El último desdén de Ciudadanos a quien lo sostiene lo ha protagonizado el propio Juan Marín, su jefe de filas en Andalucía y vicepresidente, nada menos, de la Junta de Andalucía donde pastorea, no sólo la vicepresidencia, sino la mayor consejería de la Junta acaparando áreas como Regeneración democrática, Justicia y Turismo. Ha dicho Marín que los presupuestos de su gobierno no necesitan a Vox para ser aprobados.
Parece evidente para el sentido común que, si el nuevo gobierno andaluz ha sido posible porque los 12 diputados de Vox han apoyado a los 24 del PP y a los 21 de Ciudadanos para superar la mayoría absoluta necesaria (55), el nuevo gobierno, en realidad, lo forman tres partidos. Pero no. Si bien el PP andaluz ha asumido el hecho firmando un pacto de mínimos con Vox, Ciudadanos se ha empecinado en negar la existencia y el valor político del apoyo recibido de Vox.
Comenzó nada más conocerse los resultados electorales el día 2 de diciembre de 1982 intentando ser él mismo el presidente de la Junta a pesar de que Ciudadanos había quedado el tercero en cuanto a votos recibidos y diputados obtenidos. Para anular la influencia de Vox, intentó que la propia Susana Díaz y el PP, segundo partido, renunciaran a su papel principal y lo votaran a él como presidente de la Junta.
Cuando estuvo claro que la operación resultaba inviable, Juan Marín se empeñó en ignorar a Vox de un modo curioso: aceptaba sus votos para que su partido formase gobierno con el PP que afirmaba una y otra vez que no tenía nada que ver con Vox y que ni siquiera estaba comprometido con lo acuerdos que el PP andaluz, con realismo, había firmado con Vox.
Ahora, Juan Marín, en entrevista con ABC, afirma que pueden aprobarse los presupuestos del nuevo gobierno de PP y Ciudadanos sin tener que sumar los votos de Vox, partido que, según él, está presionando demasiado. Destaca Europa Press la expresión de Marín: "De imposiciones, nada", adosando a Vox tal comportamiento político.
Inmediatamente después, reconoció que "no sé si sin ellos –en alusión a Vox– va a haber presupuesto o no" pero destacó que "estamos viendo alguna sorpresa porque en el Parlamento se aprueban acuerdos con todas las fuerzas políticas". Por ejemplo, se refirió al caso de la renovación de los consejos de la RTVA, el Consejo Audiovisual y otros órganos que exigen ser nombrados por el Parlamento. Según Marín, va a haber acuerdo "al menos de cuatro fuerzas políticas".
Pero, ¿cómo aprobar los presupuestos del nuevo gobierno sin Vox? Marín no lo aclara, pero su afirmación coincide en el tiempo con el mensaje del presidente francés, Emmanuelle Macron, socio de alcance de Ciudadanos, abriendo los brazos a pactos con el socialismo. Es evidente en Andalucía que si Vox no vota los presupuestos del gobierno de PP y Cs sólo podrían ser apoyados por el PSOE de Susana Díaz, a menos que se elija prorrogar los presupuestos del PSOE derrotado.
Marín deja caer que el problema es que Vox quiere que el nuevo gobierno cambie la Ley de Violencia de Género a cambio de su apoyo a los presupuestos y "si va a plantear derogar una ley a cambio del presupuesto, se equivoca de escenario porque si hay que prorrogar, se prorroga". "Derogar una ley no puede ser el precio que se pague por las cuentas para beneficiar a 8,5 millones de personas", ha afirmado.
La aritmética parlamentaria andaluza arroja un resultado inquietante ya que un gobierno de PP (24 escaños) y Ciudadanos (21 escaños) exige al menos 10 escaños de los 12 de Vox para disponer de la mayoría absoluta en la Cámara (55). Sin embargo, la suma de los 33 escaños del PSOE de Susana Diaz y los 21 de Ciudadanos dejarían a un posible nuevo gobierno solo a un escaño de distancia de la mayoría necesaria. Si algún diputado de otros grupos cambiase su voto, ese gobierno PSOE-Cs –que Ciudadanos sólo ha puesto el veto a Pedro Sánchez, pero no a otros líderes socialistas–, podría ser posible.