Pelea entre las defensas de los golpistas en el Tribunal Supremo
Los testigos de Jordi Sànchez describen la pasividad de los Mossos y aclaran que no eran masa, sino que hacían bulto.
Las defensas de los encausados por el golpe de Estado de septiembre y octubre de 2017 parecen tan divididas como sus patrocinados. Los testigos de unos y otros no hacen más que arrojar toneladas de escombros sobre los procesados al son de interrogatorios perfectamente calibrados. Hace dos días, el exjefe de los antidisturbios de los Mossos, testigo a petición del letrado del exconsejero de Interior Joaquim Forn, puso a caldo al acusado Jordi Sànchez por su papel en el asedio a la consejería de Economía del 20 de septiembre de aquel año. Ahora son los testigos propuestos por la defensa de Jordi Sànchez, quienes dejan a los pies de los caballos a Forn y los Mossos por el 1 de octubre. Sin cuartel.
El abogado Jordi Pina y su colaboradora Ana Bernaola, defensores de Sànchez y Jordi Turull, han realizado un casting de votantes separatistas del 1-O cuya credibilidad estriba en la versión coincidente sobre la pasividad absoluta de los Mossos d'Esquadra. Los fiscales no salen de su asombro. A preguntas este miércoles de Bernaola y el martes de Pina, los declarantes ratifican punto por punto el escrito de Fiscalía. "Así pues, el operativo policial de los Mossos d’Esquadra era meramente formal o aparente en cuanto al cumplimiento de la orden judicial, de modo tal que, si bien en las jornadas previas a la celebración del referéndum del 1-O, asumieron la responsabilidad de visitar todos los centros de votación para retirar el material que pudiera encontrarse y requerir a sus responsables para que no utilizaran el centro en el día de la votación, lo cierto es que los agentes que acudían a cada centro de votación les comunicaban que el día 1-0 iría una pareja policial y que procederían a cerrarlo, pero añadiendo que ello siempre que no lo impidiera una aglomeración de personas que comprometiera el orden público, y al mismo tiempo informaban que comprobarían el acatamiento de la orden a las 6.00 AM del día del referéndum", se puede leer a caballo de las páginas 105 y 106 del documento de los fiscales y es exactamente lo que declaran los testigos propuestos por Pina y Bernaola.
La ocupación de los colegios
Los que no durmieron en los colegios, se personaron a las cinco de la mañana en los centros de lo nerviosos y entusiasmados que estaban con el referéndum. "Inexplicablemente las pautas de actuación dictadas por la Prefectura de los Mossos d’Esquadra fueron dadas a conocer públicamente, lo cual sirvió de base para que, desde plataformas digitales, apoyadas por los acusados Sánchez y Cuixart, con el pleno respaldo de los acusados miembros del Gobierno antes citados y de Carmen Forcadell, se incitara reiteradamente a los ciudadanos a que ocuparan los centros de votación de víspera o bien desde las 5.00 AM del 1-0, continúa la acusación de la Fiscalía.
Pequeñas localidades
Los votantes que exhibe la defensa de Sànchez y Turull vienen de los más recónditos lugares de Cataluña, pequeñas poblaciones de no más de cinco mil habitantes, algunas incluso menores, con un solo centro de votación. La Pobla de Mafumet, Anglesola, Alforja, Llinás del Vallés... "Las fuerzas policiales se repartieron de manera ineficaz, pues distribuyeron los agentes disponibles, no en el sentido de poder garantizar el cierre de los grandes centros de votación, sino en el de garantizar la presencia de al menos dos agentes en cada uno de los 2.259 centros de votación existentes, muchos de los cuales -se ha calculado que unos 297- ni siquiera llegaron a abrir sus puertas en la mañana del día 1 de octubre, lo que inutilizaba de facto casi a 600 de los agentes desplegados, al no haber recibido instrucciones para desplazarse a otros lugares más conflictivos", prosigue el relato fiscal.
"En la práctica, en casi todos los casos las parejas de Mossos permanecieron absolutamente pasivas y sin intervenir en los centros, facilitando de esta manera que la votación pudiera celebrarse, y si excepcionalmente solicitaron instrucciones o pidieron refuerzos a las Salas Regionales de Mando para poder clausurar los centros de votación, e incautar las urnas y el material electoral, en ningún caso les fueron transmitidas instrucciones, ni les fueron enviados refuerzos, lo que imposibilitaba el cumplimiento de la orden judicial. Solamente en algunos casos se actuó procediendo a la incautación de urnas y papeletas, una vez finalizada la votación y terminado el recuento de votos", abundan los fiscales en su escrito y ratifican los testigos punto por punto.
Melero, ausente
El abogado titular de Joaquim Forn, Javier Melero, no está en la sala. Su compañera Judit Gené pregunta a algunos testigos si vieron parejas de Guardia Civil o Policía Nacional que visitaran los colegios con la cantinela de que se debían cerrar. Respuesta negativa en todos los casos y eso que algunos testigos explican que sus colegios estaban en encrucijadas por las que desfilaron las comitivas policiales durante la mañana del 1-O. Se aferra Gené al débil argumento de que los Mossos sí cumplieron las instrucciones judiciales al realizar la ronda y que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado se abstuvieron de hacer lo que ya estaban haciendo los Mossos a su manera, según las revolucionarias técnicas mediadoras de la policía catalana consistentes en levantar acta de la comisión de un delito delante de sus narices.
Todos se conocían, pero no vieron nada
Los testigos no se consideran masa, faltaría más, pero resulta que nada más hacían bulto. Organizaban colas, aplaudían a los ancianos postrados en sillas de ruedas, estuvieron ahí todo el día al pie del cañón, junto a familiares, vecinos y conocidos. Maestros, carpinteros, amas de casa, abogadas, venerables ancianas y prejubilados. Sólo falta el cartero. Pero ninguno sabe quién abrió y cerró los colegios, quién llevó las urnas y quién se las llevó, quién montó las mesas, quién habló con los Mossos, quiénes hicieron el recuento. Y eso que todos se conocían.
No es previsible que las defensas alberguen alguna esperanza relativa a las declaraciones de estos ciudadanos. Más bien se trata de un ajuste de cuentas entre abogados al que asiste la sala con el interés añadido de las amonestaciones del juez Marchena a los bravos testigos que contestan al abogado de Vox por imperativo legal. Lección magistral del presidente de la sala. "Todos estamos aquí por imperativo legal, hasta el lugar en el que usted se sienta como testigo obedece a un sistema reglamentado por imperativo legal", dice y repite Marchena. La primera parte de la sentencia merecería presidir todas las tomas de posesión de los cargos electos.
En la sesión también comparece como testigo el director general del Puerto de Barcelona José Alberto Carbonell a petición también de las defensas. Se dirime el extremo de las dificultades de atraque de los buques policía. Tampoco resulta favorable a los encausados. Carbonell dice que es raro que el entonces consejero de Política Territorial Josep Rull se vanagloriara en Twitter de haber impedido el atraque de un barco en Barcelona.
Los abogados parecen haber tirado la toalla. El representante de Junqueras y Romeva, Andreu Van den Eynde, y el mismo Pina han exigido la puesta en libertad inmediata de los acusados que han resultado elegidos en las pasadas generales y que el tribunal pida sendos suplicatorios al Congreso y el Senado para continuar, si es caso, con la vista de los aforados. Están fuera de juego, de sitio y de sí.
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