La novena semana del juicio del 1-O ha permitido el avistamiento en la Sala de enjuiciamiento del Tribunal Supremo una fauna de lo más variada y pintoresca. Para resumir, se han podido contemplar hasta 5 especies diferentes: los mossos traidores, los falsos agredidos, el abogado broncas, el letrado mediador y el gollum golpista.
La especie más abundante ha sido sin duda la de los mossos traidores. El testimonio de varios policías nacionales ha podido identificar en la sabana golpista a decenas de agentes de policía autonómica catalana que se encuadrarían en el género mossos contemplativus. Se dedicaron a la vida contemplativa como monjes cartujos durante el operativo policial del 1-O, en vez de a evitar el referéndum ilegal.
Entre los mossos traidores hay otras subespecies. Encontramos a los mossos transportatis que se encargaron de recoger las urnas electorales ilegales de los centros de votación para trasladarlas a domicilios particulares secretos. También identificamos a los mossos cooperandis, cuya labor consistió en cooperar abiertamente con los independentistas, obstaculizando la labora de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de colegio en colegio y que en muchos casos incluso supervisaron el recuento en los centros.
Falsos agredidos
La segunda especie avistada en el Supremo ha sido la de los falsos agredidos. Estos se caracterizaron por "chillar histéricamente" y simular agresiones cuando los policías y los guardias civiles comenzaban a abrirse paso entre la masa pacífica o violenta para incautar las urnas el 1-O. Esta especie se podría complementar con la de los escudos humanos convenientemente situados a las puertas de los colegios. En este caso, los independentistas limitaron su utilización a 3 grandes grupos, ancianos con taca-taca o en sillas de ruedas bajo la lluvia, personas con discapacidad física y madres con niños en brazos. "Éxito asegurado", que diría la ministra de Justicia, Dolores Delgado.
Abogado broncas
La tercera especie se corresponde con el abogado broncas. Aquí acotamos el perímetro al abogado Jordi Pina, que dice defender a los exconsejeros Jordi Turrull, Josep Rull, y al expresidente de la ANC, Jordi Sànchez. Aunque comenzó la semana siendo Pina el silente, terminó convirtiéndose en Pina el broncas. Una vez más desafiaba al presidente del tribunal, Manuel Marchena, intentando desviar la atención del delito de rebelión que se juzga a la actuación policial en un colegio en el que un hombre sufrió tristemente un infarto.
Pina acusó a Marchena de errar en sus interpretaciones y el magistrado tuvo que sofocar una nueva rebelión del abogado broncas. Los que conocen a Pina, dicen no reconocerlo, lo ven fuera de sí, desquiciado, desbordado, quizá por su relación casi fraternal con alguno de sus defendidos. Lo que está claro es que su constante desplante al tribunal sólo le puede deparar desastrosos resultados para sus clientes.
Letrado mediador
No salimos de los abogados golpistas para identificar a la cuarta especie. En este caso, el letrado mediador. Aquí identificamos sin ningún lugar a dudas a Andreu Van den Eynde, que defiende al exvicepresidente, Oriol Junqueras y el exconsejero, Raül Romeva. "Don Andreu", apelativo con el que se refiere a él cariñosamente Marchena, parece que se está reformando. Quiere ser un niño bueno, un poco travieso. Esta semana ha dejado atrás su patochadas en los interrogatorios para emerger de entre las aguas y renacer como 'el mediador'.
Para la posteridad del juicio del procés, quedará la cara del letrado Xavier Melero, cuando un ávido agente de Policía Nacional desmonataba y desnudaba a Van den Eynde cuando le interrogaba, identificándole como uno de los mediadores en un colegio de Barcelona durante el 1-O: "Permitamé señor letrado, usted estuvo en el colegio Dolors Monserda (Barcelona), sabe perfectamente cómo se producían las intervenciones en los colegios. De hecho, usted hizo mediación con el responsable del colegio, que fue allí y que vendrá y lo contará, porque de hecho él es el que me ha dicho que era usted al que le hizo entrega del auto". "No vamos a hablar con qué objeto medió conmigo nadie", zanjaba un cariacontecido Andreu.
Gollum golpista
Finalmente, la quinta especie semanal del juicio del 1-O se corresponde con el del gollum golpista. Como si en la Tierra Media de El señor de los anillos se encontrase, los policías que intervinieron en un colegio el 1-O no podían creer lo que sus ojos veían.
El presidente de una mesa electoral fue descubierto en su hábitat natural, un aula del colegio, "encapsulado" tras una barricada montada por él mismo con mobiliario del centro. En su pequeño y cálido refugio, el gollum golpista "abrazaba" con fuerza su "tesoro", una urna electoral, para que los agentes no la arrojaran al monte del destino. En este punto, prefiero no hacer spoiler.
Y finalmente, la humilde lección de un guardia urbano de Badalona que en su declaración como testigo resumió todo lo sufrido y vulnerado en el 1-O por los golpistas: "Por encima de la voluntad política está el ordenamiento jurídico o una instrucción de la Fiscalía".