Lo de anoche en La Sexta no fue una entrevista; fue un homenaje. Una hora y cuarto de televisión en horario estelar dedicado respetuosamente a un tirano en ejercicio, si bien en una cadena de televisión especialmente grotesca que ha hecho del insulto a todo lo que no sea de izquierdas su única razón de ser. Gracias Mariano, gracias Soraya. Jamás lo olvidaremos.
Insistamos en lo esencial: Évole no entrevistó a Maduro; lo que hizo fue ofrecerle sabios consejos (a riesgo de que la complu lo acuse de intrusismo profesional), para que sus acciones en esta crisis no acaben perjudicando los objetivos de la izquierda mundial, que es lo que realmente preocupa a La Sexta y a sus espectadores. Es decir, que lo malo de que el narcorégimen esté armando a decenas de miles de civiles chavistas para lazar una nueva oleada de terrorismo callejero no es que pueda desencadenar un conflicto civil con miles de muertos, sino el perjuicio para la imagen de la izquierda internacional.
Hubo momentos especialmente bochornosos, como cuando Évole invitó a Maduro a que se dirigiera al presidente norteamericano. "¿Qué le diría si lo tuviera enfrente, presidente?" le preguntó el Follonero, y muchos recordamos aquella entrevista de Nieves Herrero a los padres de las pobres niñas de Alcacer, cuando les pidió que explicaran a la audiencia con detalle qué les harían a los asesinos de sus hijas si los tuvieran delante. Aquel despropósito dio origen a la telebasura, un género que en su vertiente política desempeñan como nadie los profesionales de La Sexta, que tan pronto buscan a los votantes de VOX de Marinaleda que le ofrecen un salvavidas a un dictador cuando peor está la situación para su régimen.
A los tiranos no se les entrevista, porque el mero hecho de que aparecer en un medio respondiendo a las preguntas de un periodista les otorga un marchamo similar al de cualquier otro gobernante democrático que explica su labor del gobierno. Nicolás Maduro ya contaba con que las preguntas iban a ser necesariamente incómodas, porque el destrozo que ha hecho en el país resulta evidente hasta para un medio eminentemente sectario como La Sexta. Pero lo importante para el chavismo anoche no fue que Maduro tuviera que responder preguntas molestas, sino el hecho de que dispuso de una hora y cuarto en horario estelar en una cadena europea para insultar a la UE, a España, a Aznar, a Pedro Sánchez y a un tipo estadounidense con el que debe llevarse muy bien puesto que se refería a él siempre como "Tron".