Maite Pagazaurtundúa (Hernani, 1965) llega entusiasmada a la cita de la entrevista con Libertad Digital, concertada en el Hotel Tximista de Estella, donde poco después protagonizará un acto de campaña con Albert Rivera.
Lleva varios días en Navarra y el País Vasco, en varios de cuyos rincones ha defendido el proyecto de la candidatura europea de Ciudadanos, en la que figura como independiente en el segundo puesto, justo detrás de Luis Garicano. Lo ha hecho recurriendo en ocasiones al euskera, lengua que esta filóloga y escritora, ex presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, domina hasta el punto de adaptarla a alguna de las variantes locales.
La misma lengua en la que se dirigió en la campaña de las generales en Rentería a los batasunos que acosaron a la comitiva naranja, denunciados por ello ante la Fiscalía. Este jueves volverá a acompañar a Rivera en Miraballes (Vizcaya) el pueblo del detenido Josu Ternera, donde Ciudadanos homenajeará a las víctimas del etarra.
La detención de Josu Ternera en Francia ha hecho recordar viejas actitudes del que fue su partido, el PSE, singularmente por lo que se refiere a las palabras del expresidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, que no ha dudado en tildarle de "héroe" aunque luego matizara sus palabras.
¿Por qué cree que no estoy en el Partido Socialista? [Media sonrisa] Por estas cosas. Es un error histórico. Se confunde la generosidad con la inteligencia política. No se pueden rebajar los estándares de reparación y de ética al mundo de ETA o al mundo de sus herederos políticos.
¿Eguiguren habla y Sánchez calla y otorga?
En todo caso, es tremendamente negativo lo de Eguiguren, porque genera palabras en positivo hacia un sujeto absolutamente sanguinario, que ha de ser juzgado por delitos de lesa humanidad. Nunca en España se ha dado el juicio por delitos de lesa humanidad sobre ETA. La juez Lamela [Carmen] terminó la instrucción en abril de 2018 para que por primera vez en España se pueda hacer este juicio, a cuatro cabecillas de la banda terrorista ETA. Uno de ellos, el que más tiempo ha sido jefe de la banda terrorista, es Josu Urriticoechea, Josu Ternera. Un juicio por lesa humanidad va mucho más allá de lo que hasta ahora se ha juzgado. Hasta ahora la Justicia ha analizado un caso, un atentado, unos responsables directos. Pero la gran maquinaria del terror, la gran maquinaria de la domesticación intelectual, política y moral; la gran domesticación para tener tabúes, para no verlos como tan malos como en realidad han sido. Quieren seguir mandando y que sus valores sean hegemónicos. Eso, que es una aberración, va a poder ser juzgado por primera vez en ese juicio.
Los delitos de lesa humanidad significan ver la persecución sistemática de los adversarios políticos, ver cómo mucha gente, decenas de miles de personas o más abandonaron progresivamente y en silencio el País Vasco. Cómo se acobardó a la sociedad vasca, cómo se la atemorizó. En definitiva: cómo se generaron esos valores hegemónicos de los que ahora chulea, y se siente tan orgulloso, Arnaldo Otegi, estos días de campaña.
No podemos dar por bueno el final de ETA de Bayona y de Cambo [localidad de la frontera francesa donde la banda escenificó el año pasado su final], que es un final de ETA con truco, es el final de ETA que deseaba ETA para contar a los medios de comunicación internacionales que había un conflicto y que, más o menos, había dos partes enfrentadas, tan malas la una como la otra. Falso. El fin de ETA que piden las víctimas y que piden millones de personas decentes es el fin de ETA de ese juicio de lesa humanidad donde se vea la refutación de todo lo que dijo ETA, de todo lo que hizo ETA y de todo lo que significa ETA. Y de la refutación de la fobia española, porque si no existiera fobia antiespañola nosotros podríamos ir a Rentería y no nos llamarían facistas.
¿Cómo evoluciona la denuncia que usted y Rivera presentaron ante la Fiscalía por lo ocurrido en esa localidad?
Pues que espero que la Fiscalía, ahora que ETA no mata, pueda con toda tranquilidad investigar quién está detrás de esa estrategia de odio y de descalificación del adversario político y de enaltecimiento de aquellos que nos perseguían antes también. Lo que nosotros sufrimos allí va precisamente en la línea de una de las recomendaciones de la Comisión Especial de Terrorismo, que pide que a ninguna víctima los entornos de sus agresores le vuelvan a acosar.
La batalla contra el separatismo desde Europa
Junto a Javier Nart, usted es la única persona de la lista europea de Ciudadanos que tiene la experiencia de haber vivido la última legislatura en la Eurocámara, marcada por varios desafíos, incluido el del golpe secesionista en Cataluña.
En 2017 nos dimos cuenta de que el trabajo del Gobierno [el de Mariano Rajoy] era deficiente, desde hacía mucho tiempo, en un sentido estratégico. No se habían querido dar cuenta de la importancia que tenían las mentiras que contaba el separatismo catalán, de la importancia que tiene nuestra imagen internacional. Borrell [Josep] no ha mejorado las cosas. De hecho, cuando hace unos días Garicano anunció, en el debate de La Sexta, que nuestra delegación no votará la elección de un comisario de Justicia europeo que no se comprometa a cambiar el sistema de la Euroorden, le contestó que le parecía exagerado. No es exagerado, es absolutamente necesario, porque es la manera de decir que lo que pasó en Alemania [un tribunal de aquel país denegó la extradición a España del expresidente catalán, Carles Puigdemont] no es lo correcto. La democracia española no se merecía esto.
