Navarra se ha convertido en un sudoku político. Las elecciones forales 2019 han dejado un claro ganador, pero los números para la investidura no salen y puede terminar pasando cualquier cosa. Todo depende de qué decida finalmente la líder de los socialistas navarros, María Chivite. Una decisión que tendrá detrás la sombra de Ferraz. No en vano, no sería la primera vez que la dirección federal del PSOE termina imponiendo su criterio a la de los líderes locales.
Sólo hay dos opciones viables de gobernabilidad en estos momentos. Por un lado, que el PSOE se abstenga y la coalición Navarra Suma, compuesta por UPN, PP y Ciudadanos, pueda alcanzar el Gobierno foral. La otra, que la dirigente socialista consiga el apoyo de Geroa Bai (la coalición que incluye al PNV), Podemos e Izquierda-Ezkerra y la abstención de EH Bildu, lo que convertiría en clave a la coalición que integra a la antigua Batasuna-ETA.
Chivite quiere ser presidenta de Navarra y se ha puesto ya manos a la obra. A finales de esta semana inicia una ronda de contactos con las tres formaciones políticas de las que necesita un sí claro. Lo normal es que les ofrezca algún tipo de integración en un futuro Gobierno regional. No ha incluido en la misma ni a Navarra Suma ni a EH Bildu. No quiere contar con ellos, pero las cifras no cuadran sin que éstos, en el peor de los casos, se abstengan. Y EH Bildu ya ha dicho que eso no sale gratis.
El candidato de Navarra Suma, Javier Esparza, ha pedido este mismo lunes a la dirigente socialista que "recapacite y que interprete bien el mandato de los ciudadanos". El cuatripartito "ha pasado de 26 parlamentarios a 19 y, por contra, aquellos que estábamos en la oposición tenemos una mayoría para conformar un proyecto estable, para conformar un Gobierno constitucionalista en Navarra, que se aleje de políticas nacionalistas e identitarias".
"Estamos hablando de 20 parlamentarios en el caso de Navarra Suma y 11 parlamentarios en el caso del PSN. Si la sociedad navarra hubiera querido que María Chivite fuera presidenta, seguramente el resultado hubiera sido inverso, es decir, 20 parlamentarios hubiera tenido el PSOE y 11 nosotros, pero han dicho lo que han dicho y creo que el mensaje es rotundo y hay que respetarlo", ha dicho Esparza en una emisora de radio, según recoge Europa Press.
El secretario general del PP, Teodoro García Egea, ha pedido poco después al PSOE que "no regale" Navarra a PNV y EH Bildu, sino que "respete" al constitucionalismo. "Hay muchos que votan o quieren votar a cambio de consejerías, de concejalías. El PP en su momento votó a Patxi López –candidato del PSOE– para que fuera lehendakari en el País Vasco, a cambio de nada. ¿Por qué? Porque somos constitucionalistas y en aquel momento era necesario hacerlo", ha manifestado.
Pero la líder de los socialistas navarros está empeñada en ser investida presidenta. Preguntada la pasada semana si se abstendrían para investigar al candidato de Navarra Suma se mostró muy rotunda: "Que no, que nosotros no le vamos a dar nuestros votos a la derecha. No lo vamos a hacer. No lo vamos a hacer. No lo vamos a hacer. El no es no. No", respondió Chivite parafraseando en parte el famoso "no es no" de Pedro Sánchez.
Pero las voces críticas, aunque con tibieza, empiezan a llegar desde dentro del propio PSOE, como muestran las palabras de este lunes del presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page. En su opinión, el PSOE debería apoyar "lo más coherente para el PSOE" y "lo menos dudoso con la Constitución". También ha apuntado que lo que hagan los socialistas navarros deberá de hacerse "de manera muy hablada con Ferraz".
Ha afirmado que le haría una "ilusión extraordinaria" ver a María Chivite presidir el Gobierno Foral porque "es una persona excepcional, muy convencida de España y de la Constitución". Pero también ha querido dejar claro que los posibles pactos en Navarra tendrán una "lectura nacional" y que lo que se haga deberá de hacerse "de manera muy hablada con Ferraz". Es decir, que ojito con acercarse excesivamente a EH Bildu y los herederos de Batasuna-ETA.