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Susana Díaz y el enigma de su "tomo nota" tras la purga de Sánchez

Habrá que ver si el "tomo nota" de Susana Díaz se traduce en un incremento de la abstención en Andalucía en las próximas elecciones generales.

Habrá que ver si el "tomo nota" de Susana Díaz se traduce en un incremento de la abstención en Andalucía en las próximas elecciones generales.
Susana Díaz tras la purga de sus listas. | EFE

Conocido el nuevo decreto, esta vez interno y ajustado al reglamento, de Pedro Sánchez sobre las listas electorales muy especialmente en Andalucía y Aragón, cabe preguntarse por las consecuencias de una decisión que ha llevado a la "dolorosa" de Triana a exclamar: "Tomo nota". De lo que sí se ha tomado nota es de que su oposición activa no ha sido compartida por los barones antaño aliados suyos y de que ha salido trasquilada tras su órdago.

La última vez que alguien confeccionó listas electorales a las bravas y sin contar con nadie fue la propia Susana Díaz en las pasadas elecciones andaluzas, que convocó a su antojo en diciembre de 2018 cuando Sánchez parecía preferir en marzo de 2019 y en coincidencia con las generales. El que tomó nota entonces fue Pedro Sánchez y aunque no pueda establecerse una relación causa efecto, una consecuencia fue el bajón importante en la participación electoral de los simpatizantes socialistas que condujeron a la derrota final de Susana Díaz.

Fueron precisamente los susanistas andaluces los que destilaron en redes sociales y medios afines que los sanchistas habían desalentado a los votantes de manera clandestina y que el efecto había sido la bajada de 14 escaños en el Parlamento andaluz y la llegada de los tres partidos, PP, Ciudadanos y Vox, al gobierno de Andalucía.

Ahora la que ha tomado nota es Susana Díaz y conocido es que, dentro del socialismo en Andalucía, su impacto orgánico es trascendente y que, tras tomar nota, la pregunta es si en las próximas elecciones, Andalucía va a dar la nota y si esa nota no va a ser el Sí. La herida causada por Pedro Sánchez en Andalucía es importante y el hecho de que el PSOE andaluz no haya querido avalar las listas nacionales, da una idea de la envergadura del estropicio. Es el primer abandono de la participación que puede ser seguido por otro más sonado.

Andalucía aporta al socialismo nacional un conjunto de diputados y senadores que no es baladí. 20 diputados, casi el 25 por ciento de los 85 obtenidos, y 17 senadores. En las pasadas elecciones de 2016, todos ellos fueron decididos por Susana Díaz. Pero Pedro Sánchez, muy aprendido ya de su experiencia de tener un grupo parlamentario hostil y tras la recuperación de la secretaría general, ha decidido cortar por lo sano.

El problema de esa mutilación es la sangre que se derrama y la influencia de los heridos en cada provincia, que pueden, si quieren, extender su desánimo hacia un Pedro Sánchez no muy apreciado desde el principio. El caso más sangrante de la cirugía sin contemplaciones de Pedro Sánchez ha sido Sevilla con el nombre destacado del pretoriano susanista Antonio Pradas, al que ha decapitado sin anestesia y al que ha dejado a los pies del infortunio político y, tal vez, económico. Vamos, que lo ha querido dejar sin comer. Sin Congreso sin Senado y en una Andalucía donde no hay puestos donde ubicarlo.

Recuérdese que fue a Antonio Pradas a quien Pedro Sánchez cerró las puertas de Ferraz en plena crisis interna promoviendo su reacción en las redes sociales: "Censuro el atrincheramiento de Pedro Sánchez. Tenemos reglas y hay que cumplirlas: gestora, Com.Federal y Congreso para recuperar credibilidad"; "@PradasTorres: Me voy a dejar la piel porque se abran las puertas de Ferraz a los militantes, que es nuestra casa del Pueblo; Las normas del @PSOE son bien claras. Procede una Comisión Gestora como ha dicho el compañero @PradasTorres; "Vergonzoso que se haya dejado a las puertas de la casa de tod@s l@s socialistas a @PradasTorres"

Sevilla es la provincia que más diputados da al PSOE nacional: 4 en las pasadas elecciones de 2016. Pero el caso Pradas, que será muy comentado en las bases socialistas ya de por sí desairadas por hacerles votar inútilmente en unas asambleas locales cuyo sufragio no ha sido tenido en cuenta, no es el único.

