El portavoz del PP en el Senado y exdirector de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó, no quiere que se le relacione con la denominada Operación Kitchen y no ha dudado este viernes en recordar a los medios de comunicación a quién corresponde la gestión de las partidas de fondos reservados que se utilizan en el Ministerio del Interior. Ha apuntado, directamente, al entonces máximo responsable de la Secretaría de Estado de Seguridad.
Durante el año 2013, en el que supuestamente se utilizó dinero opaco para que altos mandos de la Policía pagasen al por entonces chófer del extesorero del PP Luis Bárcenas para que robase a su jefe la documentación sensible que obrase en su poder sobre este partido, el número dos del ministerio era Francisco Martínez Vázquez, que en la actualidad se mantiene como parlamentario del PP en el Congreso de los Diputados.
Cosidó ha explicado que, como director general de la Policía, tenía múltiples competencias, debido a que dirigía 70.000 efectivos, disponía de un elevado presupuesto y se encargaba de organizar planes y estrategias para afrontar la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado, la inmigración ilegal o la trata de personas, entre otras, pero ha remarcado que no tenía "ni el control ni la gestión de los fondos reservados" que realiza "directamente" la Secretaría de Estado de Seguridad.
El diario El Mundo publica este viernes que varios de los altos mandos policiales que participaron en esa trama de la Operación Kitchen se quedaron con 600.000 euros de los fondos reservados, según habría quedado acreditado en la investigación que se realiza en la Audiencia Nacional. El dinero, que se repartió como sobresueldos en metálico, se ingresó después en las cuentas de varios comisarios del operativo contra Bárcenas liderado por el el excomisario José Manuel Villarejo.