Carles Puigdemont es el macho alfa del golpismo. Con más del 98% escrutado en las elecciones europeas, la candidatura del prófugo llevaba 1.020.556 votos frente a los 1.250.919 de la lista de Junqueras, los proetarras de Otegui y el Bloque Nacionalista Galego. En la región de Cataluña, el expresidente lograba casi un millón de votos (983.847), el 28,52%. El PSC era la segunda lista, con 763.493 votos (22,13%) y Junqueras obtenía 730.846 papeletas (21,19%).
La marca del fugado en solitario casi ha superado en el conjunto de España a la del preso que concurría acompañado por los separatistas vascos y gallegos. En el liderazgo golpista no hay discusión. Puigdemont tiene más peso que Junqueras. Decenas de miles de electores barceloneses han votado a ERC para la alcaldía, pero a Puigdemont en las europeas. El pulso es favorable al "legitimismo". Los republicanos ganaron con claridad las generales, pero los resultados de un mes después equilibran la balanza en el campo separatista. ERC gana en Barcelona pero no podrá gobernar. El grupo de Puigdemont se impone en las europeas. Su relato sobre el "exilio" gana a la retórica carcelaria de Junqueras.
Junqueras no es el único interlocutor separatista, tal como pretende el PSOE. Puigdemont se ha resarcido de los resultados de las generales. Le ha sacado más de siete puntos a Junqueras en Cataluña, cuyo asalto al liderazgo del separatismo ha fracasado. Puigdemont suscita un plus entre el electorado separatista, que aprecia con más interés que la de Junqueras su contribución al golpe de Estado.