Los antidisturbios de la Policía Nacional relatan al tribunal del 1-O las amenazas de muerte y las agresiones que sufrieron en centros de votación de Lérida durante la jornada del referéndum ilegal del 1 de octubre. Uno de los agentes recordaba en el Tribunal Supremo un relato que demuestra el odio inoculado por los independentistas a los niños: "Una menor de 12 años se me acercó al casco y me dijo que contara al llegar a casa a mi familia lo hijo de puta que era".
El policía ha explicado que sufrieron insultos en la entrada al primer centro y que a la salida tuvieron que usar las defensas para aplacar a los ciudadanos: "Te doblaban los dedos, te daban pellizcos". Algunos concentrados tiraron un contenedor para intentar impedir la salida de los vehículos y los policías tuvieron que hacer disparos al aire.
Otro agente explicaba los acometimientos violentos protagonizados por la masa congregada: "Los teníamos encima, se te tiran en los vehículos, los quitábamos y volvían a tirarse. Era todo acoso y hostigamiento para que no pudiéramos marcharnos". Además, recordaba como los presentes "daban patadas y puñetazos y luego levantaban las manos y gritaban 'Somos gentes de paz'".
Un antidisturbios señalaba que las personas estaban "entrelazadas" e "impedían el acceso" y que la parte "más violenta" se registró "al hacer el repliegue". "Me dieron una patada en la pierna y tuve un hematoma en la zona del muslo", afirmaba. También recibieron insultos y amenazas de muerte de los presentes: "Le salía hasta espuma por los labios y nos decía: 'Os tenemos que matar, os tenemos que matar'".
Los policías también hacían referencia a la inacción de los Mossos d'Esquadra en el 1-O: "Los mossos llegaron, se apartaron a un lateral y no hicieron nada". Uno de los antidisturbios aseguraba que durante la jornada sufrió un seguimiento por parte de un supuesto mosso, hasta el centro sanitario en el que le iban a atender, tras resultar lesionado.