El Mundo abre con que "Sánchez trata de ocultar su proyecto de España plurinacional". El editorial considera que esta deriva nacionalista del PSOE es un desastre. "Que el PSOE continúe moviéndose en la equidistancia da alas al nacionalismo (…) El afán de poder y el oportunismo electoral perpetúan en la dirección socialista el falso axioma de vincular la idea de nación a la derecha, un grave error de consecuencias nefastas. Al margen de lo que deparen la urnas, la ruptura del bloque constitucional por parte del PSOE constituye ahora mismo el mayor lastre del Estado para hacer frente al chantaje secesionista". Se veía venir. Gistau denuncia la complicidad de la izquierda con la violencia. "Políticos democráticos, filósofos y profesores son agredidos en espacios públicos a los que acuden a hablar y la socialdemocracia busca una manera de disculparlos a ellos. Es una temeridad. Es una irresponsabilidad". Pero les da un gustirrinín. Jorge Bustos dice que el 28-A "ha quedado configurado como un revival posmoderno y tristísimo de las dos Españas". Y "con la alternativa fragmentada negándose al voto útil, la hipótesis de un sanchismo que dure diez años no es descabellada", vaticina. Afortunadamente, Raúl del Pozo se ha levantado con optimismo. "Al final votará también gente inteligente y sensata". Dios te oiga, Raúl, porque vamos derechitos a acabar otra vez a tiros.
El País dice que "el PSOE plantea blindar las competencias autonómicas en la Constitución" para acabar de una vez con el debate. Enrique Gil Calvo señala los únicos ejes sobre los que se mueve esta campaña. "Nadie duda de a quiénes representan los dos partidos en alza. Vox y PSOE. Aquellos son el neofranquismo en estado puro, sin trampa ni cartón, en el que busca refugio la vieja derecha que no se siente representada por los advenedizos de Casado. Y el PSOE se encamina a superar por fin la travesía del desierto impuesta por la gran recesión". Vamos, que el El País está encantado con la resurrección de las dos Españas.
ABC dice que "Sánchez promete más autogobierno y menos España en su programa". Ignacio Camacho dice con preocupación que "los constitucionalistas han sido recluidos en un gueto moral que los desposeen de legitimidad democrática. Ese es el fondo del acoso violento a los actos electorales del PP, Cs y Vox, y sobre todo, de la indiferencia en la reacción del resto de actores políticos y sus partidarios que oscila entre rutinarias condenas de boquilla a acusaciones de provocación por la osadía de ejercer la libertad de reunión y expresión en territorios vedado (...) Esto es lo que está en juego: la nación de ciudadanos libres e iguales, la convivencia como espacio de encuentro. Y duele que ya no sea posible contar con el PSOE para defenderlo". Ignacio Ruiz Quintano responde a Rubén Amón por su columna sobre Vox el domingo en El País. "Uno de esos meñiques empalmados que va de cosmopolita publica una teoría comparable a la de Ortega cuando situó el pecado original de la historia española en 'la alcoholización romanística de los godos' y llama borrachos a los votantes de Vox. Si se necesitan cuatro gintonis para votar al partido de Ortega Lara, ¿cuántas botellas harán falta para votar al partido un día del Gal, y al otro, socio de Otegui?". Las contaremos el día 28.
La Razón señala que "Sánchez tarda 24 horas en 'reprochar' el acoso a PP, Ciudadanos y Vox". Y a rastras. Allá él, como dice Fernando Rayón, que no se llame a engaño, "no querer entrar en el principal problema que tiene hoy España resulta tarea imposible. No hay más que ver cómo los independentistas reciben a los partidos políticos constitucionalistas para darse cuenta de la envergadura del problema. Por eso aún queda partido". Para Julio Valdeón "ese paseo de la vergüenza, ese viacrucis nauseabundo, explica estupendamente la profunda enfermedad moral que a una parte de la sociedad española". "Están amenazando los derechos visibles pero para el siniestro Echenique la culpa es de Savater y Pagaza", que "poco les pasa". Echenique es un mal bicho, mala gente, peligroso. Y a los podemitas, y a buena parte de los socialistas, les pone que peguen unas buenas hostias a los fachas, lo harían ellos con sus propias manos si pudieran. Y con estos bueyes tenemos que arar.