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Se desata el pánico: "Máxima alerta por el enigma Vox"

Últimas entrevistas a los candidatos en la prensa. Nada que ustedes ya no sepan. Y nervios, muchos nervios.

Albert Rivera en El Mundo. "Propongo un plan a 10 años para que el Estado vuelva a Cataluña". Federico Jiménez Losantos se carcajea del monje budista Iglesias. "De todas las mutaciones políticas producidas en el proceso electoral la más llamativa es la reencarnación de la Madre Teresa de Calcuta en líder del podemita Pablo Iglesias". Ni la monja "tenía una voz tan dulce, tan acariciadora, como la que exhibió Pablenin de Galapagar desde el primer minuto del primer debate, adoctrinando a los demás sobre la mejor forma de debatir pastueñamente, sin insultarse ni escandalizar al prójimo". Lo malo es que si creíamos que este radical sectario e intransigente ya no engañaba a nadie, cuenta Ketty Garat en Libertad Digital que nos equivocamos. Resiste, el tío, eso hay que reconocérselo. Y se siguen hablando mucho de Garrido en El Mundo. El personaje no merece tanta atención.

El País dice que "el pulso sobre Cataluña agita la recta final de la campaña". ¿Cataluña? ¿Y qué hacen hablando de Cataluña cuando todo el mundo está en un sinvivir con el concepto Europa y el cambio climático? Entrevista a Pedro Sánchez. "Tenemos un riesgo real de que la derecha sume con la utraderecha". Y otro riesgo real de que la izquierda sume con la ultraizquierda y los separatistas, en esas estamos. "Que entre Podemos en el gobierno no es ningún problema", dice. Error, ese es precisamente el problema. El País se dedica hoy a vendernos la conversión de Pablo Iglesias. "Iglesias ya no pide la Luna". ¿Y cuándo ha pedido Iglesias la Luna? Lo que ha pedido es el CNI, el Ministerio del Interior, el control de los medios de comunicación, el control del Ejército, de la policía… el Poder, en resumen, que no está en la Luna sino en Moncloa. "El tono se modera en la recta final, con el líder de Podemos como ejemplo". ¿Iglesias ejemplo de moderación? Esa sí que es buena, lo que nos faltaba por oír en esta campaña.

ABC entrevista a Pablo Casado. "Nos jugamos España, 40 años de concordia y Constitución". ¿Ven cómo no les mentía cuando decía que no había nada nuevo? Carlos Herrera confirma la impresión de Casado. "Mucha gente está loca por votar a Vox (…) Esa euforia de la derecha más intensa puede no ser una buena noticia para el bloque del centro derecha. Lo es para sus seguidores y para algunos observadores que se relamen ante los hechos singulares, pero no pocos integrantes de ese sector ideológico electoral manifiestan apesadumbrados que otorgar un voto de más a Vox es facilitarle el camino a Pedro Sánchez al poder durante cuatro años. Hay muchos nervios. Mucha inquietud. Mucha intranquilidad. A derecha e izquierda. No en vano España se juega su ser". Ignacio Camacho le roba a Luis Ventoso su argumento de campaña. "Muchos españoles pueden levantarse el domingo con la euforia alta, ir a votar con las emociones alborotadas y acostarse con Sánchez, Iglesias, Junqueras y Otegui apoyados en su almohada". Menudo susto, el ojo de Junqueras junto a tu cara, Otegi apuntándote, la coleta de Iglesias alrededor de tu cuello y Sánchez echándote de la cama con la ayuda de los otros. Un horror.

La Razón no entrevista hoy a ningún candidato y opta por ondear el "balance Sánchez: cada día 800 trabajadores más al paro". Antonio Martín Beaumont dice que hay "miedo a Vox", "máxima alerta por el enigma Vox", "Vox da miedo" de derecha a extrema izquierda, "es el enemigo a batir". Sus llenazos en los mítines están poniendo los pelos de punta a todo quisqui. "El PP teme que el pánico a Vox lleve a los votantes de Podemos al PSOE. El PSOE, que Santiago Abascal entre en el Congreso con una potencia inusitada. Cs, que también reciba el mordisco verde, Podemos que sus fieles corran a reforzar a Sánchez". Qué felicidad no estar en ningún partido.

En La Vanguardia, Enric Juliana corrobora que los políticos están al borde de un ataque de nervios. "Nadie las tiene todas consigo". "La exclusión de los debates ha sido un regalo del cielo para el partido ultra. Cero desgaste. Actos llenos a rebosar, Vox corre por su cuenta en un carril sin interferencias y puede ser la sorpresa del domingo en el bloque de la derecha. En Madrid humean los trackings. Muchos nervios. Dedos cruzados". Cuidado el domingo por la noche los hipertensos, el recuento no será apto para cardíacos. Fin de la campaña. El lunes hablaremos del Gobierno.

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