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Contradicciones de la huelga contra el cambio climático: proclamas políticas, pancartas de plástico y McDonald´s

Miles de jóvenes se han manifestado en Madrid contra el cambio climático. Una protesta en la que no han faltado las contradicciones.

Manifestación en Madrid de estudiantes contra el cambio climático | Paloma Cuevas

Puerta de Sol de Madrid, once y media de la mañana. Los jóvenes manifestantes comienzan a llenar la protesta estudiantil contra el cambio climático. Se escuchan las primeras proclamas: "Planeta, escucha, estamos en la lucha", "más educación y menos polución" o "arriba todos a luchar, si se cargan el planeta, a la huelga general". Varios manifestantes sostienen una pancarta en la que se puede leer "el capitalismo mata el planeta"

Poco a poco, el ambiente comienza a animarse. Estos jóvenes quieren que se les escuche "no solo aquí en Madrid, en todo el Estado y en toda Europa. Que llegue muy fuerte a los poderosos y poderosas que quieren seguir destruyendo el planeta. Les gritamos que el planeta no se vende, el planeta se defiende". Entre las reclamaciones, también se cuela alguna para los distintos gobiernos: "no hace falta que expliquemos a ningún gobierno lo que está pasando, saben muy bien cómo se está destruyendo el planeta desde hace muchos años. Por eso, les decimos que el planeta no muere, lo están asesinando".

A la cabeza de la protesta de Madrid está el sindicato de estudiantes. Su portavoz, Coral Latorrre, señala al capitalismo como principal enemigo del cambio climático: "es un callejón sin salida para la mayoría de nosotros. Es fundamental que también los jóvenes estemos a la cabeza de este movimiento".

Pasadas las doce del mediodía, la manifestación comienza a moverse y los jóvenes se dirigen hacía el Congreso de los Diputados. En la calle Alcalá, una chica encaramada a una farola lamenta que la protesta se esté politizando: "En todos los países el movimiento ha permanecido apartidista, sin símbolos políticos, pero parece ser que en España no somos capaces de cumplir eso (…) El problema es cuando llegan estos grupos de izquierdas e intentan imponer su ideología a un movimiento que ha reiterado que es apartidista, están cargándose el movimiento".

La manifestación sigue su camino hasta la Cámara Baja. Entre las pancartas de materiales reciclados, se cuela alguna que otra de plástico. Un compañero de los medios de comunicación se dirige a un grupos de chicos jóvenes y les pregunta por este hecho: "¿No se supone que esto es contra el cambio climático, contra el plástico y os manifestáis con una pancarta de plástico? Muy coherente no es". A estas palabras, los chicos le responden afirmando que si utilizan el plástico "es para poder reutilizarlo en otras ocasiones. Yo creo que esto va a ser largo. Entonces, mejor hacer uno bien hecho y que dure".

Sin embargo, está no es la única contradicción de este grupo de jóvenes, que también deciden acercarse a McDonald's, a su paso por la calle Alcalá. Les preguntamos si no les parece contradictorio ir a este establecimiento y manifestarse contra el capitalismo. El silencio se apodera de ellos y uno nos responde que él es "vegetariano desde hace un año y cuatro meses. Yo carne no como, no colaboro con las industrias cárnicas que colaboran con McDonald's".

Tras hora y media de manifestación, la protesta llega a su destino: el Congreso de los Diputados. El capitalismo, la lucha contra el plástico o el diésel son sus banderas… ¿se imaginan qué tipo de furgoneta encabeza la manifestación? Solo les decimos que eco no era e híbrida tampoco.

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