Sirenas, caceroladas, gritos de "fascistas" y "fuera" o "no sois bienvenidos", carteles pidiendo la liberación de Josu Ternera y lazos amarillos, muchos lazos amarillos. Es el paisaje, nada insólito en un pueblo del País Vasco, que Albert Rivera, Maite Pagazaurtundúa y el resto de la comitiva de Ciudadanos se encontraba este jueves en Miraballes (Vizcaya) la localidad natal del jefe de ETA detenido en Francia la semana pasada.
El fuerte dispositivo de la Ertzaintza impedía que la cosa fuera a mayores, pero durante el cuarto de hora de recorrido por las calles del pueblo se vivían varios momentos de tensión, pese a que los pasquines y las instrucciones previas de los cabecillas batasunos a los centenares de personas que se concentraban en la Plaza del Ayuntamiento –sembrada de octavillas, como el resto del centro del pueblo, contra Ciudadanos, PP y Vox– eran que se limitasen al silencio y a dar la espalda al líder naranja ante su "provocación" como el mismo Consistorio, gobernado por el PNV y con Bildu por toda oposición, definía el homenaje a los asesinados por Ternera.
Tenso recorrido de Rivera y Pagaza por Miraballes, doscientas personas le daban la espalda en la Plaza del Ayuntamiento y recibía gritos de "fascistas" a los que contestaba saludando en castellano y euskera @libertaddigital pic.twitter.com/pUfmznopdh
— Mariano Alonso (@mariano_alonsof) May 23, 2019
A su paso por la plaza Rivera daba los buenos días en euskera y ya entonces recibía las primeras invectivas. "Fascista"; "fuera" o "hijo de puta" eran los gritos que jalonaban un recorrido que terminaba en el Frontón municipal, donde las sirenas trataban en todo momento de boicotear el acto, incluido en el minuto de silencio por las víctimas.
Sirenas e insultos boicotean el minuto de silencio de Rivera y Pagaza en Miravalles (Vizcaya) en memoria de la víctimas de ETA @libertaddigital pic.twitter.com/IpLTmGXoyV
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"Cuando hacíais homenajes a Josu Ternera no poníais alarmas ni sirenas, aplaudíais a rabiar" les decía Rivera, que les acusaba de "impedir la expresión de la democracia" y les recordaba la iniciativa de su Grupo parlamentario para promover esta legislatura una Ley que impida los homenajes a etarras que se suceden en el País Vasco desde hace décadas. "Que sepáis que el último homenaje que hicisteis a Josu Ternera va a ser eso: el último homenaje que hicisteis a un terrorista" concluía, aplaudido por su comitiva.
Rivera rompe uno de los carteles que piden la liberación de Josu Ternera en su pueblo natal en Vizcaya. "No nos callasteis con tiros, no nos callaréis con sirenas" le ha dicho a las centenares de personas que trataban de boicotearle @libertaddigital pic.twitter.com/cNzZQppttr
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En un momento de su discurso, Rivera rompía una de las pancartas de apoyo a Ternera. "Nosotros no queremos carteles como éste colgados por las calles" afirmaba, al tiempo que mostraba otro cartel con el lema "dignidad y justicia".
Pagaza y las "vidas rotas"
Maite Pagazaurtundúa, por su parte, realizaba buena parte de su discurso en euskera y afirmaba, con el libro Vidas Rotas (una enciclopédica recopilación de los crímenes de ETA) en las manos que "no da igual cómo se termina el mundo del terrorismo, porque vosotros consideráis que el fin por el que ETA mató es legítimo, y vosotros consideráis que matar ha sido legítimo".
La número dos de Ciudadanos a las elecciones europeas del domingo señalaba al histórico de Batasuna Pernando Barrena, ahora número dos de la lista a la Eurocámara que integra a Bildu y ERC, recordando que según propia confesión aspira a ejercer como "lobista de los presos de ETA" y asegurando que, en cambio, "nosotros vamos a defender la democracia, los derechos fundamentales porque hoy estamos aquí defendiendo derechos civiles, derechos que son europeos".
Como ocurriera el pasado fin de semana en Navarra, una denominada "brigada de desinfección antifascista" llega al lugar de Miravalles (Vizcaya) donde ha sido el acto de Rivera @libertaddigital pic.twitter.com/lmoBqfnYly
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Como ocurriera el pasado fin de semana en la localidad navarra de Estella, una denominada "brigada de desinfección antifascista" llegaba al frontón poco después del acto para limpiar el suelo con lejía.