La crisis económica que ha azotado a nuestro país durante la última década y las restricciones presupuestarias han mermado en los últimos años al Ejército del Aire. No en vano, la realidad en estos momentos es que tiene una importante necesidad de personal, la escasez de pilotos podría empezar a ser preocupante de seguir la inercia actual y necesita renovar varios de sus sistemas de armas para mantener su operatividad en el futuro.
El Jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA), general del Aire Francisco Javier Salto, ha explicado en un encuentro informativo con los medios de comunicación que en la última década han perdido un total de 5.000 efectivos en este arma de las Fuerzas Armadas. Exactamente, se ha pasado de 28.000 hasta los 23.000 actuales. Sólo el 18 por ciento de los militares pertenece al Aire y lo óptimo es que se pudiese llegar al 25 por ciento.
"El personal es clave en el Ejército del Aire. Tenemos cada vez más responsabilidades y menos personal", ha dicho. Una situación que empieza a preocupar específicamente es la escasez de pilotos. "Son unos perfiles muy valorados y demandados por el sector privado, lo que ha provocado que haya una carencia importante", ha explicado. Su destino en la vida civil son aerolíneas de pasajeros y grandes empresas aeronáuticas como Airbus.
La cifra óptima de pilotos para el Ejército del Aire sería de 580. Una cifra razonable sería tener unos 500 pilotos. La realidad provocada por las restricciones presupuestarias es que ahora mismo hay en activo 450. "Hay un déficit del 10 por ciento", ha asegurado. Pero el futuro, de momento, no es nada halagüeño, pues son muchos más los pilotos que abandonan el Ejército del Aire que los que salen de la Academia.
Para ser exactos, en el año 2018 salieron de la Academia de San Javier 25 nuevos pilotos. En ese mismo año, abandonaron la vida militar para irse al sector privado 60 pilotos. Un año antes, también salieron 25 pilotos de la academia murciana. Sin embargo, fueron 58 los pilotos que colgaron el uniforme para irse al sector privado. Si las partidas presupuestarias para la Defensa no aumentan el problema irá aumentando con los años.
Además, necesita renovar varios sistemas de armas para mantener su operatividad. Entre ellos, los que permiten la formación de los pilotos. Los C101 con los que los futuros pilotos aprenden a volar necesitan ser renovados con urgencia, pues su vida útil se podrá extender, como mucho, hasta el año 2022. Momento en el que tocará empezar a sustituir también los Northrop F5 con los que tienen su primer contacto los futuros pilotos de caza.
También hay que buscar un sustituto para los actuales cazas F18, especialmente para los del modelo más antiguo, que prestan servicio actualmente en la base aérea de Gando (Canarias); realizar un severo mantenimiento de los aviones C-235 de capacidad VIGMA (vigilancia marítima); y modernizar el Sistema de Mando y Control Aéreo (tanto radares como centros de mando y control).
A medio plazo, deberá también afrontar la renovación de los aviones P3 Orión, y explotar los sistemas de armas recientemente adquiridos y en proceso de ser recibidos, como es el caso de los aviones de transporte A400M, los aviones no tripulados Predator B, o los helicópteros de transporte NH-90.