El Mundo dice que "Cs rechaza por unanimidad sentarse a negociar con Vox". Vamos, lo mismo que ya había dicho por activa y por pasiva la semana pasada. Y Vox le arrea a Ciudadanos una patada en el trasero del PP rechazando los presupuestos andaluces. Dice Tadeu que "no son las partidas ni su destino lo que impugnan" –ni siquiera las han examinado a fondo, como reconocieron ayer a Juan Pablo Polvorinos en esRadio–, sino la posibilidad probable de quedarse fuera de las inminentes mesas negociadoras". Una rabieta pueril. Dice Jorge Bustos que "dicen que la quiebra del bipartidismo solo ha deparado incertidumbre. Que ya nadie sabe dónde acabará su voto. Que los partidos traman acuerdos inopinados con los escaños recibidos. Pero tales incógnitas son irrelevantes respecto de la certeza principal: aquí al final se hará lo que diga el PNV". No jorobes, Bustos. Raúl del Pozo pone el ojo en Ciudadanos. "A pesar de sus ambiciones rotas, es la viga maestra de cualquier opción de gobierno en algunas comunidades, ayuntamientos, e incluso es la alternativa que prefiere Europa y el empresariado. Algunos de los que negocian con Cs se quejan: ‘Ha querido ser tantas cosas que ahora ya no saben lo que quieren ser’". Rivera nos tiene mareados a todos. Ah, y al PP le ha salido una Marea. "Alonso reclama una personalidad propia en el PP de Pablo Casado". A perro viejo todo se le vuelven pulgas.
El País dice que "Cs prioriza al PP como socio pero excluye a Vox de la negociación". Y no nos olvidemos de Podemos, que también la tiene liada. "Iglesias desoye las criticas internas y no adelantará Vistalegre III". ¿Críticas? ¿Vistalegre? No hombre no, Pablo está en su carguito. Berna González Harbour critica que "Ciudadanos estará encantado de recibir los apoyos de Vox desde fuera, siguiendo el modelo andaluz". Como Sánchez aceptó encantado los votos de Bildu y los separatistas catalanes en la moción de censura. ¿A qué eso le parece bien a Berna? "La verdadera línea divisoria de Ciudadanos sigue siendo la que le separa del PSOE como un partido infectado que solo 'excepcionalmente' se convertiría en socio. Rivera se equivoca de amigos". Mientras, "el PSOE navarro busca formar gobierno pese al recelo de Ferraz de depender de Bildu". ¿Qué opina Berna de esto?
ABC intenta distraerse del lío de pactos con otras cosillas. "El PP quiere portavoces que representen la remontada". A ver si el PP consigue entenderse con el PP. El editorial refleja el cabreo sideral con el rocambolesco espectáculo al que asistimos. "El centro derecha en España se ha instalado en una espiral de órdagos irresponsables que dificultan cualquier alianza para impedir gobiernos de izquierda allí donde PP, Cs y Vox suman. En el colmo del postureo Vox amagó ayer con dinamitar el gobierno andaluz". Y Cs en un "nuevo ejercicio de barroquismo político, planteó soluciones metafísicamente imposibles", con Vox pero sin Vox. Para ponerlo más difícil, "Abascal exige entrar en los equipos de gobierno", algo que no había exigido en campaña. Y para rematar la faena, Cs "se abre a pactos alternativo con el PSOE" poniendo como condición que "renieguen" de Sánchez como San Pedro de Jesucristo, la tontada más grande que se ha oído en política a lo largo de los siglos. "¿A qué vienen tantos complejos de PP, Cs y Vox a hacer algo tan legítimo como lo que hace la izquierda, que además presume de ello?". "La derecha debe pactar porque es prioritario que Sánchez no logre más poder". Dios, qué girigay. Ana I. Sánchez desvela el secreto de Abascal. "Suda tinta china en las ruedas de prensa", "lo pasa mal". Tiene miedo a que "puedan preguntarle por cuestiones que no sepa muy bien cómo responder". En su entorno, dice Ana Isabel, "inquieta su relación con los periodistas en el Congreso", donde "no le servirá responder con vivas a España". Ya cogerá tablas, mentiras, muchas mentiras, y ya está.
La Razón dice que "el PP ve un farol en el veto de Vox a las cuentas de Andalucía". Bueno, bueno, que a Abascal se le ve muy enfadado y tiene poco que perder. Dice Marhuenda que "el desencuentro entre Rivera y Abascal es evidente y cada vez mas hondo", como sigan así cualquier día llegan a las manos. "El problema de Rivera es el problema de su formación: la indefinición ideológica, o como hacer compatibles pactos con el PSOE y con un partido que definen de extrema derecha. En definitiva, la pretensión del partido naranja es que Vox apoye cualquier acuerdo con el PP, pero que no se note. Resulta imposible. Ahora sólo cabe esperar si Vox cumple la amenaza y devuelve las cuentas andaluzas. Añadir esta crisis a un mapa en el que se están encajando gobierno y ayuntamiento es irresponsable". Hay otra opción: repetir las elecciones donde no haya solución. Eso aclararía muchas cosas. Antes de que nos vuelvan a todos locos.