El nombre del actual vicepresidente catalán, Pere Aragonés, ha aparecido en el juicio sobre el 1-O en el Supremo. Según la declaración de un guardia civil que participó en los registros al despacho del exsecretario de Hacienda catalán, Josep Lluís Salvado, los agentes incautaron documentación donde se reflejaba que Aragonés "buscaba financiación internacional y crear el Banco Central de Cataluña".
"Había una preocupación muy grande en la financiación", señalaba el agente, "una vez declarada la independencia, cómo podrían sobrevivir económicamente hablando. Había muchísima documentación, incluso facturas de viajes al extranjero de Pere Aragonés. El señor Aragonés buscaba financiación internacional, y el señor Salvadó era más gestión interna de impuestos".
Sobre la documentación incautada a Salvadó, el agente explica que se buscaba "información sobre un posible delito de malversación, dinero público destinado al procés". "En su despacho había muchísima información, el registro fue espectacular en cuanto a documentación: aduanas, catastro, agencia tributaria, facturas de viajes al extranjero. La Agencia Tributaria no estaba preparada para el día después de la independencia, pero tenía un sistema informático que estaba preparando IBM. IBM nos aportó una factura de 240.000 euros", aseguraba.
Después, añadía, que "ellos necesitaban ese dinero, se encontró un correo en un pendrive, sin remitente, que reflejaba que pidieron 11.000 millones de financiación a China, que necesitaban los 4.500 millones de ese programa informático. También contaban con los impuestos de los Ayuntamientos e impuestos propios, con eso pensaban tirar hasta que tuvieran una estructura tributaria propia".
"Entre la documentación de Salvadó había un viaje a Eslovenia de Pere Aragonés con el membrete de la Consejería de Economía, con una hoja de ruta con la independencia de Eslovenia y una comparación que no era exacta con España", concluía el agente de la Guardia Civil.
"Los Mossos nos metieron en una ratonera"
Un guardia civil que participó en los registros de la empresa Unispot, donde se intervino material electoral sobre el referéndum ilegal del 1 de octubre, ha relatado como los Mossos, tras practicar los registros metieron al convoy de la comitiva judicial en una "ratonera". Frente al edificio se congregaron 500 personas que insultaron y amenazaron a los agentes.
"Delante de los vehículos, incluidos los de los Mossos, habían tirado las vallas para impedir la salida del convoy, y la gente tenía la cara pegada en el cristal, movieron las chapas que tapan las zanjas para que los vehículos cayeran en ellas. Esa calle era una ratonera, no soy especialista en control de masas pero aquello me pareció inaudito. Llegó un momento que ni los Mossos podían contener aquello Por primera vez en mi vida profesional vi el reflejo del odio en las caras de la gente aquella", relataba el agente.