Sabido es que en televisión basta un minuto, o incluso menos, para arruinar una carrera o empañar horas de brillante actuación. No fue el caso de Albert Rivera en el primero de los debates electorales, en el que se impuso con claridad a sus rivales y orilló a Pablo Casado como alternativa del centro derecha, pero su última intervención, el célebre minuto de oro, tuvo con el corazón en vilo a varios miembros de su equipo.
"Era demasiado arriesgado", afirma uno, "la realización televisiva no nos ayudó", comenta otro, que recuerda cómo las pausas dramáticas de Rivera hicieron que incluso se parase por un momento el cronómetro, pensando el administrador de los tiempos que había concluido el discurso.
La idea de repetir el "silencio" como mantra, atribuyéndolo tanto a la connivencia del presidente Sánchez con los separatistas como a los problemas de una pareja que no puede tener hijos o a los de un autónomo asfixiado financieramente es un ardid retórico que tendrá continuidad en la recta final de la campaña, como confirman fuentes del equipo de estrategia, pero que quizás no se repita en el segundo debate.
¿Se repetirá la estrategia?
La decisión final será de Rivera, a quien este martes en Atresmedia, como el lunes en Radio Televisión Española (RTVE), acompañará hasta el momento de comenzar el debate el secretario de Comunicación de Ciudadanos, Fernando de Páramo, una de las personas de su máxima confianza.
Con él y con el resto del equipo, el presidente de Ciudadanos preparó intensamente los dos debates en una nave industrial de Madrid, donde se simuló el plató y se estudiaron hasta el detalle los tiros de cámara, los movimientos e, incluso, la colocación de un marco con la foto de Sánchez y Quim Torra, uno de los momentos de mayor impacto del debate.
Se trata, en cualquier caso, de una pequeña mácula que no empaña la satisfacción por lo que en el cuartel general naranja consideran una "victoria sin paliativos". Los más próximos al candidato de Ciudadanos ponen en valor la repercusión del debate en los medios escritos este martes donde, salvo excepciones, hay coincidencia en la buena actuación del líder naranja. E incluso, entre quienes no lo valoran así, sí que estiman que Rivera estuvo muy por encima de Pablo Casado, su rival directo en el mismo caladero electoral.