La Fiscalía realiza "comprobaciones" sobre la investigación de la mochila de Vallecas del 11-M realizada por el comisario José Villarejo y que ha remitido a la Audiencia Nacional en las últimas horas. El mando policial está encarcelado en la prisión madrileña de Estremera desde noviembre de 2017, tras ser detenido en el marco de la Operación Tándem.
Según las fuentes consultadas por esRadio y Libertad Digital, el segundo escrito de 14 páginas ampliatorio sobre el 11-M presentado ante el titular del Juzgado Central de Instrucción nº 6 de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, hace referencia a las pesquisas llevada a cabo por el comisario sobre la mochila localizada en Vallecas en la madrugada del 12 de marzo de 2004.
El instructor de la causa tiene previsto tomar declaración a Villarejo para explicar toda la información contenida en los dos escritos sobre la masacre remitidos hasta el momento a su Juzgado. No obstante, todavía no ha fijado fecha para la comparecencia del mando policial que se encuentra en prisión provisional desde hace año y medio. Mientras, el Ministerio Público antes de fijar su postura sobre la posible reapertura de la causa e informar al magistrado García-Castellón está efectuando una serie de "comprobaciones" sobre los datos aportados por el comisario encarcelado.
Tal y como avanzaba este diario el pasado 11 de marzo, tanto el juez como la Fiscalía estudian la posible reapertura de una causa, tras el primer escrito presentado por Villarejo. Una decisión que se tomaría siempre que los datos aportados sean "sólidos" y "verosímiles".
Cabe destacar que 15 años después de los atentados que dejaron 192 muertos y 1.500 heridos en Madrid, tras sendas sentencias de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, todavía no se ha identificado a los autores intelectuales de la masacre, ni se ha conseguido averiguar las innumerables incógnitas sobre la mochila de Vallecas.
La investigación de Villarejo sobre la mochila de Vallecas
En el segundo escrito de 14 páginas presentado por el comisario Villarejo al juez, al que ha tenido acceso este diario, el mando encarcelado expone su investigación sobre la mochila de Vallecas localizada en la madrugada del 12 de marzo y que se convirtió en una de las mayores incógnitas del caso. Las informaciones aportadas por Villarejo a día de hoy obviamente no han sido expuestas, probadas o corroboradas en sede judicial, ya que no ha declarado ante el juez.
Según el escrito de Villarejo, "nunca se atribuyó a nadie la posesión de ella (mochila de Vallecas) a pesar de que en un principio se intentó relacionar la misma con el confidente de la Guardia Civil Jamal Zougan. Nadie supo explicar suficientemente quién la recogió, de qué vagón, cómo terminó junto con otros objetos sin identificar sus propietarios y cómo se reparó finalmente en ella cuando estaba dentro de una gran bolsa de basura con el criterio de que ‘se sospechó de ella por el excesivo peso’ y se abrió en un principio, sin ninguna medida de seguridad, ya que, durante horas, se manejó sin precaución alguna, sufriendo todo tipo de golpes".
"Nunca pudo explosionar", añade, "ya que no estaban conectados los cables que configurarían el cierre del circuito que activaría el explosivo, lo que se apreciaba perfectamente en las radiografías que se hicieron del dispositivo. La información que obtuve posteriormente al atentado es que se diseñaron dos modelos en función del daño que se deseaba causar con la acción".
"El primer modelo era especialmente virulento por lo que se confeccionaron doce mochilas con abundante metralla, que serían portada por terroristas suicidas que las activarían en los momentos de mayor confluencia de público para causar así el máximo de víctimas, así como un caos incontrolable, consecuencia del terror y pánico de atentados casi simultáneos", señala.
"Según los diseñadores de esta acción, el rango del número de víctimas sería en torno a 30-50 personas por mochila, explosionando 10, dejando una de señuelo y la última para los TEDAX que acudieran a la estación de Atocha a posteriori. Ello supondría un número entre 300 a 500 muertos. Lo que parecería excesivo, por lo que se optó por la opción que para los organizadores consideraron menos trágica, decisión final adoptada por los franceses", apunta el escrito.
Villarejo apunta que "de ahí que otras tantas mochilas, esta vez sin metralla y dejadas por los terroristas, abandonadas en un lugar oculto a la vista, lo que supondría evitar el suicidio de los ejecutores, aunque el número de víctimas no podría escogerse por no estar presente en el momento de la explosión. Optaron finalmente por esta segunda opción, ya que consideraron que, a una media de 7 a 10 muertos por mochila, suponía unos 70 a 100 víctimas, suficiente para conmocionar a la opinión pública y alterar así su sentido del voto. Esta opción se decidió el mismo miércoles".
"Desgraciadamente", continúa, "el cálculo resultó erróneo y el número de muertos duplicó la previsión más pesimista, aunque sí acertaron en la respuesta ciudadana a la masacre, culpando al Gobierno del PP del atentado y cambiando en esos tres días fatídicos el sentido del voto hacia la opción socialista".
"Esta planificación tuvo el fallo garrafal de que se abandonó la mochila señuelo, de la primera opción, en lugar de la segunda, con lo que resultó estar cargada de tornillería, a pesar de que las otras no tenían, tal y como aseveró el médico forense que examinó a todas las víctimas. No obstante, de esta llamativa circunstancia, nadie quiso que al menos, se cuestionara como pista a seguir", concluye.