La actuación de los gobiernos españoles ha sido deficiente. Parece que no se dan cuenta de que ya no son sólo los tanques los que pueden atacar la integridad de un país, son también las mentiras, los fakes, las amenazas híbridas. Por ejemplo la Rusia de Putin está muy interesada en debilitar cualquier cosa que debilite la UE. Y debilitar España es debilitar Europa.
Hablando de eso, el gran asunto de esta legislatura europea ha sido el Brexit. Se supone que a día de hoy se tendría que haber consumado pero, sin embargo, no se ha hecho y, contra lo que estaba previsto, Reino Unido participará en las elecciones europeas. Entre quienes como usted son claramente contrarios a la salida británica de la unión hay discrepancias. Hay quien piensa que dada la situación hay que consumar el divorcio mientras otros tienen la esperanza de que no se produzca, planteando incluso un nuevo referéndum [la entrevista se realiza antes de la última propuesta de Teresa May].
Yo soy una persona realista. Conozco bien la situación desde que Cameron [David] planteó ese referéndum tan irracional. No se han ido porque no había planes de contingencia posibles para todos los sectores económicos. No se han ido porque no se podían ir ¿Querían soberanía? Pues toma soberanía. En el mundo globalizado, interdependiente, donde tenemos tantos intereses cruzados, hablar de forma populista, con demagogia, de que vamos a tener lo mejor de los dos mundos o de que vamos a recuperar el control es una soberana tontería. Los británicos, en estas elecciones, van a marcar qué quieren, nuestros colegas liberales demócratas van a subir muchísimo.
Ese vaticinio plantea un asunto interesante para ustedes, para esa familia política. Qué duda cabe que el Brexit está desgastando a los actores tradicionales en el Reino Unido, en concreto tanto a la primera ministra Theresa May como al líder laborista, Jeremy Corbyn. Los liberal demócratas estaban de capa caída y ahora pueden recuperarse, dado que han dado menos vaivenes en esta materia crucial.
No es una cuestión de oportunismo político. Los liberal demócratas han sido los únicos que tenían clara la postura pro UE. Es la postura más realista. Insisto: nuestros países son pequeños para hacer frente al mundo globalizado, en el que EEUU emprende una guerra comercial con China o en el que existe, como le decía antes, la amenaza rusa.
¿Le preocupa que Emmanuel Macron parezca a veces no confiar del todo en la alianza con ustedes? Desde el principio marcó distancias, negándose a una integración plena en la familia liberal europea y en ocasiones dirigentes de su partido han afeado a Ciudadanos determinadas actuaciones, como el acuerdo para gobernar en Andalucía con el PP que necesitó del concurso de Vox.
La realidad tiene menos aristas de las que insinúa. Lo importante es que vamos juntos. El grupo ALDE, de los liberal demócratas, se va a reformar, y puede tener más de 100 diputados, que serán esenciales para conformar la mayoría que va a sostener el Parlamento Europeo. Por primera vez vamos a ser necesarios para generar esas mayorías que hagan frente a toda la ola del populismo. El Partido Popular europeo y el Partido Socialista tienes perspectivas de voto mucho menores que las de las últimas citas.
¿Vox es una de las amenazas que justificaba el voto a la candidatura que encabeza Garicano?
Vox es ultranacionalista. Reivindica un tipo de patria del siglo XIX. No es realista.
Usted conoce a Santiago Abascal. ¿Cree que es un ultra?
Lo que se denomina ultra es una cosa y otra el ultranacionalismo, una manera de nacionalismo en mi opinión un poco reaccionario, y chapado a la antigua. Se trata de una reivindicación de la patria que es más identitaria que de ciudadanía política de este siglo. Con todo cariño y respeto, porque ningún delito han cometido. Cosa distinta a la de los ultranacionalistas de ERC ¿Políticas identitarias agresivas? Las de ERC, Puigdemont y EH Bildu, sin duda.
ERC y Bildu van juntos en la candidatura para blanquearse entre ellos las vergüenzas, y la pena es que el BNG va con gente así, gente que a los delincuentes les llama presos políticos.
En ese sentido, es muchísimo peor lo que ha sucedido en Cataluña que toda la amenaza sistémica al Estado de derecho que denuncia la UE en Polonia y en Hungría. Lo supera ampliamente. Si Cataluña fuera un Estado le habrían aplicado el articulo 7 [un apartado del Tratado de Lisboa que permite sancionar a un miembro comunitario por violar principios básicos de la Unión, pudiendo prohibirle incluso el derecho a voto en el Consejo Europeo] sin duda.
¿Cómo es su relación actual con Rosa Díez? ¿Le afecta sus durísimas críticas al proyecto político que usted defiende ahora?
La quiero y la admiro. Tenemos una relación personal [titubea para encontrar la palabra precisa] indeleble. Pero el pluralismo político es también tener el angular situado en focos distintos, no hay ningún problema. La democracia también es eso. Y la amistad está por encima de todas estas cosas.