Alarma en el separatismo por la nula movilización contra el traslado de los presos
Torra anuncia que hará más viajes al extranjero y la ANC amenaza con "acciones más directas" para tapar el pinchazo del viernes negro independentista.
Sólo medio centenar de personas secundó el llamamiento de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) para acompañar desde el exterior a los veinte individuos que se encerraron en la sede de la Comisión Europea en Barcelona para exigir la mediación de la Unión Europea en favor de los golpistas. Si la despedida a los presos fue desangelada, las manifestaciones de la tarde resultaron mucho menos multitudinarias de lo esperado por sus convocantes. Dos mil personas en Gerona, cuatrocientas en Lérida y menos de un millar en el momento álgido en Barcelona, según admiten los propios medios independentistas.
De las decenas de miles de personas que ha llegado a mover el independentismo, millones según la prensa local, con sólo anunciar una protesta se ha pasado a concentraciones de pocos centenares de individuos a medida que han aflorado las contradicciones y hostilidades entre partidos y organizaciones separatistas.
En un contexto de público enfrentamiento entre Oriol Junqueras y Carles Puigdemont y con la ANC a favor de la desobediencia y la unilateralidad al margen de los partidos, una parte nada desdeñable de las bases independentistas ha dado la espalda al proceso. Ya no compran la mercancía de las arengas y las bravatas combinadas con el "autonomismo" de imágenes como la entrega por parte de la Generalidad a la Guardia Civil de los presos encausados por el golpe de Estado para su traslado. Se dicen cansados de la retórica estéril, del "not surrender" de los altos cargos de la Generalidad y los dirigentes de los partidos y las asociaciones que no tiene un correlato en hechos. Cunde la desmoralización y la sospecha de un fraude político continuado.
Las llamadas a la movilización tienen un eco cada vez más débil. Existen serias dudas sobre la capacidad operativa de la ANC. El nulo apoyo al asalto dela sede de la Comisión Europea en Barcelona y su fugaz ocupación han confirmado las sospechas y disparado las alarmas en la ANC. Òmnium se erige en la alternativa más clara para dar carpetazo a la Assemblea.
En un intento por contrarrestar la desmovilización, se atribuye la entrega de los presos para su traslado después de semanas de inflamación verbal a la voluntad de los afectados por acudir al juicio para "acusar al Estado". La tesis es que se les ha dejado marchar a Madrid sin oponer la anunciada resistencia porque así lo han requerido los protagonistas.
Esa interpretación sirve también para justificar el escaso seguimiento de las protestas del viernes, pero hay dudas sobre el alcance de la huelga general convocada para el próximo día 7 por el sindicato del asesino de Bultó y la Unión de Sindicatos de Trabajadores de la Enseñanza en Cataluña (USTEC).
Otra pancarta en el Camp Nou
El pinchazo en la despedida de los presos ha generado confusión y más confrontación entre las diversas agrupaciones separatistas. Tras la toma de la Comisión Europea en Barcelona, la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, ha anunciado que la organización optará a partir de ahora por "acciones más directas". El fiasco de la operación de "acompañamiento" a los presos oficializa el cambio de registro y de fase en las calles. "Hay que asumir riesgos para debilitar los pilares del poder que nos oprime, el Estado español", ha declarado la líder de la ANC. El último "riesgo" ha sido desplegar una pancarta en el estadio del Barcelona con la leyenda de que "la autodeterminación es un derecho, no un delito" en inglés.
La próxima "acción directa" es que este lunes activistas de la ANC se plantarán ante la Generalidad de nueve de la mañana a nueve de la noche para denunciar que el gobierno de Torra es "autonomista". Llevarán a cabo tres turnos diarios y piensan estar así de lunes a viernes mientras dure el juicio. El propósito queda lejos de las acampadas masivas y permanentes que no descartaba el independentismo hasta hace unos meses.
Los Comités de Defensa de la República (CDR) también están en contra de la Generalidad. Ya no sólo piden la dimisión del consejero de Interior, Miquel Buch, sino también la del president Quim Torra, su principal patrocinador y propagandista.
El "activista" Torra
El presidente de la Generalidad, que presume de ser un "activista", ha anunciado que redoblará sus viajes al extranjero para internacionalizar la "causa justa", denunciar al Estado "opresor", la "represión generalizada", la "justicia fake" y la "farsa" del juicio. También ha dicho que estará en la sala del Tribunal Supremo el primer día de la vista y que su intención es la de erigirse "en portavoz de los presos políticos y los exiliados". La tesis es que se trata de "un juicio contra la democracia y contra el pueblo de Cataluña", ha aseverado Torra en la inauguración de la feria agrícola de la Candelaria en Molins de Rey (Barcelona).
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