El Partido Popular se encuentra inmerso desde el pasado 26 de mayo en un proceso negociador complicado en el que Ciudadanos y Vox no se lo van a poner fácil para gobernar en comunidades como la madrileña o en ciudades como la propia capital de España. Los de Pablo Casado tienen que mediar con los de Albert Rivera, que no se quieren sentar con los de Santiago Abascal, mientras que estos últimos no están dispuestos a aceptar un "trágala".
Pero por si no fuera suficiente con estos problemas externos, en las últimas horas Casado se ha topado también con nuevas polémicas internas. La primera de ellas se levantaba este lunes en el País Vasco. En rueda de prensa, el líder popular en esa comunidad, Alfonso Alonso, anunciaba que el próximo 13 y 14 de septiembre celebrarán una convención para definir la "personalidad propia" del partido en ese territorio.
Una decisión que se tomó sin contar con Génova y que él mismo no tenía problema en confirmar este martes en una entrevista en RNE: "Esto de tener personalidad propia consiste en que uno toma decisiones y no se dedica solamente a pedir permiso", explicaba.
Alonso aseguraba también que no cuestionaba el liderazgo de Casado y que su movimiento no tenía "ánimo cismático", pero avisaba al presidente del PP: "Que respete cada una de las organizaciones territoriales, su manera de hacer política y su acento propio". "El PP siempre ha sido eso", continuaba, "un partido capaz de amoldarse". "Casado lo que tiene que hacer es respetar a ese PP, sentirse orgulloso y hacer una dirección desde esa humildad", afirmaba el presidente del PP vasco que fue uno de los mayores apoyos de Soraya Sáenz de Santamaría durante las primarias que celebró el partido.
El número tres del PP, Javier Maroto trataba de rebajar la polémica tras estas declaraciones asegurando en una entrevista en TVE que había hablado con su "amigo" Alfonso Alonso y que el fraccionamiento del voto de centro-derecha en el País Vasco dejó sin escaños a PP, Cs y Vox, por lo que el "constitucionalismo en el País Vasco necesita estar más reforzado", como señalan desde el PP vasco, ha asegurado. "El posicionamiento político del PP en el País Vasco tiene que tener un sabor propio, pero ese sabor propio solo se puede describir dentro de un ámbito nacional y de un discurso nacional", ha proclamado, para puntualizar que ese "sabor propio" lo tiene "hasta el PP de Madrid y no por eso es menos PP", decía.
Feijóo
El que tampoco se lo está poniendo fácil a Pablo Casado en las últimas semanas es el líder del PP gallego Alberto Núñez Feijóo. Hace una semana ya se convirtió en uno de los grandes protagonistas del almuerzo que se celebró en Génova con los barones del partido en el que criticó la estrategia del presidente del PP. Ahora, a unas horas de que el PP y Vox se sienten en el Congreso en su primera reunión oficial para negociar posibles acuerdos, el líder gallego del PP avisa: "No soy partidario de que Vox entre en gobiernos del PP y Cs".
En una entrevista en Cope, Feijóo ha dejado claro que no quiere a los de Santiago Abascal como compañeros de gobierno y ha presumido de que en Galicia "hemos conseguido que Vox no obtengan ningún diputado ni senador. Ni un solo concejal en ningún ayuntamiento gallego".
Un Feijóo que, a pesar de estas palabras, reconocía que "su postura es desde Galicia, que es más fácil" y decía que "respeta" que en otros territorios "mis compañeros busquen la gobernabilidad y la alternativa al socialismo y al populismo".
Tras estas manifestaciones, en Génova se preguntan por qué estos dirigentes, especialmente el vasco, no están "explicando qué es lo que van a hacer para mejorar sus resultados electorales".
Cabe recordar que el PP vasco no logró ningún diputado en el Congreso en las pasadas elecciones generales mientras que en las del 26 de mayo sufrió también un importante batacazo perdiendo un representante en Bilbao y cuatro en Vitoria. Tan sólo mantuvieron los tres concejales en San Sebastián.