Ada Colau no tiene la más mínima intención de abandonar la Alcaldía de Barcelona. Anoche anunció que se presentará a la reelección en la sesión constitutiva del pleno municipal, el próximo día 15. No ha llegado a ningún acuerdo con ERC ni con el PSC, pero con el último movimiento ya ha dejado claro que no piensa ser la vicealcaldesa de Ernest Maragall.
Colau pretende forjar un tripartito con republicanos y socialistas y acusa a ambos de vetos cruzados. En ese contexto, se erige en el punto de equilibrio entre lo que considera formaciones progresistas. Pese al empeño del partido que sustenta a Colau, Barcelona En Comú, en arbitrar un pacto con tres patas, ERC se cierra en banda a la hipótesis de renunciar a la Alcaldía y el PSC no quiere ni oír hablar de ERC ni mucho menos de Maragall, a quien consideran un tránsfuga.
Colau juega con esas tensiones para reeditar el cargo, ya que ante la falta de acuerdo con ERC, la propuesta de Manuel Valls cobra fuerza. ERC y Barcelona En Comú tienen diez concejales cada uno. Sigue el PSC con ocho, Valls-Ciudadanos tiene seis y son irrelevantes en las sumas los cinco de Junts per Catalunya y los dos del PP.
El papel de Valls
En teoría, Ciudadanos no está dispuesto a prestar sus votos a Colau, pero Valls, sí, y cuenta para ello con los concejales Celestino Corbacho (exministro socialista y exalcalde de Hospitalet) y Eva Parera (procedente de Unió), no sujetos a la disciplina del partido naranja. Con el concurso de los socialistas y de estos ediles, la actual alcaldesa sumaría la mayoría absoluta de 21 votos y revalidaría el cargo.
El PSC trata de hacer valer la fuerza de sus ocho concejales para exigir a Colau la formación de un gobierno paritario, pero no por género, sino por reparto de cargos entre socialistas y comunes. Su candidato, Jaume Collboni, ha advertido que no prestará sus votos para la investidura de Colau si no se cierra antes un acuerdo de gobierno. Por esa vía, es el único escollo formal que habría de superar la actual alcaldesa, así como la digestión de los votos de Valls, que hace las veces de Vox en la política municipal de Barcelona. La ruta de un tripartito o de un gobierno Maragall-Colau es aún más abrupta.
La decisión de Colau de optar a la reelección será ratificada por las bases de su partido en una asamblea que se celebrará este viernes y en la que no se prevén dificultades.