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El separatismo llora impotente el traslado a Madrid de sus presos

Herido leve un CDR de sesenta años al tropezar durante el desalojo de un grupo que se había sentado a las puertas de la cárcel de Forcadell.

Preparados para resistir. Tozudamente alzados. No nos resignamos al secuestro de los presos políticos por parte del estado español, no nos resignamos a ver por televisión un juicio farsa. "Los mossos nos han roto el bloqueo de Puig de les Basses y ya se han llevado a Dolors Bassa. ¡Pero la lucha continua, os necesitamos a todas en Lledoners!". La cuenta oficial de Twitter de los Comités de Defensa de la República (CDR) arde. Bravas proclamas, ni un paso atrás. Máxima hiperventilación. Y parte de bajas. "Nos han desalojado, como siempre porra en mano. Esperamos a los servicios sanitarios. Nadie se va. La solidaridad es la ternura del pueblo", alegan los CDR de Tarragona que iban a impedir el traslado de Carme Forcadell. Cerca de la cárcel de Lledoners, cortaron la C-55 a las cuatro y media de la mañana con aceite y material inflamable, pero los bomberos de la Generalidad no tardaron en restablecer el tráfico.

Incidentes de carácter menor que contrastan con el tono de las consignas. "Los mossos rompen nuestros bloqueos, pero no decaemos. No nos damos por vencidos. Ven tú también para evitar este traslado", insiste la cuenta de los CDR, derrotados sin paliativos por un Govern y unos Mossos a los que considera "cómplices" y "siervos" del Estado. Desconvocada la manifestación en la prisión de Brians 2, punto de entrega a la Guardia Civil de los encausados por el golpe de Estado, los CDR prometen seguir dando guerra: "No habrá normalidad en las calles mientras dure el juicio farsa. Atentos a próximas convocatorias".

La "lucha" continúa esta tarde, a partir de las siete en todas las cabeceras de comarcas y en las cuatro capitales de provincia. Delante de los ayuntamientos o en paseos y avenidas. El independentismo está indignado y en apariencia noqueado por el choque térmico entre sus arengas y la cruda realidad. Sus "presos políticos" son conducidos a Madrid para ser juzgados. Según la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, es que "han decidido afrontar el juicio", no que hayan salido de la "jurisdicción" catalana contra la voluntad del pueblo que ya se autodeterminó el 1 de octubre de 2017.

La CUP contribuye como el que más al incendio retórico en su cuenta de Twitter: "No les despedimos, no les decimos adiós. Nos alzamos para que vuelvan a casa libres. Nos movilizamos por la autodeterminación y los derechos civiles y políticos".

Los Mossos reportan que un CDR de sesenta años ha resultado herido leve al tropezar mientras agentes apartaban a unos individuos sentados frente a la puerta de la cárcel de Mas d'Enric, donde estaba Carme Forcadell, expresidenta del Parlament que proclamó la república.

Indignación y decepción

La indignación recorre las filas independentistas. Llanto por los presos y rabia ante la escasa resistencia al traslado del Govern de Torra. Decepción y tristeza que los sectores más radicales del independentismo pretenden aprovechar para rehacerse y movilizar a los desengañados. La parte "institucional" se deja arrastrar por los discursos insuflados de apelaciones a la resistencia, la desobediencia, la lucha, etcétera, etcétera.

Comienza un largo periodo de calentamiento y movilización. La función inaugural, el "acompañamiento" a los presos de la ANC y las llamadas a impedir el traslado de los CDR, ha resultado más bien desangelada, como de trámite. Esperan resarcirse con las manifestaciones de esta tarde. Máxima alerta en los Mossos ante el riesgo de incidentes. El objetivo del separatismo es llegar al comienzo del juicio en el mismo estado emocional que durante el referéndum y llevar a cabo una huelga general que recupere aquella tensión entre las bases separatistas.

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