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La "verdadera pesadilla" de un periodista víctima de la Ley de Violencia de Género

La exmujer de Daniel I. Aguirre secuestró a su hija en octubre de 2017. El periodista no volvió a saber de su niña hasta el pasado sábado.

La exmujer de Daniel I. Aguirre secuestró a su hija en octubre de 2017. El periodista no volvió a saber de su niña hasta el pasado sábado.
La exmujer de Aguirre, a la izquierda | Twitter: @UnidosPodemosSND

El periodista de El Mundo Daniel I. Aguirre cuenta en el diario de Unidad Editorial el calvario que vivió desde octubre de 2017, cuando su exmujer raptó a su hija, y que terminó el pasado sábado, cuando la Policía detuvo a la secuestradora en La Cabrera (Madrid).

Aguirre se separó de su pareja en 2011, cuando la cría tenía dos años. En su divorcio, aceptó "un mal acuerdo económico con tal de conseguir un amplio régimen de visitas, ya que mi prioridad era estar con la niña". Así, por ejemplo, malvendió su parte de la vivienda "por menos de la mitad de lo que yo había invertido en ella y conseguí diez pernoctas al mes y otros cuatro días a la hora de comer".

El periodista rehízo su vida y, tres años después, comenzó "la verdadera pesadilla". La madre le llamaba continuamente cuando Aguirre estaba con su hija y se mostraba muy obsesionada "con controlar cualquier aspecto relacionado con nuestra hija, pero era algo con lo que podía lidiar". "De hecho, no me pagó la deuda que contrajo conmigo en el divorcio alegando que no tenía dinero, y en ningún momento me planteé tomar medidas legales por no perjudicar a nuestra hija", añade.

En el verano de 2014, la madre le dijo a Aguirre que la niña no quería estar con él y pidió que los tres fueran a un psicólogo. El periodista narra que había empezado una nueva relación y "estaba un poco harto" de su expareja:

De hecho le había dejado pasar un desagradable incidente. Estando en mi casa, la niña se había puesto a jugar con la silla de ruedas que tenía frente al ordenador, y cogiéndola por el respaldo daba vueltas sobre sí misma con la mala fortuna de que perdió el equilibrio y al caer arrastró la silla hacia ella, que le pisó con la rueda en los genitales. Llamé a mis dos tías pediatras y me aconsejaron llevarla al médico si le dolía, y que si no, le diese una crema antes de dormir. Como la niña parecía estar bien la metí en la cama con la pomada. Al día siguiente la madre me llamó hecha una furia desde el hospital. La había recogido en el colegio y al ver que tenía un pequeño hematoma me preguntó qué había sucedido. Se lo expliqué y su contestación fue: "Eso es lo que dices tú, ven inmediatamente al hospital a dar explicaciones porque a saber qué le has hecho". Acudí de inmediato junto a mi tía, que vive también en Madrid, y cuando me preguntaron por lo sucedido no tuve más que enseñar mi móvil.

Justo en el momento de la caída la estaba grabando. Efectivamente, comprobaron que la marca que tenía coincidía con la pisada de una rueda y así lo reflejaron en el parte médico. Como comprenderán, aluciné con la reacción de la madre, pero una vez más lo dejé pasar por no tener conflictos. Grave error.

A los pocos meses, estando con la madre, la niña se cayó de su cama y se fracturó el cúbito y el radio, y como comprenderán, no pensé que la madre le había hecho eso queriendo.

La "bala de plata"

Aguirre cuenta en El Mundo que cuando reclamó a su expareja la deuda de la vivienda, esta le disparó lo que los expertos llaman "bala de plata" –"Aunque salgas inocente, acaba contigo"–. El periodista llevó a su hija a la casa de su expareja para coger ropa con la idea de recogerla un par de horas después. Entonces, recibió el siguiente mensaje de whatsapp: "La niña no va a volver contigo. Llama inmediatamente". "Cuando llamé –relata Aguirre– me soltó que la niña le decía que yo le había mordido en sus partes".

