.000 habitantes -y ante la falta de datos precisos por parte de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias que a día de hoy no ha publicado ni el listado de los alcaldes de los 786 ayuntamientos andaluces-, se ha calculado que en las 82 poblaciones de más de 20.000 habitantes que agrupan a la mitad más urbana de Andalucía, el poder está repartido, pero el PSOE tiene una ligera mayoría. Gobernará sobre 41 mientras que el PP lo hará sólo sobre 30.
Ciudadanos ha obtenido 21 alcaldías en ayuntamientos de Andalucía, con 11 mayorías absolutas si bien ha sido determinante en capitales Córdoba y Málaga y 23 gobiernos municipales más. Pero en las ciudades de más de 20.000 habitantes sólo ha conseguido dos alcaldías.
Podemos más IU, con la marca Adelante Andalucía, no ha logrado que su unión electoral haya significado suma de votos y mantiene su fuerza municipal pero no la incrementa. De hecho, ha perdido más de 100.000 votos respecto a 2015, si bien conserva Cádiz y alrededor de los 90 municipios que ya gobernaba hace cuatro años, cinco de ellos en ciudades de más de 20.000 habitantes.
Vox, que ha comprobado que su falta de implantación municipal en la mayoría de los municipios andaluces ha tenido la consecuencia de obtener muchos menos votos que en las elecciones generales y en las autonómicas, no ha logrado siquiera la alcaldía de El Ejido que muchos daban por segura.
Por tanto, el panorama andaluz sigue siendo mayoritariamente de izquierdas con un PSOE que resiste ante Podemos y un centro derecha dividido en tres partidos que juntos habrían ganado al PSOE y que por separado no logran quebrar la hegemonía del socialismo en Andalucía. Sin embargo, una operación de refundación, e incluso de renovación, parecen lejanas y el PP sigue descendiendo en porcentajes y votos.
Las sorpresas han venido de la mano de dos capitales, Granada y Jaén y de las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, andaluzas por situación e historia. En Granada, parecía imposible que Luis Salvador, de Ciudadanos, que sólo obtuvo una minoría exigua de 4 concejales, pudiera ser alcalde de la capital. Pero, como adelantó Libertad Digital, lo ha sido con el apoyo del PP, pero sólo durante dos años, que ese es el acuerdo entre bambalinas según fuentes populares.
Luis Salvador, conocido por su tarea como tertuliano en algunas televisiones, siempre ha sido el nombre que sonaba como posible alternativa al poder de Juan Marín en la dirección de Ciudadanos Andalucía. Procedente del PSOE, Salvador, que no pudo hacerse con la dirección del partido en Andalucía, fue el candidato más votados en las primarias nacionales. Ahora va a disponer de una visibilidad mediática y política que puede darle una segunda oportunidad.
En Jaén capital, parecía que la alcaldía iba a caer en el zurrón del PP, pero no ha sido posible porque Ciudadanos ha decidido apoyar al PSOE. Parece que tras la "espantá" de los naranjas está una disputa con Vox, alguno de cuyos dirigentes mantiene una fuerte controversia con Ciudadanos, su partido de procedencia.
Otras dos sorpresas han ocurrido en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, una mayúscula en ésta última. En Ceuta, el PP ha logrado el gobierno con la abstención del PSOE, algo inusual por su responsabilidad y sentido de Estado. En Melilla, sin embargo, ha sucedido lo contrario. Ciudadanos, con un solo concejal, ha logrado la alcaldía con los votos del PSOE y Coalición por Melilla, dirigido por los ex socialistas musulmanes de la ciudad.
Los gritos de "traidor" han sonado más que mucho y se da la circunstancia de que el hasta ahora presidente de Melilla, Juan José Imbroda, del PP, es hermano del consejero de Educación de la Junta de Andalucía que es precisamente de Ciudadanos, el partido que lo ha echado del gobierno de Melilla.
Ahora, el peligro esencial está en el gallinero de Susana Díaz. De hecho, gran parte del poder municipal del PSOE andaluz depende de sus seis diputaciones y Susana Díaz había colocado al frente de ellas a sus aliados provinciales, casi siempre los secretarios provinciales del PSOE andaluz.
Pero será Pedro Sánchez el que estatutariamente decida quiénes van a ser los presidentes de las Diputaciones andaluzas a partir de ahora. Por ejemplo, en Sevilla, el principal valedor de Pedro Sánchez y alcalde por mayoría absoluta en la localidad sevillana de Dos Hermanas, Quico Toscano, ya advirtió a Susana Díaz de que el presidente de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, mano derecha de la trianera, iba ser cambiado sí o sí.
El reciente acuerdo presupuestario andaluz, con el apoyo de PP, Ciudadanos y Vox cuando menos por dos años, ha dinamitado el argumento susanista de que el gobierno de la Junta estaba próximo a caer y que ella podría recuperar el poder de la Junta. Con ello, esperaba que Pedro Sánchez abortara la operación de acoso y derribo.
Pero ahora, con un horizonte despejado para el Gobierno de Juan Manuel Moreno en la Junta y sin que Susana Díaz pueda hacer "clientes" desde la Junta, el clientelismo socialista puede inclinarse hacia el BOE de Pedro Sánchez iniciándose así el principio del fin para quien pudo ser casi todo en el PSOE nacional y ha sido finalmente víctima de sus errores y prepotencias.