La primera victoria socialista desde 2008, la primera de Pedro Sánchez en las urnas y, con un suspense mantenido hasta el final, una ventaja de tres millones de votos sobre el PP y seis puntos y 40 escaños más que el PSOE de hace diez meses. Pasadas las 23:42 horas el PSOE recuperó el escaño 123 pero aún le quedan tres para formar gobierno dado que sólo suma 172 con los socios que componen el primera opción de Pedro Sánchez: Podemos y En Comú (42), PNV (6), Compromís (1), y el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) (1).
Sin embargo, los responsables de la estrategia socialista no se ponían anoche a contar con los dedos. Embebidos de su propia euforia, dejaban la suma para más adelante, una vez que se asienten los resultados y se haga una lectura reposada de los mismos. Y, por qué no también, para permitirse retroalimentarse con la militancia que se congregaba entre lágrimas, vítores y abrazos a las puertas de Ferraz.
Fue precisamente ante su militancia ante quien quiso comparecer el llamado ‘candidato de los militantes’ recibiendo la orden inequívoca y espontánea de los centenares de afiliados congregados a las puertas de Ferraz, 70. "¡Con Rivera no! ¡Con Rivera no!", gritaron enfervorecidos mientras el candidatos socialista guardó silencio unos segundo. "Bueno, creo que ha quedado bastante claro, ¿no?", sonrió.
Sánchez levanta los "cordones sanitarios"
Tras otros cánticos como "¡sí se puede!" o "no es no", el presidente del Gobierno ya en funciones prometió que "con independencia de a quien hayan votado, seremos el Gobierno y el presidente de todos los españoles. Desde nuestras ideas de izquierdas y nuestra visión progresista, vamos a tender la mano a todas nuestras ideas políticas dentro de la Constitución".
Y profundizó en esa idea con una mención velada a Ciudadanos: "Nosotros no somos como ellos, no vamos a poner cordones sanitarios; la única condición que vamos a poner es respetar la Constitución y avanzar en la justicia social".
Se inclina por un "gobierno de izquierdas"
Fue la única pista de sus planes post electorales pero, en privado, se abrieron las apuestas entre los dirigentes. Mientras algunos abogaban por un pacto con Ciudadanos para evitar elecciones, la mayoría de los estrategas de Pedro Sánchez guardaron silencio hasta el término del escrutinio para explicar que sus verdaderas intenciones siguen siendo "un gobierno de izquierdas". Para ello trabajarán desde el equipo de Pedro Sánchez conscientes de dos variables que inclinan la balanza a favor de su gobierno pese a que los números para la investidura son aún insuficientes.
La primera es la "fortaleza de la victoria" con un 28% de voto y a doce puntos porcentuales y 57 escaños de la segunda fuerza, el PP. Una victoria "incontestable" ante la que las fuerzas progresistas del Congreso deben dejarle gobernar. Y, segundo: la victoria, también incontestable en el bloque de las derechas, de Albert Rivera, el líder de Ciudadanos. Algunos habían especulado con la posibilidad de una abstención de la formación naranja en segunda vuelta (con mayoría simple de más síes que noes) en caso de no sumar en la primera. "Pero eso sólo puede darse con un Rivera con 30 escaños, no con 50".
Las primarias de la derecha
Los estrategas socialistas se felicitaron porque "ha funcionado" el mantra de "las primarias de la derecha" con la que Sánchez atizó a Rivera y Casado en los dos debates electorales. Porque lo que creen que ha ocurrido es un "sorpasso de facto en las fuerzas de derechas" porque Rivera se ha situado a 250.000 votos y a apenas un punto porcentual del PP. Algo que va a a hacer imposible" que Rivera "se suicide" apoyando al PSOE teniendo las elecciones europeas, municipales y autonómicas el 26 de mayo, ocasión para perpetrar definitivamente el adelantamiento al PP.
En clave de estrategia, los socialistas recordaron sus aciertos porque "Rivera es el verdadero nuevo líder de las derechas", lo cual constata que "hicimos bien" al haberle negado un cara a cara con Casado porque "no estaba claro quién era el líder de la derecha". También se colgaron la medalla de haber acertado en sus pronósticos, adelantados por Libertad Digital: un 30% de voto para el PSOE y un 17% para el PP.
Los resultados de Vox ya son otra historia que habla de una campaña del miedo para movilizar a los votantes progresistas y lograr la ansiada victoria. En la campaña de los corazones socialistas, todo vale para hacer que pase "la España que quieres".