Es más, en Sevilla el tajo ha sido tal que los cuatro primeros de la lista son sanchistas. Por orden, la ministra María Jesús Montero, el exdelegado del gobierno Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, Beatriz Micaela Carrillo de los Reyes, lideresa de la Federación de Mujeres Gitanas Kakali que se ha cargado a la susanista Carmen Cuello, y Francisco Salazar, un sanchista laminado por las bases en sus votaciones. Para el Senado, el polémico ex alcalde de Alcalá de Guadaira, Antonio Gutiérrez Limones, competidor de Susana Díaz, ha sido el elegido.

En sus listas andaluzas, Ferraz sólo ha consentido que fuera Sonia Ferrer, una susanista, como número 2 por Almería, donde ha ido de número 1 el ministro José Guirao. Pero el sanchista Indalecio Gutiérrez Salinas va de tres, desplazando a Juan Jiménez Tortosa, y Soraya Mata, de cuatro. El sanchista Fernando Martínez, director general de Memoria Histórica, encabeza la lista de la Cámara Alta.

En Cádiz se ha calificado lo ocurrido de "purga total". El número 1 es el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Le siguen la sanchista Eva Bravo Barco y el diputado no susanista, porque se dice independiente, Juan Carlos Campo. La lista del Senado la encabeza la sanchista María Jesús Castro, miembro de la ejecutiva federal. Llamativa resulta pues la exclusión del «susanista» Juan Carlos Ruiz Boix, que en la propuesta gaditana y andaluza iba de número 3 al Congreso.

De paso, en Cádiz, Pedro Sánchez ha guiñado el ojo a los antisusanistas moderados, herederos del viejo clan de Alcalá de los Gazules y muy bien relacionados con Quico Toscano, alcalde de Dos Hermanas y pretoriano sanchista, colocando a algunos de sus afines. No es un guiño baladí porque este grupo fue el sostén de Manuel Chaves durante años y siguen muy enfadados por cómo se ha gestionado el caso ERE y el daño causado al ex presidente.

En Córdoba, la lista ha sufrido un cambiazo. El ministro Luis Planas va a la cabeza, aunque no fue tenido en cuenta por las bases. La sanchista Rafaela Crespín ha expulsado de la lista a la susanista María Jesús Serrano; el diputado Antonio Hurtado Zurera es el único que se mantiene de la propuesta original y la sanchista Teba Roldán asciende al número 4. En la lista al Senado, va de número uno María Ángeles Luna y cae al tercer puesto María Jesús Serrano.

En Jaén, la susanista Micaela Navarro ha sido exiliada al Senado mientras que el número 1 lo ocupa el parlamentario Felipe Sicilia, de la máxima confianza de Pedro Sánchez en el grupo parlamentario socialista. Aun así, la concordia ha sido mayor que en las provincias ya mencionadas.

El caso Jaén es trascendental para Susana Díaz porque gobierna el PSOE andaluz gracias a los apoyos básicos de Sevilla y Jaén. Si esta provincia dejara de estar en su alianza, la dimisión de Susana Díaz sería irremediable en el futuro.

En las demás provincias, Granada, Huelva y Málaga, donde Susana Díaz no tiene tanta influencia, no hubo problemas importantes y Pedro Sánchez logró acuerdos con el equipo de la lideresa andaluza, con el principio de que en la cabeza de las listas siempre iría un sanchista, pero consensuando los siguientes de la relación.

Habrá que ver si el "tomo nota" de Susana Díaz tras su conocimiento de la purga de Pedro Sánchez se traduce en la práctica en un segundo y coincidente incremento de la abstención en Andalucía en las próximas elecciones generales.

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