En política, como en la vida, la memoria es efímera. Durante la hora previa a la constitución del Ayuntamiento de Madrid, el patio central del Palacio de Cibeles se convertía en un desfiladero de los actores de la nueva legislatura municipal pero también de muchos dirigentes nacionales de todos los partidos y algunos políticos retirados. Hacia las diez y media de la mañana frisaba la puerta José María Álvarez del Manzano, quien fuese alcalde de la capital de España durante doce años seguidos, pero era de los que menos focos y atención despertaba.
Máxime por la mala suerte de coincidir en la puerta con Esperanza Aguirre, quien enseguida se veía envuelta en una nube de cámaras, ante las que arremetía contra Ciudadanos por confundir a "Vox con Le Pen" y pedía a los de Albert Rivera, ausente, que no influya "Macron" decía, en su política de pactos. Otros dos antiguos poseedores del bastón de mando madrileño, Ana Botella y Alberto Ruiz Gallardón, se convertían también en estrellas de los corrillos previos al pleno, destacadamente el que Gallardón y Manzano compartían con el líder del PP, Pablo Casado, quien llegaba exultante el día en que se confirma una de sus principales gestas como presidente de los populares, la recuperación de la alcaldía madrileña, ganada por la izquierda en 2015.
Exultante también llegaba Isabel Díaz Ayuso, que era de las que más tiempo dedicaba a atender a los medios, en el extremo contrario de un apurado Íñigo Errejón, que esquivaba los micrófonos sin quitarse sus gafas de sol. Ayuso hablaba de un "día excepcional" ya que "por fin los madrileños vamos a tener un Gobierno, algo que no hemos tenido en los últimos cuatro años. Teníamos un grupo de personas que a través de políticas sectarias han dejado la ciudad mucho más sucia, más atascada y con más inseguridad".
De "día histórico" hablaba poco después el secretario general del PP, Teodoro García Egea, quien sonreía al ser preguntado si había dormido poco. Pocas horas antes, el número dos popular cerraba en Orfilia, un restaurante cercano a la sede de Génova, los flecos del acuerdo con Vox junto al propio Almeida, el vicesecretario de organización del PP Javier Maroto y el portavoz parlamentario de Vox, Ivan Espinosa de los Monteros. La ‘fumata blanca’ la confirmaban vía Twitter al filo de las cinco de la mañana Egea y Espinosa.
¿Un pleno de guante blanco?
Ya en el pleno, curiosos compañeros de asiento en la tribuna de invitados, como los líderes autonómicos de PSOE y Ciudadanos, Ángel Gabilondo e Ignacio Aguado, y un lugar donde se desataba la euforia más que en ninguno, allí donde se ubicaba la familia del nuevo alcalde. Aunque el guante blanco se impone en los plenos constituyentes, y mucho de ello hubo en las palabras de agradecimiento de las portavoces de PP y Ciudadanos, Andrea Levy y Begoña Villacís, hacia la alcaldesa saliente, lo cierto es que las fricciones que se avecinan salían ya a la luz.
Particularmente cuando el portavoz del PSOE, Pepu Hernández, arremetía en su primer discurso contra populares y naranjas por haber pactado con "la extrema derecha" y por haber cambiado de opinión, decía, en cuanto a la prevalencia de la lista más votada. En ese momento, la concejal de Más Madrid, Inés Sabanés, se enzarzaba con Villacís en un breve intercambio de pareceres desde el asiento de ambas, separado solo por el pasillo.
Quien sin duda tendrá trabajo en la legislatura municipal es el funcionario encargado de modular la altura del atril de los oradores, que oscila notablemente entre la gran estatura del portavoz de Vox, Javier Ortega Smith, y la más menguada de Pepu Hernández. No será, claro, la única diferencia entre los grupos políticos madrileños.