El periodista llamó a su abogada y denunció a la madre. El sábado siguiente le llamaron del juzgado comunicándole que había sido denunciado "por supuesto abuso sexual a su hija". A la niña y a la madre las vio un médico forense. La cría, al ver al padre, "se abalanzó hacia mí para darme un abrazo. Del juzgado salí con la niña de la mano. Su propia abogada se acercó para decirme que no se creía nada".

Varios juicios después, Aguirre se enteró de que la madre llevaba a la niña a una psicóloga. Según la cría, "me daban unos muñequitos y me decían ‘qué te ha hecho tu padre, qué te ha hecho tu padre’, hasta que para que me dejaran en paz me lo inventé". La psicóloga del Centro de Atención a la Infancia (CAI), una tal Beatriz, emitió un informe en el que aseguraba que "existen indicios compatibles con la existencia de un abuso sexual intrafamiliar".

Por ello, el caso derivó al CIASI (Centro de Intervención en Abuso Sexual Infantil), que estableció en abril de 2016 que "los hechos denunciados no son compatibles con una experiencia de abuso sexual infantil".

Infancia Libre, 'eldiario.es' y Podemos

Entonces, se enteró de que su expareja llevaba un tiempo acudiendo con su hija a la asociación Infancia Libre –su presidenta, María Sevilla, fue detenida a principios de abril por secuestrar a su hijo de once años en condiciones infrahumanas–: "Aparece en escena un psiquiatra de Majadahonda que está tratando a mi hija sin mi consentimiento. Éste empieza a emitir informes donde cuestiona las decisiones del juez de Familia, alega que yo no puedo estar con mi hija porque sufre varios trastornos y que le está medicando con psicofármacos por ansiedad. Descubro que Infancia Libre recomienda varios de sus informes y estudios". El juez de Familia lo apartó de la niña y estableció "que si la madre la quiere llevar a un psiquiatra, sea el jefe de Psiquiatría Infantil del Hospital Niño Jesús el que le asigne uno".

En febrero de 2016, eldiario.es, de Ignacio Escolar, entrevistó a la expareja de Aguirre. Los autores de la información señalaban que "desde diversas asociaciones como Infancia Libre se alerta de que equipos psicosociales y de juzgados están atribuyendo de forma sistemática el síndrome de alienación parental a las denunciantes". Al día siguiente, el digital publicó una entrevista con María Sevilla.

"El incumplimiento de visitas es total –continúa Aguirre–. La madre ni siquiera acude a los juicios. El magistrado establece que el CAI vigile el régimen de visitas. En su informe de febrero de 2017 este organismo explica que, tras algunas sesiones con la madre, recibe una llamada de la presidenta de Infancia Libre en la que les 'informa de la falta de acuerdo con la intervención del CAI y que la madre ha estado grabando las sesiones'. No pueden volver a comunicarse con Patricia".

El periodista vio a su hija por última vez en febrero de 2017. Un mes después, vio una foto de su expareja, junto a María Sevilla, en la cuenta de Twitter de Unidos Podemos Senado. En octubre, la madre dejó de llevar a su hija al colegio. La Consejería de Educación hizo un informe de absentismo escolar que remitió a los juzgados y la Fiscalía. "Pongo una querella –cuenta Aguirre– por sustracción de menores, desacato a la autoridad judicial y denuncia falsa. El juez ordena una averiguación de domicilio por sustracción de menores y la Policía empieza a investigar. Pero la madre está de excedencia, ha alquilado su vivienda y nadie sabe dónde están ella ni la niña. Todas las Comunidades Autónomas contestan al juez que no está matriculada en ninguno de sus centros. Ha perdido dos cursos escolares".

Final feliz

El periodista no volvió a saber de su hija hasta el pasado sábado: "Cuando en abril se conoció la detención de María Sevilla, conté mi problema a unos compañeros del periódico que me pusieron en contacto con la Unidad Adscrita de Policía Nacional a los Juzgados, que eran los que habían investigado el caso. Han trabajado mucho, han buscado y al final me han devuelto a mi hija con la gran ayuda del Juzgado de Instrucción número 53".

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