"En estas páginas, entreveradas de reflexiones políticas, acción, traiciones y coraje, el lector descubrirá, además, el lado más desconocido del presidente del Gobierno": así describe la editorial en la contraportada el contenido del libro de Pedro Sánchez, del que esta semana ya se han publicado muchas anécdotas jugosas y varios patinazos. Entre el culto al ego y el manual de autoayuda, una lectura más detallada de Manual de Resistencia ofrece innumerables ejemplos del espíritu con el que se concibió el libro: una exaltación de la figura de Pedro Sánchez, presentado en ocasiones, sin rubor, como el hombre que sacó a España del bloqueo político o que "salvó vidas" nada más acceder a Moncloa.
Ajeno a las críticas que se han oído incluso en los escaños del Congreso, Sánchez convirtió también en espectáculo la presentación del libro junto a Mercedes Milá y Jesús Calleja. Allí insistió en la idea de que él, con su historia, puede ser modelo para otros y quizás para todos los españoles: "Yo me caí y me volví a levantar. Y esto tiene su valor en lo personal, en lo que pueda ser de ejemplarizante en un país en el que las segundas oportunidades están estigmatizadas". Estas son algunas de las citas que mejor reflejan un libro lleno de situaciones frívolas, anécdotas innecesarias y frases que también dejan en evidencia a quien "dio forma literaria a las grabaciones", Irene Lozano:
Un ejemplo para todos: "Pensé que ese ejercicio de memoria resultaría útil a la historia común de todos los españoles"
Su supuesta primera medida en la Moncloa: "Esa primera decisión fue renovar el colchón de la cama de matrimonio y pintar nuestra habitación del palacio de la Moncloa. Decidimos no cambiar nada más, salvo colchón y pintura, por razones que entiende cualquiera que haya vivido en un piso amueblado".
La prensa internacional llegó a la Moncloa con él: "Otra decisión inmediata que hube de tomar fue la relativa a los periódicos que recibiría a diario. Cambié la prensa deportiva por la prensa internacional. Siempre me ha interesado mucho la actualidad del resto del mundo y tener sobre mi mesa esos grandes periódicos de referencia mundial me resultaba imprescindible".
Sánchez y el Aquarius: "A mí personalmente, el haber salvado la vida a 630 personas hace que piense que vale la pena dedicarse a la política".
Tiempo primaveral en primavera: "Despuntaba un día soleado, que se preveía agradable desde el punto de vista meteorológico, con temperaturas primaverales en Madrid".
La visita al INEM: "Junto a mis hijas, que me acompañaron aquella mañana, seguí desarrollando mi resiliencia y fortaleciéndome en la incertidumbre. Cogí el tícket del número de orden y los tres nos sentamos a esperar. La gente venía a hacerse fotos conmigo, se formó cierto revuelo y salió la directora de la oficina:
-¿Qué hace usted aquí, señor Sánchez?
- Esperar, le dije."
Era Fray Luis de León: "Al verme me dieron un abrazo. No dijeron nada, solo ‘buenos días’ y un abrazo. Se subieron al coche y me preguntaron: ‘¿A Ferraz?’. Me acordé de San Juan de la Cruz en Salamanca: 'Como decíamos ayer…'".
Cómo impactó a los trabajadores de Ferraz tras su victoria: "Les impresionó, no se lo esperaban. Recibí un cerrado aplauso, pero sobre todo sentí la distensión del ambiente".
Sánchez y la incertidumbre: "Es una incertidumbre difícil de manejar, pero ya tenía experiencia: consiste en encontrar un trabajo con la suficiente flexibilidad como para poder dejarlo si un buen día corre la lista y eres llamado a ocupar el escaño. Decidí que terminaría la tesis doctoral y continuaría dando clases de Economía, como profesor universitario".
Pedro y la belleza: "Aquella fue la época de 'Pedro el guapo', cuyo mensaje implícito decía: como es guapo, es frívolo. O algo así. Para combatir esos juicios sobre mí —que eran, estrictamente hablando, prejuicios—, no tenía más remedio que darme a conocer. De ahí mis apariciones en programas de televisión donde hasta entonces los políticos no entraban, como El Hormiguero".
Las "incultas" espectadoras de Sálvame: "...Aunque fuera verdad que ese programa [Sálvame] solo lo ven mujeres mayores e incultas, ¿cuánto vale su voto? ¿No es el principio de la democracia el de 'una persona, un voto'?".
