A cuatro días de que expire el ultimátum dado a Nicolás Maduro, un día antes de que el Parlamento Europeo reconozca la legitimidad de Juan Guaidó y uno después de que Sánchez llamara "tirano" a Nicolás Maduro por amenazar "con balas y prisión" al pueblo venezolano, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a cambiar de opinión en México. En la rueda de prensa junto a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, Sánchez reculó en la contundencia expresada en la víspera contra el régimen venezolano e hizo suyas las palabras del presidente mexicano, firme defensor del régimen de Maduro.
Cambiando de opinión dependiendo del país en que se encuentre, y preguntado por los periodistas españoles sobre las discrepancias entre el Gobierno de España, que está a días de reconocer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, y la posición de México de no interferir y respetar la legitimidad de Maduro, el presidente Sánchez trasladó "la necesidad de constituir un grupo de contacto, no solamente de países europeos, sino también de países iberoamericanos que pueda propiciar un diálogo entre las dos partes para que se pueda celebrar un proceso de elecciones justas y transparentes" que lleven a que "el pueblo venezolano pueda encontrar una salida a esta crisis".
Una posición diametralmente opuesta a la mantenida hasta este mismo miércoles en que fuentes de su gabinete presidencial rechazaban la idea de que España ejerciera de "mediadora porque esto supondría conferirle legitimidad a Maduro" a quien ya habían aceptado calificar de "ilegítimo". Dando nuevos pasos atrás, el jefe del Ejecutivo no sólo aceptó esa legitimidad sino que la equiparó a la del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, a quien asegura que reconocerá el próximo lunes.
Sin balas, sin prisiones, sin tiranos y haciendo suyas las palabras del presidente López Obrador, uno de los pocos presidentes iberoamericanos que no ha reconocido a Guaidó y que también abogó porque se produzca un diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición. "El diálogo como primer paso. No se pueden imponer las cosas. Primero se tienen que sentar a dialogar las partes. Es un buen avance para el entendimiento que se auspicie el diálogo entre las partes".
Un diálogo "sin reconocimientos" a Guaidó como presidente interino, dejó claro López Obrador porque "a los gobiernos no nos corresponde ese papel". Y añadió: "Nosotros podemos llegar sólo a la apelación para que se celebre ese encuentro, y ojalá se logre. Una solución pacífica no violenta. Y ahí estamos de acuerdo con España en la petición de diálogo", dijo ante la mirada de Pedro Sánchez y sin dejar lugar a dudas de qué había querido decir el presidente español.
El presidente Sánchez permanecía inmóvil, calculando sus pasos, midiendo sus palabras y volviendo al discurso inicial de hace una semana que le acarreó las críticas de PP y Ciudadanos por su tibieza: "El gobierno de España no quiere quitar o poner gobierno sino que, por métodos democráticos, encuentre la solución de unas elecciones" ante la "crisis social" que vive el país caribeño.
Una cesión ante los postulados de Obrador que no le supuso siquiera un beneficio después de que México haya rechazado el apoyo al grupo de contacto que el Gobierno de España pretende liderar en el seno de Europa y que se aprobará este jueves en el Consejo de Ministros de Exteriores reunidos en Bucarest, Rumanía. Preguntado expresamente por su voluntad de sumarse a ello, Obrador simplemente no contestó.