Y después de casi 4 meses de juicio del 1-O en el Tribunal Supremo, vamos llegando a la recta final... Sólo quedan 3 sesiones en las que se escucharán los informes finales de las partes y la última palabra de los golpistas. Esta semana, la protagonista ha sido sin ninguna duda la violencia. Una violencia ilustrada en vídeos propuestos por las acusaciones y por las defensas que han sido proyectados en la Sala de Enjuiciamiento que preside el magistrado Manuel Marchena, y que mostraron un escenario insurreccional en Cataluña.
No les voy a mentir. No ha sido agradable visualizar horas de vídeos sobre todo lo que sucedió en Cataluña en esas fechas mientras se ejecutaba el golpe en las instituciones y en la calle. Se han visto imágenes duras, se ha visto sangre, también odio y en este punto hay algo que hay que dejar muy claro. Los únicos responsables de lo sucedido en Cataluña son Oriol Junqueras, Carles Puigdemont y el resto de golpistas políticos, sociales y también policiales, los Mossos d'Esquadra.
Oriol Junqueras es el primer responsable, incluso por delante de Puigdemont y me explico. El fugado y cobarde Puigdemont, que no tiene nada de honorable aunque algunos abogados de la defensa lo sigan presentando con ese "apodo" en el juicio, aterrizó en la presidencia de la Generalidad en enero de 2016, dejando su cargo de alcalde en Gerona. Junqueras en cambio ha sido el ideólogo, el muñidor, el cardenal Richelieu del golpismo, que ha sumido a los catalanes en la delictiva utopía independentista. La Fiscalía lo calificó como "el motor" del golpe y así es, Junqueras es el motor del golpe.
Los vídeos del 1-O sobre las cargas policiales en los centros de votación ilustran la violencia. Una violencia que ejercieron los votantes y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pero con una diferencia insalvable, la violencia de la Policía y de la Guardia Civil estaba legitimada como Fuerzas del orden público en cumplimiento de un mandato judicial. Tenían que impedir el referéndum ilegal e incautar el material electoral.
Los golpistas han proyectado comportamientos indignos por parte de algunos agentes, que están o ya han sido depurados en los respectivos Juzgados de Instrucción. Cualquiera que haya visto las imágenes no lo puede obviar. Sin embargo, los agentes en su gran mayoría, quitando algunas excepciones, emplearon la fuerza proporcionada que la Ley les otorga. Mucha fuerza sí, pero es que también hubo mucha resistencia.
"Es que la resistencia era pacífica", "es que votar no es delito", "es que es nuestro derecho democrático". Las imágenes proyectadas en el Supremo dejan claro que la resistencia, sea pacífica o beligerante, es resistencia. Si la Policía tiene una orden de entrar en los colegios y centenares de personas organizadas y entrenadas para la ocasión se ponen delante, se van a llevar un golpe, un porrazo o van a salir arrastrados o en volandas. Si no lo saben, a parte de estar cometiendo un acto de desobediencia es que son tontos. Quizá la secta golpista les tiene ya demasiado abducidos, hasta el punto de poner en peligro su integridad física, mientras los políticos golpistas observan el resultado del choque de trenes desde la moqueta.
La Policía y la Guardia Civil tuvo que emplearse a fondo para abrirse paso y los presentes no se lo pusieron nada fácil. Estaban ahí porque querían y recibieron golpes porque quisieron. Así de claro. En una de los vídeos, la Policía realiza una carga contra la masa para entrar en un centro de votación. A pesar de que los agentes comenzaron a correr con muchos metros de distancia, los votantes se quedaron en medio parados. Lógicamente acabaron embestidos o por el suelo. En todas las manifestaciones, cuando la Policía avisa de que va a desalojar y te quedas, ya sabes que te arriesgas a recibir estopa. Es tuya la decisión.
Es verdad que algunos votantes, cumplieron a rajatabla aquello del "som gent de pau" y no agredieron a los agentes, pero muchos otros daban puñetazos y patadas a los agentes y cuando estos se daban la vuelta, levantaban los brazos y empezaban con los cánticos de Hare Krishna. Obviamente, recibían palos por listos. Hay que defender la buena fe de muchos catalanes que acudieron a votar totalmente convencidos de que hacían lo correcto. Simplemente fueron engañados y manipulados, por ello son responsables los políticos independentistas.
Los vídeos también han servido para romper otro mantra golpista: "Los agentes no intentaron mediar antes de usar la fuerza". Mentira. En muchas de las grabaciones se observa como los agentes se adelantan, informan a la masa de que tienen que cumplir un mandato judicial y que tienen que entrar en los colegios y llevarse el material electoral. La respuesta ya la saben: "Votarem", "votarem", "votarem". Algunos sí votaron, pero la mayoría se llevaron palos por tontos. Por cierto, deleznable aquellos independentistas que no dudaron en colocar en primera línea a mayores, personas con discapacidad y niños.
Siguiendo con los vídeos, supongo que a cualquier miembro de los cuerpos de seguridad se le caería la cara de vergüenza ante la golpista, traidora y cobarde actitud de los Mossos. Si la mayoría de los agentes de la Policía autonómica catalana se dedicaron a la vida contemplativa, mientras la Guardia Civil y la Policía cumplía con su deber, hubo otros que incluso se enfrentaron y encararon a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
En las imágenes, se ve a Mossos vitoreados por los votantes al grito de "Ésta es, nuestra Policía". Que bochorno, incumpliendo su labor de forma tan vil y cobarde, mientras les abrazan y les estrechan la mano como si fueran héroes. Claro que son héroes, héroes de la vergüenza, héroes del golpismo.
Hubo excepciones. Valientes Mossos que al menos intentaron facilitar la labor de la Policía y la Guardia Civil manteniendo el orden público y ayudándoles a mediar con los votantes. Bravo por ellos, aunque lamentablemente fueron los menos.
Un problema que tardará años en arreglarse
El problema de Cataluña, sin embargo, es más profundo de lo que parece. Han sido años de educación golpista, de adoctrinamiento y de lavado de cerebro por unos políticos sin escrúpulos que no dudaron en manipularlos de forma abyecta para conseguir su propósito, la independencia de Cataluña.
La Educación en esta Comunidad ha hecho mucho daño y para desmantelar esta secta golpista se tardará muchos años, quizá generaciones. El mismo tiempo que el Gobierno de España ha hecho la vista gorda y lo ha consentido. Mientras, el sistemático incumplimiento de la Ley y de las decisiones judiciales, exterminando el español de forma impune.
La violencia del 1-O, la de los votantes y la de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, es responsabilidad única y exclusivamente de los golpistas. De Junqueras, Puigdemont, Rull, Turull, Forn, Sánchez o Cuixart. Los catalanes deben hacer una reflexión, darse cuenta de la manipulación de la que han sido objeto durante años por parte de estos dirigentes que les prometieron el Dorado con la independencia y que han divido a la sociedad catalana de forma descarnada. El 1-O no debió suceder y nunca debería repetirse. La solución y el futuro está en las manos de los propios catalanes. ¡Abrid los ojos!