Hablando de su experiencia en Bosnia, en su juventud, cuando trabajaba con el Alto Representante de la ONU: "En aquella época, las noches en Sarajevo eran muy largas. No podíamos dormir porque los cazas y bombarderos de Estados Unidos sobrevolaban la ciudad en su camino hacia Serbia y Kosovo. El estruendo que hacían era inconfundible, es un sonido característico. Yo pasaba horas en vela. No sentía miedo, a decir verdad".
La ¿necesaria? llamada a Costa sobre la bandera española: "El lector recordará que oficialicé mi candidatura a la presidencia del Gobierno con la imagen de una bandera de España de grandes proporciones. El caso es que, días antes, en una conversación con el primer ministro portugués Antonio Costa, le pregunté si era habitual para un líder de izquierdas en su país presentarse con la bandera. La respuesta fue que sí. Esto me convenció definitivamente para tomar una decisión a la que llevaba dando vueltas mucho tiempo...".
Jaqueca antes de la investidura: "Aquel fin de semana apenas pude conciliar el sueño. Estuve en casa digiriendo lo que se me venía encima, sin poder evitar las peores interpretaciones de los hechos. Recuerdo un dolor de cabeza fortísimo, martilleante, que no se me quitó en los dos días"
Letizia quería conocerlo: "Se acercó para saludarme también; ella estudió en el Instituto Ramiro de Maeztu, como yo, y quería conocerme personalmente, un gesto que agradecí".
Sánchez desbloqueando España: "Puede sonar presuntuoso, pero me di cuenta de que me crezco en las situaciones difíciles. Convertí aquel lodazal en una enorme oportunidad, que finalmente no cuajó, pero no porque los socialistas no pusiéramos todo de nuestra parte. Es algo de lo que siempre estaré orgulloso".
"Humanizando como persona" al Rey tras recibir su llamada: "Es un gesto que lo humaniza como persona y que revela esa complicidad especial que tejimos aquellos días de enero y febrero de 2016".
Era Hemingway: "… Nuestras responsabilidades respectivas nos obligaban a tratar de construir una relación personal, y como dijo Einstein, sólo hay una forma de saber si puedes confiar en una persona: confiar".
Las lágrimas de Begoña: "Al llegar a casa, Begoña me esperaba con lágrimas en los ojos, porque no entendía lo que había sucedido".
Soy quien soy: "Un día un taxista me coge, yo llevaba las gafas de sol puestas; él aparentaba unos cuarenta años. Me doy cuenta de que me mira por el retrovisor, curioso, hasta que me dice: '¿Es usted quien es?'. Le contesto: 'Soy quien soy'. 'En los medios de comunicación parece usted Atila —me espetó—, pero no haga caso. Siga, siga usted como ahora, que va bien, que estamos todos muy contentos, aguante usted'".
Las "señoras de la limpieza" y su dimisión: "Fue emocionante, pero lo más sorprendente fue la reacción de las señoras de la limpieza del Congreso, que también empezaron a aparecer allí en el garaje. Me impresionó mucho su gesto. Ellas, como todo el personal administrativo y de servicios del Congreso, mantienen su neutralidad, pero aquel día todo se desbordó".
Otra vez sus hijas: "Carlota estaba más triste, porque la casualidad quiso que en aquellos días ella se presentara a delegada de clase y no saliera elegida. Algún compañero le dijo: '¡Como tu padre!'. Los niños pueden llegar a ser crueles".
Sánchez lo tiene: "Ese espíritu de transformación y construcción yo lo tengo, y la política es el mejor lugar donde desarrollarlo".
Volver "por todos los socialdemócratas": "Recuerdo que le pregunté a mi padre:
—¿Y si pierdo?
—Hay batallas que hay que darlas, aun a riesgo de perderlas.
Tenía razón. No se trataba de mí, sino de todas las personas que estaban detrás. Los militantes, por supuesto, pero también los votantes; y todos los socialdemócratas griegos, mexicanos, portugueses, franceses… Era mucho lo que estaba en juego, como había podido comprobar en los últimos meses".
La conquista de Iglesias: "Lo más maravilloso de la política es cómo los cambios generan cambios alrededor. Iglesias dio un giro claro a su discurso hacia el nuevo PSOE y abrazó por fin las tesis relativas a la necesidad de unir fuerzas desde la izquierda".